agosto 07, 2012 | By: Lizzye

Celebración

Los mejores tres meses de su vida iluminados por un sol. Así era como pensaba Daniel respecto a Nicole. Desde la primera vez que la vio supo que estaba enamorado, que existían las coincidencias y que esa mujer debía ser parte de su vida, como ahora mismo estaba pasando. No podía dejar de pensar en su musa todo el día. Odiaba el anocher por tener que separarse de su compañía amando así las mañanas que traían con eso el reflejo del sol en la mirada de Nicole que iluminaba todo.

Los entrenamientos de tenis habían pasado a segundo término. Consideraba a Nicole el mayor trofeo que podría obtener, además ella era su principal boleto para asegurar el triunfo. Querer resultar el número uno de los competidores ante sus ojos lo había hecho crecer en su deporte predilecto. Pasaba cada momento libre pensando en la táctica que usar para hacer que su amada estuviera cada día más enamorada.

Daniel se había levantado antes para preparar la sorpresa que le tenía preparada a su novia para la celebración de aniversario. Comenzó a llamar a su celular sin recibir contestación alguna. Tal vez lo había dejado en otro lado de la casa. Intento con el teléfono pero nada pasaba. El tiempo corría y Nicole no respondía, eso nunca había pasado, comenzaba a sentirse paranoico ante la idea de que algo anduviera mal. Volvió a intentarlo inútilmente mientras caminada de un lado a otro de la habitación. Había quedado de pasar por ella a las 8 creyéndola dormida espero más pero esto era demasiado jamás despertaba tan tarde. Necesitaba saber qué pasaba y el único modo era ir a verla. Se dio un baño apresurado, sin dejar de lado el ir impecable para ella. Tomó las cosas que necesitaría en el día y salió a toda velocidad. Eran más de las 11 de la mañana para cuando él se apareció por fin en su casa.

Llamó al timbre, tocó la puerta, intento con el celular pero nada. Ni siquiera había señales de la chica del aseo que a veces iba. Escucho un ruidito dentro.

-¡Quien sea, abran la puerta de una buena vez! Estoy desesperado, preocupado. Soy capaz de derribar todo si no me dejan pasar. Estoy angustiado. Voy a derribar la maldita puerta.
-¡Daniel, vete!
-¿Amor? Estás bien - dijo respirando por fin tranquilo -¡estaba tan desesperado!
-¡Lárgate!
-¿Te sientes bien? Abre la puerta para mirarte por favor.
- No voy a abrir la puerta.
- Nicole qué pasa.
-Déjame sola. Sólo eso quiero estar sola ¿es tanto pedir?
- Mira, abre la puerta me aseguro que estés bien y me voy.
- Mejor das media vuelta y te largas en este instante o hasta aquí la dejamos. - concluyó tajante - Terminamos y listo, no estoy de ánimos para pelear contigo.
- ¿Estas hablando en serio?
- Tan en serio como tu nombre Daniel de la Reguera.
- ¿Estás molesta por algo? ¿Te sientes mal? ¿Qué pasa pequeña?
- ¡Quiero estar sola! ¿Qué no entiendes?
- Puedo ayudarte.
- Daniel si no te largas ahora mismo...
- Me preocupas.

Nicole resopló fastidiada desde adentro.

- Estoy en mis días - inventó - a menos que sepas curar de alguna manera mágica los cólicos, si no te largas y ya sabes lo que pasa. - Volvió a suspirar tratando de tranquilizarse. Pensó en un plan - Me siento mal, en buen plan, necesito de tu comprensión y cariño y que te vayas. Déjame el tiempo necesario para que pase. Te quiero pero es necesario para mi esto.
- Me voy pero traeré el celular conmigo no importa el momento marcame. Sea lo que sea y vengo echo un rayo.
- Buen día. - lo despidió.
- Feliz aniversario, te amo y espero que te recuperes.

