febrero 28, 2010 | By: Lizzye

Atrapada entre miradas

Sentada en el parque, pensando sin, en verdad, querer pensar. Nicole se perdió un momento en la inmensidad de sus recuerdos.

Una sonrisa lleno ése hueco. La sonrisa más resplandeciente que jamás había existido en su vida, que le daba ánimos todo el tiempo, su siempre amado y adorado Gabriel.

Todo cambio esa tarde de verano en que lo conoció.

Pintaba a ser una tarde como todas las demás. El sol brillaba en lo alto, aún podía sentir la brisa del río rozándola y la calidez del sol en su piel.

Estaba sentada a la orilla del río observando como sus hermanos intentaban pescar, sus intensiones de ayudar se frustraron cuando las palabras fueron pronunciadas. Lo que obviamente no sospechaban era que Nicole no pensaba quedarse allí simplemente mirando. Mientras estaba sentada ideaba un plan para ser parte del día de pesca.

Caminó río arriba en donde ella sabía era más factible encontrar peces. Sacó un trozo de pan de su bolso que había tomado durante el desayuno, y lo arrojó al agua. Los peces se amontonaron alrededor, sólo que ahora había un problema, las cañas de pescar se las habían quedado sus hermanos, así que de manera ilógica trató de atraparlos con sus manos.

Una risa sin disimular sonó tras de sí. Nicole volteó molesta.

- ¿Le parece demasiado gracioso que no pueda pescar, eh? - dijo a regañadientes.

- Verdaderamente gracioso. Supongo qué no se le ocurrió que con una caña de pescar sería mucho más fácil señorita - dijo el chico riendo y volteando a ver por primera vez a los ojos a su interlocutora.

El tiempo se congeló. Él era castaño, alto, pálido, buen mozo, tenía un acento claramente del norte de Italia. Se observaron uno al otro por un rato, hasta que Nicole no pudo soportar más la mirada penetrante y se rindió ruborizada.

- No hace falta una caña de pescar si se cuenta con la inteligencia - dijo fastidiada y sacó otro trozo de pan, tras el que repitió la operación lanzándolo al río, los peces nuevamente se juntaron.

Él decidió sentarse a mirar el espectáculo, ese era el pretexto, la verdad quería mirar a esa chica que le había llamado la atención.

Nicole tomó su sombrero sabedora de que él seguía mirando, lo arrojó y logró atrapar varios peces, se sentía orgullosa de sí. Él seguía mirando como por fin ella iba a conseguir su objetivo, estaba apuntó de sacarlos cuando el peso la venció y la jaló hacia el río.


Instintivamente el chico se levantó y saltó para tratar de ayudarla, pero ambos cayeron al agua. La corriente del río no era muy fuerte, así que simplemente se levantaron empapados.

- ¿Se encuentra bien? - preguntó ayudándola a salir.

- Gracias, pero no tenía porque arruinar su caro traje por mi - dijo Nicole exprimiendo su vestido.

- Casi lo logra, casi - él comenzó a reír a carcajadas – y por el traje no se preocupe tengo muchos más - le guiñó un ojo.

Nicole se enfadó tanto que simplemente lo ignoró y se acercó de vuelta a su bolsa. Sacó el último trozo de pan y lo arrojó. Se metió en la orilla del río no le importaba nada, al fin y al cabo mojada ya estaba.

- Perseverante y necia - dijo él y se sentó a mirar curioso.

Nicole logró por fin atrapar un par de peces muy grandes con la ayuda de su sombrero y los sacó del río alegre.

- Y siempre, lo conseguí - agregó con una sonrisa radiante que logró provocar algo en él, algo jamás sentido.

- Lo dicho: necia y testadura - la miró, ella estaba a punto de responder, pero agregó - pero tan hermosa y luchadora, que cautiva con sólo eso. Felicidades, lo consiguió.

- Odioso y coqueto. Esas deben de ser sus frases de conquista caballero, lamento decirle que en mí no causen un efecto – y aunque sí lo habían causado, le gusto escuchar sus palabras.

- Varias veces pronunciadas, pero sólo una vez inspiradas en verdad desde el corazón, señorita. Además no me juzgue tan duramente, podría arrepentirse en un futuro no muy lejano, cuando usted y yo nos casemos.

Nicole tragó aire de golpe

- ¿Casarnos? Permítame decirle que desearía tener tanta suerte señor.

- Sólo digo la verdad, se enamorara de mí y deseara estar a mí lado tanto como yo deseó estar en el suyo de ahora en adelante. Es una amenaza señorita de la mirada transparente. Nos enamoraremos y nos casaremos ya lo verá, simple y sencillo destino, nos amaremos, acuérdese de mi, futura prometida, futura esposa y futuro amor.

Nicole tomó sus cosas decidida a irse. No podía contener más las sonrisas y estaba decidida a fingir que las palabras no la habían intrigado.

- Gabriel, llámeme Gabriel ¿Y el nombre de mi futura es? – preguntó mirándola atento.

- Mucho trabajo le costaría enamorar un alma libre caballero. Gracias por tratar de rescatarme del río cuando no era necesario, y si suerte tiene hasta la próxima -dijo Nicole sonriendo y sintiendo que las palabras de aquel chico se volverían verdad algún día.

Nicole salió de su estado de transé cuando sintió una mirada penetrante observando a lo lejos lo pudo ver era él, el tipo que choco contra su auto. Ambos se miraron durante una fracción de segundo. Él se distrajo y libre de sus ojos una rabia de coraje se extendió por el cuerpo de ella, no le gustaba que la mirara de esa manera que la intrigaba tanto y sin un motivo en especial.

La lluvia aun no paraba cuando ella salió disparada a su casa. Sin poder quitar esa escena de su cabeza se apresuro al colegio, las clases transcurrieron sin poder borrar los ojos de Gabriel de su cabeza y algo aun más extraño sin poder borrar la mirada del tipo “x” del estacionamiento.

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