julio 21, 2010 | By: Sabrina Knight

Coma


Llego tan rápido como si el que se hubiera estado en el hospital hubiera sido su padre. Entró a toda prisa y a las primeras personas que encontró fueron a la tía de Zack y a su hermano Daniel. La tía estaba hecha un mar de lágrimas, no sabía que le ocurría a su sobrino que era prácticamente su hijo. Daniel trataba de consolarla y Romina trató de averiguar más sobre la salud de Zack. Pero ser sólo su amiga podía no ser importante para las enfermeras o los doctores, por lo que Romina puso en práctica todo lo aprendido en teatro y en las telenovelas que había visto. De un suspiro se sacó las lágrimas, y la tragedia en su rostro. No podía sonreir, pero le hubiera gustado que cualquiera de sus compañeros de teatro la vieran dramatizando de esa forma.
Lloro frente a la enfermera muerta de angustia al no saber nada de Zack, y su tía estaba en la misma situaciòn. ¿Qué podía hacer?

- ¿Pero usted qué es de el paciente?
- Su novia - dijo en un susurro cohibida. Suspiró y en un acto de valentía y trató de recuperar la postura. La enfermera le puso la mano en el hombro y Romina puso la suya encima. Pero no era un acto de agradecimiento por el apoyo (que era lo que pretendía la enfermera) Sino que pudo sentir en ese momento como una voz le empezaba a llamar desde su interior, sintiendo que debía obedecer sin oponerse, ningun tipo de resistencia podría ejercer efecto. Romina cambió de su voz dulce de damicela en peligro a una seguridad y mandato que no todos escuchaban - ¿Qué es lo que tiene el paciente?
- Coma
- ¿Coma? ¿Por qué? - preguntó de verdad intrigada.
- No lo sabemos, nadie lo sabe.
- ¿Y qué es lo que van a hacer?
- Esperar - concluyó la enfermera y eso provocó la ira de Romina
- ¿Cómo que esperar? Tiene que levantarlo.
- No podemos.
- ¡Inútiles!

Romina apretó su mano y la enfermera empezó a cambiar de expresión en su rostro, enarcando las cejas y apretando los labios. Pero no decía ni se quejaba de nada. Romina se hizo a un lado, la soltó y se fue caminando de ahí como si nada. La enfermera pareció reaccionar inmediatamente pero sin recordar lo que había sucedido. Sin embargo Romina apenas dio la vuelta a la esquina y la enfermera cayó en gritos de dolor. Todos corrieron hacia ella espantados tratando de entender lo que sucedía, pero ella no podía hablar ni mucho menos darse a explicar como un calor abrazante la estaba quemando por dentro.

Cuando regresó con su hermano y la tía de Zack parecía más tranquila que cuando llegó. Seguía sin saber qué había pasado con Zack, pero siempre, una buena descarga de energía la hacía sentir bien.

Los minutos se volvieron horas, las horas en días y pronto acabó una semana.

Nadie sabía qué era lo que había sucedido con Zack. Nadie podía creer que un golpe de tal magnitud lo haya hecho desfallecer semanas después de haberlo recibido. Se había descatardo el derrame y el infarto cerebral, lo cual era un gran alivio, aun así la duda seguía, porque parecía que Zack sólo estaba durmiendo un largo, muy largo sueño.

Romina no entendía la actitud de su hermano. Al inicio le dio la impresión de que se seguía sintiendo culpable (y le gustaba recalcarselo cada que podía) pero cada día la actitud de culpabilidad se convertía en otra cosa, una cosa parecída a la desesperación, luego a la impaciencia y finalmente a la resignación de tener que estar en un lugar en contra de su voluntad. Romina no tuvo que preguntarle a Daniel nada, sabía muy bien lo que pasaba. La culpable era la italiana Nicole.

Había dias en los que Romina iba a hacer guardia, otros en los que iba Daniel, pero quien siempre estaba de guardia era la tía de Zack, que en unos días se convirtió en una anciana decrépita. A Romina no le gustaba ni tantito la idea de dar consuelo ni mucho menos, pero se le daba la actuación y sabía que la mujer lo necesitaba, aunque ella no lo sintiera como lo decía.