Daniel caminó despacio hacia su auto mirando la casa de Nicole. Estaba ausente, preocupado por su salud, esperando se repusiera pronto para verla y celebrar juntos un mes más. Cómo odiaba la naturaleza femenina que lo separaba de su amor.

Manejo rápido hasta el colegio. Ya era demasiado tarde cuando por fin dejo su auto aparcado. Se dirigió a su salón, necesitaba aunque sea tomar los apuntes o algo. Casi se estrella con Zack quien venia cabizbajo pensando en sus propios asuntos que tenían que ver exactamente con los mismos de que su amigo: Nicole. Ambos se sorprendieron al mirarse.

- ¡Zack! Hermano, ¿dónde te has metido? - preguntó Daniel dando un apretón de manos a Zack que estaba realmente sorprendido de su actitud
- ¿Dónde me he metido? He estado aquí todo el tiempo.
- ¿En serio? - Zack lo mal miró y Daniel supo que no mentía - Ok, yo sé que hemos andado alejados últimamente, pero bro, nunca vas a dejar de ser el mejor de todos mis amigos.
- Según yo eso estaba claro - reclamó ofendido.
- Y lo está, pero es que sabes que Nicole de verdad ha llegado a revolucionar mi vida, ha hecho que desee cosas que jamás creí posibles en mí. Me hace cada día un hombre mejor. No me gusta separarme ni un solo segundo de ella.
- Eso me queda clarísimo - dijo Zack en voz baja, Daniel no lo escuchó.
- ¿Sabes? Ahora mismo se armó un dramón. No la quería dejar sola, se sentía tan mal. En fin días de chicas. Romina se pone mucho peor.
-¿Se siente mal tu novia? - preguntó preocupado, al darse cuenta tomó una actitud sin importancia - ¿En serio?
- Sí, jamás había visto que le diera tan fuerte desde que la conozco.  Ni siquiera me quiso abrir la puerta. - apretó los labios bastante triste.

Zack, por otro lado se quedó pensativo. Él sabía que lo ponía mal lo que estaba sintiendo luego de bofetada que le dio Nicole, ¿Pero y ella? ¿Podría ser que ella estuviera igual o peor de confundida que él con lo que había pasado en los balcones ¿Y si de verdad se sentía mal?

-Me tuvo que amenazar para que dejara de tocar a su puerta. - continuó con su relato - Me dijo que si no me largaba, aunque me amara, hasta allí la íbamos a dejar porque se sentía demasiado mal como para encima tener que pelear conmigo. Espero que pronto se sienta mejor.
- Ante ese tipo de "situaciones" no puedes hacer nada.
- Eso es verdad, pero no me gusta dejarla sola.
- ¿Por qué no? La verdad es que hasta me aburren, parecen mueganos yendo pegado a todas partes.
- No lo podría explicar, - dijo sonriendo - pero no puedo dejar de mirarla de abrazarla de estrechar su perfección entre mis brazos, de olerla, de besarla.

Zack giró los ojos y suspiró fastidiado. Daniel sonrió satisfecho. Él era listo, perceptivo, por eso era tan bueno en tenis, tenía una intuición en adivinar las intensiones de sus rivales, saber dónde iba la pelota era justo  una de sus mayores virtudes.

Daniel sabía las intensiones de Zack. No necesitaba que hablara, se lo confesara, lo conocía mejor nadie. Tampoco es que supiera todo lo que Zack pensaba, pero se había dado cuenta que él odiaba justo los momentos en que estaba junto a Nicole. Ignoraba las conversaciones en donde él era inmensamente feliz con la mujer de sus sueños. En pocas palabras, Daniel sabía que Zack estaba celoso, lo admitiera o no.

Lo que había dicho Nicole a Zack era cierto. Ella le había insistido que conviviera de nuevo con Zack, que fueran amigos de nuevo, pero Daniel se había negado con cualquier pretexto. No iba a dejar sola a Nicole, no iba a permitir que otro se acercara a ella.

