febrero 23, 2010 | By: Lizzye

Gotas de lluvia

Recorrió la casa, le parecía demasiado grande para ella sola sin embargo estaba acostumbrada a los lujos, a una vida de princesa. Los muros de la casa le recordaban melancólicamente sus días de antaño en Italia.

Se dirigió a su habitación, la sed hoy día no le importaba, se había abastecido bastante bien antes de llegar al país, por lo que podría permanecer un par de días sin alimentarse, además hoy la cabeza no le funcionaba para nada. El día fue extremadamente extraño, específicamente por el tipo idiota que se estrelló con el auto.

Y allí iba de vuelta a pensar en que tenia de raro que llamaba su atención, nada absolutamente nada, un chico insignificante, sin nada que ofrecer, que no tenía brillo, ni chispa, ni carisma propio, ni siquiera había percibido el aroma de su sangre… el aroma de su sangre… se había distraído tanto en esa mirada que no se dio tiempo de pensar en el alimento.

Decidió descansar, una buena opción considerando el día horrible y que recientemente había llegado de un largo viaje.

Caminaba despacio por su amada Italia mirando como los niños reían y corrían. Se dejó envolver en su ambiente, le contagiaban felicidad y tanta paz. Respiró profundo y siguió andando hasta donde se hallaba la playa en donde comenzó a juguetear con las olas como hacia apenas un par de años lo hacia, otra risa se unió a las de ella y el agua salpicaba por todos lados en esa linda tarde, no sabía como pero ahora la tarde era mejor, más colorida, divertida, especial y esa mirada, estaba apunto de ver más de es misticismo oculto en la mirada.


Despertó por el golpeteó de la lluvia en la ventana que aunque era débil para el oído humano para ella era muy fuerte. Sabia que faltaba mucho tiempo para clases así que decidió dejar la cama atrás e ir a dar una vuelta por su nuevo vecindario. Se colocó un pans y tenis y salió. Le gustaba el aroma a humedad y sentir el rocío en su piel, sentirse viva en cierta manera.


Encontró un parque en el que decidió tomar asiento un rato dejando que la lluvia la empapara.

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