Ya a la segunda semana del extraño coma Romina se quedó en la habitación de Zack mientras que su tía iba a conseguir comida. No tardó en hacer costumbre verlo dormido, tranquilo y muchas veces suspirando en sus sueños. Acostumbraba sentarse en su cama y acomodarle el cabello. Nunca le había hablado "Es una locura hablar con un dormido, no te oye" alegaba, pero de vez en cuando susurraba su nombre sin si quiera notarlo.

Recordó las palabras de Estefanía una tarde en la que compartieron salón.

- No me digas que fuiste a ver a ese... ¿Cómo se llama? Todos los días estas ahí, parece como si te hubieras enamorado de esa sombra. - se rio orgullosa de su comentario. Sin embargo más tardó en pensarlo que Romina en actuar.

La llevó a un lugar donde estaban ella solas y entonces le dio una bofetada. Pero justo cuando Estefanía quería reaccionar Romina la señaló con su dedo índice justo en la punta de la frente y de pronto Estefanía quedó con los ojos en blanco, inmovilizada y con ligeros ataques de convulsiones.

- Me gustaba más cuando eras mi fiel perrito faldero - dijo con verdadero enojo, y como la empujo con el mínimo de fuerza, aunque Estefanía azotó como res. - Es la última vez que me tomo la molestia de borrarte esa actitud. - La miró con indiferencia en el piso, frunció las cejas y le propinó una patada en el torso.

Y dicho, Romina había jurado no volver a utilizar a Estefanía si volvía a la actitud en que la conoció. Estaba harta de cambiar a la gente al modo en que ella quería hacerlos. Tenía que admitir que dejó de jugar a las muñecas hace muchos años, pero hacer que la gente actuara bajo su voluntad era algo que la satisfacía con creces.

Aun así no pudo olvidar las ultimas palabras antes de Estefanía. No estaba enamorada de Zack, jamás había amado a nadie, pero la compañía de Zack ultimamente se había vuelto muy complaciente y más por el hecho de que estando a su lado se sentía más poderosa. No entendía porqué y quería averiguarlo.

- ¿Cuál es tu secreto Zack? - le murmuró acomodandole el cabello. Soltó una sonrisa sarcpastica. Se dio cuenta de que al fin le estaba hablando y supo que ese era el momento idoneo para irse de ahí.

Se detuvo de golpe, la paralizó una extraña y fuerte energía que no sabía de donde provenía, sólo estaba ella y...  Miró fijamente a Zack, su plácido dormir se había transformado en una convulsión que lo movía de toda la cama, parecía querer salirse de ella.  Romina fue a él y lo detuvo de los brazos, tratando de mantenerlo en su lugar. Necesitaba llamar a alguien que la ayudara, pero no lo iba a hacer. Sabía que la energía y Zack estaban enteramente relacionados, y si averiguaría el porqué sería ahora.

No paraba de moverse, parecía que iba a brincar de la cama, ya no podía sostenerlo más, y de pronto... calma.

Volvió a su posición relajada, de dormido, pero esta vez suspiraba más, se movía más.

- ¡Zack! - le llamó, lo tomó de la mano y le ordenó que despertara, pero no hizo caso - ¡Zack! - volvió a llamarlo, y esta vez lo apretó con más fuerza, se concentró más, pero no parecía volver en si. - ¡ZACK! - gritó, pero más que ordenando, suplicando. Y fue como por arte de magia: Zack abrió los ojos.

Jamás se había sentido tan contenta de ver despierto a alguien, a pesar de la cara de sorpresa que tenía el bello durmiente. Romina sonrió mirándolo con un extraño sentimiento que ella no reconocía.

- Al fin despertaste - se agachó para abrazarlo aun acostado. - ¡No puedo creerlo, le hablaré a tu tía! - pero Zack alcanzó a tomar la mano de Romina.

Ella se dio cuenta en ese instante que la energía de Zack había cambiado. No era el mismo, ni su mirada. Algo había cambiado.

No supo qué era, pero la hacía actuar de una forma extraña. Se acercó a él, estaba tan contenta que no dudó en besarlo. Jamás lo había hecho, nunca hubiera pensado hacerlo. Pero ahora estaba tan fuera de si que se sintió en una necesidad de hacerlo.

Se separó de él y le volvió a sonreir. Sin despedirse salió del cuarto y fue por su tía. Cerró la puerta de su cuarto y se quedó de pie, inmovil, pensando. ¿qué le sucedía? ¿por qué actuaba así? No parecía ser ella misma, sólo...