Ni siquiera Zack.

- Ya es hora de clase, te veo allá. - se dio la media vuelta para continuar el camino en que estaba.
- No, espera. - Daniel lo tomó del hombro - Te quiero pedir un favor.
- No voy a ir a apartar el teatro para que le hagas otro número romántico a Nicole.
- No, no es eso. Aunque no es mala idea, eso ya lo vio - Zack de nuevo giró los ojos, Daniel disfrutó del momento.
- Es otra cosa: quiero que me ayudes a escribirle un poema a mi novia - hizo énfasis en lo ultimo - Por favor, sabes que soy malo para los poemas y esas cosas. He querido cantarle otra canción, pero temo que se pueda hartar de mi repertorio.
- ¿Y qué te hace pensar que yo puedo escribirle un poema a "tu novia"?
- Eres mejor que yo, admítelo.
- Estás loco, yo no...
- Por favor Zack. ¡ Piénsalo! Puedo convertirme en tu esclavo, te ayudo con mi hermana si quieres, pero es que esas cosas cursis no me salen tan bien como a ti.  - Atrapó a Zack para mirarlo justo frente de él - A nadie más puedo pedirle ese favor. Eres en el único que confío...

Zack cambió de lado la mirada tratando de zafarse del chantaje.

- Vamos hermano, ayúdame. ¿Qué dices?

La disculpa

Para Zack ese fue el sueño más reparador que había tenido en varios meses. No soñó con nada y eso le hizo el mejor sueño de todos. Estaba harto de soñar tanto. No descansaba en la escuela, en su casa, ni siquiera al dormir.

Lo más curioso es que había despertado y aun no eran las seis de la mañana. Se estiró y miró el techo blanco. Probablemente lo que necesitaba era dormir más. Se dio la vuelta y lo intentó, cerró los ojos, pero ya no conciliaba el sueño. Quizá sólo necesitaba esas pocas horas y no más.

Se levantó de la cama y miró la ventana. ¡Qué curioso! Después de decir esas indescifrables palabras dejó de sentir la mirada. Probablemente tendría que hacerlo más veces para dormir mejor. Se acercó y abrió la ventana para tomar aire fresco, pero en ese momento escuchó el leve susurro de su vecina que lo hizo brincar hasta tocarse el pecho. Había dormido tan bien que había olvidado a Nicole.

- ¿Pero quién tenemos aquí? La bruja roba amigos. - dijo sin pena. Era lo que él pensaba y al fin estaba ahí para poder decírselo. Notó que ella sonrió, pero no supo si fue con sarcasmo o no.
- Zack, necesitamos hablar.
- ¿Hablar? - Preguntó - ¿hablar de qué? - Nicole frunció el ceño, era obvio que los dos no hablaban de lo mismo y eso la decepcionaba.
-¿Cómo que de qué? Creí que lo sabías, que te pasaba igual que a mi…
- ¿Que me pasaba igual que a ti? - Zack frunció el ceño, en realidad él tampoco sabía exactamente qué pasaba - ¿A qué te refieres? - torció la boca.
-Es obvio, me preocupa Daniel - resopló para darle dramatismo al asunto - Aunque no lo diga sé que extraña pasar el tiempo a tu lado. Siempre estaban juntos. La verdad yo quiero lo que toda buena novia quiere, que Dan sea el chico más feliz del mundo y para eso le falta su mejor amigo.

Zack trató de mirarla a los ojos, pero ella rápidamente se ocultó. Bueno, él no quería hablar de eso, en realidad no quería hablar de nada. Evitar las cosas era uno de sus mejores dones, además de ser invisible. Pero sí se sentía bastante resentido con ella.

- ¿Así que te preocupa eso? ¿En serio? No lo parece. Siempre estás con él de un lado a otro y jamás lo dejas solo. Eso no demuestra una gran preocupación para que "Tu novio" esté con sus amigos. - reclamó.
- Estás diciendo verdades absolutas, siempre está conmigo - alzó la mirada - he tratado de convencerle que debe de pasar tiempo con ustedes porque no quiero terminar siendo la bruja del cuento. Pero creo que el teme herir mi susceptibilidad.

Sin embargo, a pesar de lo que decía, Nicole se sentía perdida, en un lugar muy lejano donde sus pensamientos flotaban a veces, en el que ella sabía exactamente como se sentía estar sola. No podía olvidar las imágenes de Zack y Romina juntos, pero sabía que no era sólo eso, a ella le dolía verlo sólo, distraído, escondido entre las sombras sin recibir si quiera una mirada de alguien. Era como recordar sus peores pesadillas.

- ¿Tratas de convencerlo en pasar más tiempo con nosotros?- repitió molesto, sabía que eso no era verdad - Pues no parece ¿Sabes? pareces más la bruja que...
- ¡Lo siento Zack! - dijo interrumpiéndolo. Zack se quedó callado. Generalmente sólo necesitaba de unas palabras para empezar a hablar de más y si estaba molesto más, ¡Y vaya que con Nicole estaba enojado! Pero no se esperaba que dijera eso...

De pronto los dos se quedaron en un silencio absoluto. Ninguno de los dos decía nada. Zack no dejaba de verla, entre perdida en sus pensamientos. Nicole al fin volteó a verlo, confundida. No podía con sus propias pesadillas entre Zack y Romina, no sabía controlarlas, y menos frente a él.

- ¿Por qué te disculpas? - preguntó. Nicole lo miró entre molesta, bastante le había costado decir algo así como para que todavía la cuestionaran. - ¿Qué es lo que quieres de mi? ¡Eres tan... rara!

Sus palabras la molestaron, la hicieron sentir un nudo inmenso en la garganta acompañado de frustración, ganas de llorar y también de abofetearlo por idiota. Nicole lo estaba intentándolo y él no lo entendía. Nunca antes había dicho un "lo siento", no desde que se había convertido

-¡Claro! ¿Ahora la rara soy yo no? Tú eres el que piensa de una manera rara, difícil de descifrar y yo…- se mordió la lengua para no decir más.
- Espera, espera, espera... - trató de tranquilizarla. - Yo no pienso de ninguna manera rara. Tú eres la que desde el principio ha sido extraña. - la señaló - Tú eres la que no deja de actuar. Desde el principio te has convertido en alguien que no me deja en paz. ¡Y no digas que yo te he hecho algo porque no es verdad! - la interrumpió ante su reacción. Suspiró asintiendo para él mismo. - Romina tiene tanta razón...
- ¡ROMINA! ¡ROMINA! ¡ROMINA! Claro, nadie más te podía dar tan malas referencias de mí como ella que me odia. Si de actuar se trata el día que te des cuenta de la verdad y de quien es la gran actriz del acto ese día te vas a arrepentir de tantas cosas. Además no estamos hablando de ella, me tiene sin cuidado lo que diga. ¡LOS ÚNICOS QUE IMPORTAN EN ESTA PLATICA SOMOS TU Y YO! - Se detuvo al darse cuenta de lo que había dicho.
- ¡Cálmate! - le dijo en el momento que se dio cuenta que ella estaba perdiendo las casillas - ¡Ella no te odia! - mintió, sabía muy bien cuanto Romina odiaba a Nicole - Y no se trata de eso. No se trata de Romina o si tú la odias o lo que ambas dicen. - Nicole tenía la respiración agitada, el color subido y el coraje entre los dientes - ¡Tú te dedicas a estar todo el día con Daniel y jamás lo dejas solo. ¿Qué quieres? ¿Que nadie te lo quite?
- ¿Qué no me estás escuchando? - gritó molesta.
- Claro que te escucho...
- ¿Entonces por qué no entiendes lo que digo?
- ¿Qué quieres que te entienda?
- ¡Yo no te estoy quitando a nadie! ¡Yo no quiero quitarte nada! ¿Escuchas bien? ¡NADA! - gritó exasperada - Lo único que quiero es que escuches lo que digo.
- ¿Pues qué quieres? ¡Anda! Dímelo y ya.
-¡NO QUIERO SEGUIR COMO ESTAMOS! - Zack se quedó frío - Sólo quiero que hablemos. Quiero que nos llevemos bien. ¡Estoy cansada y fastidiada de esta situación!Jamás me había pasado algo como esto. - tuvo que apretar los puños, no iba a parar de hablar ahora que había tenido la oportunidad. Aunque empezó a contener la calma. - Entiende que si estoy hablando aquí contigo, tratando de arreglar todo es porque me preocupas. Te veo caminando solo por la escuela, te veo en el parque solo, te veo en la biblioteca solo, en teatro solo. No quiero que te sigas sintiendo así. Porque aunque parezca que te vale sé que no es así como se lo horrible que es vivir aislado de todo y todos.