- Romina ¿por qué estas afuera? - preguntó su tía una vez que regresó con un vaso de café y una dona en la mano. - ¿Qué tienes? ¿Pasa algo? - dijo elevando el grado de preocupación en cada pregunta. Pero Romina lo negó y le dio las buenas nuevas. Su tía entró corriendo llena de felicidad. Romina entró al cuarto y vio la escena de cómo la tía de Zack se lo comía a besos y él aun sin poder moverse bien se resistía.

Su tía la jaló a la cama de Zack. Le explicó que había estado ahí velando por él y orando con ella para que despertara. De pronto se sintió bien. Sabía que la tía de Zack exageraba, y que ella era muy buena actriz, pero la mirada de Zack enternecida la volvía loca. Tal vez no estaba enamorada pero...

No cabía la menor duda de que algo empezaba a sentir por Zack.
julio 19, 2010 | By: Lizzye

Mientras dormia

Con los primeros rayos del sol Nicole estaba despierta alistandosé para ejecutar el plan. Si comprobaba el lío tratarìa de solucionar el problema en el colegio, sino lo haría más tarde. Un vestido color miel sería el compañero ideal para resaltar aun más la figura y sonrisas angelicales que le abririan el camino para deshacer los errores del día anterior. Recogió su cabellera en un sencillo peinado y no se puso ni una sola gota de maquillaje hoy menos que nunca la necesitaba. Después alimentarse el día anterior su brillo deslumbraba más de lo normal.

A propósito espero a Daniel, sabía exactamente lo que ocurriría cuando él la viera. Mientras el chico se perdía en sus propios sueños con respecto a ella, se introdujó en su mente. Sólo encontró uno con un pequeño matiz misterioso con respecto a un par de segundos de su desaparición que él mismo no mismo creía imposible y por tanto habìa dejado de lado, así que no habría que borrar nada más.

Comprobó que el amigo cuando menos recupero el sentido de ida a su casa, cosa que ya sabía pues lo había visto en la noche, así que no necesitaba más. Escuchó pasos y una voz que ahora le parecía familiar. Zac que venía acompañado por la hermana de Daniel. Sin pensar más en el asunto más se marchó, prometiendole a Daniel verlo pronto. Y claro que lo vería para utilizarlo, o ponerlo de su lado según fuera necesario, porque una cosa era segura era bien parecido, popular y no le desagraba el aroma de su sangre, era un tanto apetecible.

La segunda parte era volver al grupo de teatro, con la única intensión de destacar más, hacer crecer su fama y humillar al profesor que se iba a dar de topes al descubrir que se estaba perdiendo de la mayor estrella posible. Simplemente tenía un plan con respecto a eso que ya ejecutaria luego. En tanto seguiría allí esperando y de paso enterandose de los acontecimientos más importantes del lugar, que junto con sus amigas la tal Romina iba cantando feliz en clases de teatro.

Trató de leer la mente del chico x, pero nada. No hubo respuesta alguna. Lo que faltaba uno de esos fénomenos que van por la vida con un cerebro que trabaja de manera distinta a los demás, de esos a los que es casi imposible que algún día puedas leer, dificíl más no imposible además amaba los retos. Tendría que intentarlo ya luego y lograr descubrir su manera de ver todo. Varias veces había logrado leer mentes raras y torcidas y esta no sería la excepción.

Nicole trató de no colocarse en la ventana del balcón por la noche para evitar ver a ese hombre que tanta frustracción le causaba. Sólo que muy d evez en cuando se sorprendía dando una pequeña mirada a ver si así lograba descubrir algo más de esa intriga que causaba.

Los días transcurrían normales, clases y una pequeña rutina. Además Estefanía una chica que le había parecido antes era amiga de Romina comenzó a acercarse a ella con la intensión de ser amigas. Comenzaba por buen camino. Una nueva "amiga". Nicole no creía, ni creería en eso jamás. Y los demás chicos del colegio poco a poco hacían a un lado su instinto de supervivencia y comenzaban a acercarse a ella para invitarla a participar en eventos y hasta a salir. Su encanto iba cautivando y comenzaban a caer.