Zack quedó inmovil. El estómago se empezó a agitar como si estuviera en la punta más alta de la montaña rusa. Sus labios se secaron, tragar le costaba trabajo.

Miró a Nicole, parecía vulnerable, sincera, como jamás la había visto, ni siquiera con Daniel.

- Quieres hablar, hablemos... - ella levantó la mirada sorprendida - yo también estoy harto de todo esto. Ya estoy harto. - Nicole sonrió, pero Zack no - Pero tampoco necesito que sientas lástima por mi. - Nicole desapareció su sonrisa, por supuesto que no era eso lo que ella quería decir. - No quiero que sientas lástima por mi. Por eso no existo, para que nadie me vea. Por eso soy invisible ¿Entiendes?
- ¡Tú no escuchas!
- ¡No, tú escuchame a mi! Si quieres estar siempre con Daniel, perfecto. Pero no te atrevas a sentir lástima por mi. ¿Me entendiste? ¡NUNCA!
- ¡Eres un imbécil!
- ¡Y tú eres una bruja!

Nicole deseaba que él dejará de hablar, que la escuchará como había prometido, pero lo que más deseaba era que la misma tierra se tragara todo lo que estaba sintiendo en este instante, frustración rabia, locura, ganas inmensas de destrozar, de beber sangre humana hasta hartarse. De dejar salir su naturaleza y acabar con él, pero lo único que de verdad sentía ahora era algo que se quebraba en su interior, que sin razón alguna dolía y que provocaba esto.

-Es una preocupación tonta de mi parte ¡No necesitas nada de nadie! Eres dependiente, inteligente, soñador, cursi, siempre escondido bajo las faldas de tu amiguita porque ya no tienes a Daniel para seguir haciéndolo. Para que te den un poquito de todo lo que no vas a tener por ser tan cobarde. Y ese, Zacarías, es de tus peores problemas: tu maldita cobardía sumado a que eres el ser más imbécil del planeta tierra. No, de hecho la mujer más imbécil soy yo por preocuparme por un patético como tú que le gusta arrastrarse entre las sombras para que nadie note lo insignificante que puede llegar a ser. – Nicole estaba perdida entre la furia, ya no hablaba, daba gritos, gritos de furia, de coraje que estaban asustando a Zack - La única idiota soy yo, porque nadie me importa y de la nada simplemente llegaste a frustrar mi vida “feliz”. ¡Maldito el día en que decidí venir a la ciudad de México! Estando aquí me he vuelto débil como jamás había sido. Ni siquiera tienes los pantalones de salir de tus sombras para que todos te miren, no podrías ser más que un remedo de hombre porque hasta una mujer se defendería de una mejor manera a como lo haces.

Zack escuchó todo, rápidamente había olvidado el miedo y sintió una rabia trabada en su pecho, trató por todos los medio en calmarse, pero no podía, sus uñas ya estaban atravesando la piel de la palma de sus manos.

- Yo jamás te pedí que te preocuparas por mi. - dijo apretando los dientes - Yo no te he pedido nada, ni que vinieras, que me cuides, que te sintieras así. Dime lo que quieras, cómo quieras, que soy un cobarde, porque lo soy y lo sabes. ¿Tienes a Daniel, no? Él es el ejemplo de lo que todo un hombre debe de ser. ¿no es así? Entonces sé feliz con él y a mi... - se tomó del borde del balcón, acercandose peligrosamente, como si intentara llegar al balcón de ella. - a mí dejame en paz.

Nicole lo cacheteó.

Zack se quedó congelado. Toda la sangre que hervía se congeló en sólo un toque. Nicole seguía con la mirada furiosa, pero también estaba bastante confundida. Zack tocó su mejilla y se hizo para atrás. Los dos se quedaron de piedra, ninguno parecía querer moverse. Se miraron a los ojos, esos ojos que parecían ya conocerse tan bien y que de pronto, en esa mirada se conocieron por primera vez.

Los ojos de Nicole, sus ojos ya los había mirado antes, su cabello, la agitación de su respiración, esa furia que explotaba de su alma, ese olor, toda ella era algo que Zack ya había vivido. A Nicole le pasaba lo mismo, era como ver a Zack y saber que ya lo había visto antes.

De pronto los dos se encontraban perdidos en el mismo pensamiento. No estaban ahí, se encontraban lejos, frente a un lago, parados, uno frente al otro tratando de entender por qué se habían peleado. Él seguía tocándose el rostro y ella estaba roja, envuelta en llanto. Él quería tomarla de la mano, pedirle perdón, suplicarle que volviera esa sonrisa al rostro, odiaba verla llorar y sabía que había sido su culpa. Dio un paso estirando la mano tratando de alcanzar su bello rostro, pero tambaleó y ella también.

- ¡Zack! ¡Ya es tarde! - ambos reaccionaron. Zack estaba a punto de caer de su balcón tratando de alcanzar a Nicole que tampoco había entendido nada de lo que pasaba. Ya había amanecido del todo y estaban de vuelta en la ciudad.

De nuevo quedaron mudos, interrumpidos únicamente por el grito de la tía de Zack que los seguía regresando a la realidad. Zack dio pasos atrás, alejándose de ella. ¿Qué era lo que le pasaba? Cuando Nicole se dio cuenta que Zack se alejaba fue como toda su furia volvió a ella.

- ¡Eres un idiota! - le gritó e inmediatamente entró a su casa y azotó las ventanas.
- Espera, yo...
- ¿Zack? - Su tía abrió la puerta y lo miró en su balcón - ¿Zack? ¿Qué pasó?
- Yo... - trató de buscar las palabras, pero no las encontró - No lo sé.
- ¿Estás bien, mi vida? - su tía se acercó y le puso la mano en la frente. - ¡Qué frío hace! ¿Cuanto tiempo llevas afuera?
- No sé, unos minutos... ¿Qué hora es?
- Casi las diez de la mañana.
- ¿Qué? - gritó asustado - ¡Es tardísimo! ¿Cómo pasó el tiempo tan rápido?
- Yo pensé que ya hasta te habías ido - la tía se encogió de hombros - no me di cuenta. Ahora, apúrate porque ya es muy tarde para tu escuela. - su tía sonrió, cerró la ventana de su balcón y le dio un beso en la frente.

La tía de Zack salió de su cuarto y Zack se sentó en su cama. ¿Cómo habían pasado tantas horas discutiendo con Nicole? ¿Realmente había sido eso? Esa visión ¿había sido un sueño, una alucinación, la demencia estaba terminando con él?

Miró el reloj, dieron las diez en punto. En su celular había ya cinco mensajes de Romina más llamadas perdidas de ella. Miró la ventana de su balcón y suspiró. ¡Todo eso era una locura! ¿Y él? Él estaba loco.