Todo marchaba bien. Evasión a Daniel, popularidad ascendente y el tal x parecía estar mejor pesé a la palidez que mostraba su rostro luego del pelotazo, además parecía no sospechar nada de lo ocurrido. Seguía intentando inútilmente leer sus pensamientos y esconderse bien para no ser vista por en la casa vecina. Un día el chico fue llevado de emergencia al hospital algo andaba mal no cabía duda, problemas suyos.

Mientras caminaba por los pasillos con la intensión de ir a su clase de inglés escuchó los rumores que cuchicheaban varios alumnos. Involucraban a Daniel saliendo deprisa a un hospital llevando a un chico que nadie sabia quien era al hospital ¡Él! pensó de inmediato.

Algo dentro de ella se alarmó. Apresuró su paso con dirección al estacionamiento. La idea era encontrar la manera de saber más del asunto sin resultar sospechosa ante Daniel, pero el cómo era lo dirficíl, entonces la vió a lo lejos era Romina. Aguzó el oido para descubrir la voz de Daniel al télefono con su hermana.

-Hospital los Angeles del sur. Te estoy diciendo que estabamos de lo normar cuando perdió el sentido sin razón-Romina se percató de la mirada de Nicole, sin embargo no encesitaba más tenía todos los datos. Sin pensarlo y en un descuido de la otra desapareció. Corrió a una velocidad extrema sin importarle nada. Si u humano la veía correr simplemente pensaría que fue una mancha o su imaginación, Necesitaba saber que demonios pasaba.

Llegó la hospital. No le costó ni un segundo burlar la seguridad. Entrar a terapía intensiva y esconderse tras de la cortina mientras los médicos discutian las razones del estado de coma del chico ¡COMA! La palabra resonó en la habitación mientras los doctores se dirigían afuera a dar la noticia.

Se acercó hasta la cama en dónde estaba durmiendo. Nunca lo había visto tan de cerca. Ni los muchos aparatos a su alrededor de los que estaban conectado, ni la misma muerte a la que él si podía acceder lograban robar algo en su semblante que tanto llamaba su atención. Horrible que los humanos fueran tan frágiles y por un simple coma pudieran morir, pero mayormente malo era que precisamente él, el chico misterioso que tanto la desconsertaba se fuera a ir de allí sin siquiera poder haber podido descubrir el misterio que la envolvía tanto y la hacia estar pendiente. ¡No! no se iba a morir. Bueno y si moriía a ella que importaba se reprendió y su única respuesta fue no sin descubrir el misterio.

Además, se dio cuenta de que era muy atractivo. Era extraño que las chicas del colegio no se percataran de eso, de que era guapo, más que su mismo amigo Daniel, tenía un misterio y una mirada que aunque ahora mismo no podía apreciar ocultaba secretos. Eso creía ella y viendolo allí desvalido, sintió tristeza. Una rara melancolía por no poder ayudar a ese simple mortal.

-¡Despierta pronto que hay un secreto que debo descubrir y soy verdaderamente obsesiva!-susurró a su oido y salió de la habitación.

Volvió a la escuela por su auto. Cogió el celular y marcó el celular que amablemente Estefania le habia dado-Daniel esperó que estés bien. No sé exactamente que paso, pero si necesitas algo. nuestros horarios son muy distintos cierto pero una llamada si lo necesitas podemos hablar.

Nicole sabía muy bien lo que seguía, estar de incondicional con Daniel y de paso enterarse de todo lo que apsaba en el lugar. Eso haría más fácil que su popularidad creciea que todo fuera mejor. Además el sim´le chico ese estaría bien ella lo sabía en el fondo y el tiempo del coma pensó más tranquiila tal vez ayudaría a descubrir más cosas.

-No sabes lo que significa para mí-dijo quebradó.

-¿Dónde estás ahora?

-En mí casa, la tía de Zac creyó que era mejor así.

-Está bien trata de descansar. Nos vemos pronto-dijo y colgó par amarcar un nuevo número.

Estefanía se emocionó al pensar que el interes de Nicole en Daniel era mucho mayor y encantada le dió su dirección.
En cuanto estuuvo afuera volvió a llamar no tuvo que esperar nada.

-¿Sí? Es un placer volverte a escuchar-dijo un poco más alegre.

-Y para mí va a ser un placer que salgas de tu casa.

-¿Qué?

-5 minutos ¡Anda!

Salió de prisa y en cuantó la vió su mirada resplandeció. Nicole le sonrió mientras el le abrió la puerta del auto para ayduarla a bajar.