El celular volvió a sonar con un mensaje de Romina:

"¿Dónde estás? ¿Vas a venir a la escuela? Tengo muchas ganas de verte, por favor avísame cualquier cosa. Un beso"

Miró la ventana y sonrió. A fin de cuentas era su locura y no necesitaba que nadie, ni él mismo se entendiera. Dejó el celular en la cama sin contestarle a Romina. ¡Basta! Necesitaba un momento para él, no necesitaba pensar en Romina...

Pero no dejaba de pensar en Nicole.
agosto 02, 2012 | By: Lizzye

Su mirada

El color de su piel, su aroma, sus grandes ojos luminosos, sus labios besables, su complexión atletica, carisma, manera de pensar, de actuar, todo en él es perfección. Daniel es tan apuesto que nadie puede resistirse a sus encantos. Es uno de los mejores novios que he tenido en mi no tan larga eternidad y sin embargo los tres meses que llevamos de noviazgo se me han hecho eternos…

Me encanta que seamos la pareja más encantadora del cole, los más admirados. Todo mundo posa sus miradas apenas nos ven entrar. Seguramente es divertido ver a los protagonicos de una “telenoleva” o “un cuento de hadas” como ellos nos ven insmicuidos en una historia de amor.

Cierto es que en este tiempo he llegado a encariñarme con él, es gracioso y extrovertido, de hecho casi a diario me sorprende con algo nuevo para alegrarme. Siento que de ser en otros tiempos, en otro lugar habría logrado conquistarme hace tanto; el problema de todo radica en su horrible sombra. Ese Zack le quita todo el entusiasmo a mi relación con su amigo. Me siento desquiciada apenas lo veo aparecerse.

Todo empeoró el día que Daniel y yo comenzamos a andar. Zack y la tal Romina, la dramatica chica que se siente el centro del sistema solar, que camina contoneandose para cautivar personas, ella junto con su amigo han empañado en gran medida todo. No soporto verlos juntos. Fastidian sólo de notar que comparten una mirada, un cuchicheo ¿Por qué esa tipa se merece más de un segundo de tu atención y yo ni uno? ¿Por qué ella merece que la mires y yo ser la ignorada del asunto? No es más inteligente, ni mas bella, ni mucho menos, el punto aquí es que ella SE DA con facilidad y yo... YO NO QUIERO DAR, ni le daré nada de atención a ese chico, estoy pensando sólo estupideces, comienzo a creer que necesito un terapeuta.

Necesito sacar todo lo que siento dentro la frustración de no saber que lo hace tan enigmático ante mis ojos. Es un humano cualquiera; no, no, no, mucho menos que cualquiera. No es agradable, es simplón, flacucho y sin embargo ese estúpido me tiene envuelta hasta las narices en querer descubrirle.

Tengo ganas de patearlo para ver si así su cerebro funciona bien y me permite mirar que hay dentro. No creo que tenga gran ciencia, me refiero a que no es el hombre más inteligente en la faz de la tierra eso se ve a leguas, sólo tiene un modo extraño de actuar lo que contribuye a que nadie le haga caso. Si supiera que lo ocasiona, tal vez perdería el sentido estar allí y no le prestaría atención de nuevo y volvería a dormir en paz. Estaría con Daniel que tanto se esfuerza…

Luego están sus gustos horripilantes con respecto a la tal Romina. Si imagináramos la existencia de un mundo paralelo en el que yo fuera una humana simple y sencilla valdría más que esa chica sin sentimientos que pasa como la mártir del colegio. ¡ZACK! Con ganas de darle unas bofetadas a ver si así mira y deja de poner en un pedestal a la mujer que no lo vale. Cualquier persona, cosa hasta animal en el universo que no sea esa chica, ¡CUALQUIERA! Desde siempre he creído que hay algo mal en ella que me hace repelerla, aunque sería mejor que le untara a él un poco de ese repelente mio para que la chica esa se aleje para siempre de él.

Y aquí estoy en este instante mirando de reojo atraves de su ventana, la única manera en que me atrevo a verlo. Es mi único pretexto para no ser descubierta aunque en los cambios de clase cuando me lo topo en los pasillos me es inevitable mirarle, saber cómo se siente, si tiene dibujados los ojos con esas grandes ojeras de insomnio, al parecer él también piensa en demasiadas cosas ultimamente, su cansancio lo denota, sus pasos se han vuelto lentos. Tal vez sea que extraña a su amigo, que no me deja a sol y sombra, a veces lo sorprendo mirandome de reojo, me acerco a Dan con la intensión de ver si provoco algo en él pero nada, de nada. No creo que el asunto sea otra cosa que el odio por quitarle a Daniel.

Noventa noches para ser exactos hoy sin poder conciliar con exactitud el sueño. Llevo perfectamente la cuenta porque mi “adorado” novio llegó a la escuela con un ridículo cartel que decía: "Gracias por los 90 mejores días de mi existencia" patético que esté tan clavado como para contar cada día. El punto es que desde esa noche miro de reojo atraves de su ventana, siento mayor tranquilidad con sólo observar la sobra tras las cortinas tratando de toparse con mi mirada, pero nunca ha podido conseguirlo, demasiado rápido para su velocidad es mi andar.

Cierra las cortinas despues de tratar de descubrirme una vez mas. Yo dispuesta a contemplar sus sombras mientras descansa e intento nuevamente acceder a sus pensamientos. Aunque algo raro pasa está noche, intento hacer el mismo ritual, para mirar y nada, las cortinas no se corren. Algo debió hacer. Tal vez descubrio mi truco. Por favor eso no podia pasar pero si es cierto que hizo algo en mi contra. Molesta aviento las almohadas al piso echandome a la cama.

No sé cuantas vueltas tuve que dar en la cama antes de darme por vencida y levantarme. Me sentía fatal, no había descansado nada. Si no fuera vampiresa mi aspecto estaría como él de mi propio vecino. Agradecía en estos casos que mi perfección jamás pasaba por tonterías adolescentes, lo que si era que mi carácter empeoraba un poquitín.

Harta decidí salir al balcón a mirar la luna y las estrellas para ver si con eso lograba un poco del consuelo que ahora mismo necesitaba. Esperaba que el viento que soplaba en mis oidos me espabullera las malas ideas, para darle la libertad de dormir a pierna suelta, dejando la necesidad de verle dormir.

Estaba apunto de hacer algo en contra de mi misma, si no puedes con el enemigo unetele. Tal vez eso me ayudara a mantener la paz, ayudara al mismo Zack a recuperar a su amigo aunque al final era lo que menos me importaba, sólo necesitaba sosiego para mi. Estuve cabulando sin darme cuenta del tiempo, el sol estaba apunto de salir y la ventana de su balcón se abrió de golpe sin darme chance de fugarme. Por primera vez me sorprendió allí. Lo bueno era que miraba al horizonte.

- Hi!- dije sentada. Casi pude ver el brinco del susto que pegó al escuchar mi susurro. Traté de parecer disimulada de lo que hacia, para que creyera no le ponia tanta importancia a sus reacciones.
- ¡Me asustaste! - Se tocó el pecho - ¿Pero quién tenemos aquí? La bruja roba amigos.

Me atreví a mirarlo a los ojos. El mal aspecto de las noches sin dormir se esfumo. Estaba despeinado y adormilado, pero descansado. A diferencia mía la noche durmiendo le había sentado bien, aun tenía en el contorno de sus ojeras, sin embargo ya no se veía tan desquisiado como ahora yo misma me sentía.

Nuestras miradas se conectaron por un instante, algo paso al verlo, ese brillo diamantado de sus ojos, la tranquilidad que tanto había estado buscando las últimas semanas llegó de golpe a mi ser. Sonreí sin poder evitarlo.

– Zack, necesitamos hablar.