-Vine rápido a ofrecerte mi apoyo. Creó que ese chico es importante para tí y te quiero mal-lo abrazó dejandolo tan sorprendido. Nicole rió por lo bajo al leer la mente de Daniel que se sentía en un sueño perfecto del que no quería despertar ¿Y porqué no completarlo?

-Nicole yo... gracias. De verdad represent amucho para mí que...Nicole se acercó timidamente hasta el y comenzó a besarlo.

Daniel sorprendido se dejo llevar ante lo que ella se retiró,

-No debí hacerlo... lo siento tanto-y salió corriendo del lugar. Arrancó el auto. Daniel comenzó a llamar. E la no respodió las primeras veces.

Le pidió disuclpas mil veces por si la habia ofendid. Le dijo muchas cosas y ella a todas egó que había sido mucho atrevimiento de su parte aunque el beso de verdad que lo había disfrutado.

-¡No debí hacerlo! ¿qué vas apensar de mí? ¡perdoname! ¡me deje llevar! ¡no debí! Estoy muy apenada. Ya sabes dóndestoy si necesitas algo, pero es mejor no vernos por un tiempo. El télefono cuando quieras pero vernos mejor no. Lo siento de verdad -colgó dando el tono dramático que necesitaba.

Los días pasaban lentamente. El chico no despertaba. En la escuela no hablan más de él. Daniel intentó encontrar varias veces a Nicole para que hablaran de frente pero ella estaba buscando el tiempo exacto para volver a verlo, hasta dejo de ir a clase de teatro para evadirlo alegando malestar. Sabía de ante malo cuan especial era ahora ella en su vida. Le llamaba todo el tiempo hablaban de cosas simples pero de verse nada, prohibido.

Con respecto a Zac por las noches Nicole se colaba en el hospital aprovechando que la tía salia a ratos y trataba inútilmente de entrar a sus pensamientos.

-Comienzó a desesperarme de que no despiertes. Así no puedo averiguar nada de nada. No es que te estés perdiendo de muchas cosas, la escuela sigue igual de aburrida. Los días están lluviosos y las vidas siguen tal cual. No seas flojo. Anda necesito saber más y poder descubrir tu torcida mente. Ya en serio despierta bello durmiente-susurro a su oido y se marchó.

Al día siguiente el chisme del chico fuera del coma amigo de Daniel se extendió. El chico había despertado. Nicole no pudo evitar sonreír, el juego, su propio juego iba a comenzar y ahora estaba bien el otro contendiente.
julio 12, 2010 | By: Sabrina Knight

Visiones y sensaciones

Romina no quería golpearlo ¡quería matarlo!

Estaba justo en su clase de apreciación visual cuando le llegó la noticia en el celular:

"Tu hermano falló un encuentro de tenis y golpeó a una persona del público"

No le hubiera dado ninguna importancia, sin embargo algo le llamó la atención causandole curiosidad.

"¿A quién golpeó?"


"Al que siempre lo sigue. Perdón, no me sé su nombre."

No tuvo la menor duda. Era definitivamente Zack el golpeado. Salió en cuanto pudo, pero ya todos se habían ido. Se sintió frustrada, una de las cosas que más odiaba es que la dejaran afuera de las cosas. Pero no tardó mucho en hacerse presente.

Daniel le dijo lo que había sucedido y ella lo regañó por idiota. No podía creer lo que había sucedido y menos la gravedad del impacto en la cabeza de él.

- Mañana yo voy por él.
- Pero yo le dije a su tía que...
- No me interesa lo que hayas dicho. - lo malmiró - voy por él y te callas.
- ¿Desde cuando te interesa tanto su bienestar?
- Desde que se me da la gana - gritó enojada y le azotó la puerta frente a sus narices.

Sin embargo Daniel tenía un buen punto que ella misma no entendía tampoco. ¿Desde cuando le interesaba tanto el bienestar de Zack? ¿Qué no era sólo el chico que la idolatraba y del que ella se beneficiaba?

Bueno, no debía perder a la única persona fiel a ella.

Cuando fue el día siguiente por él a su casa, su tía la recibió más que bienvenida. Aunque Zack pensara que no, sabía muy bien de lo que él sentía por ella, así que apreciaba que ella se preocupara por él. Pero desde que llegó a la colonía de Zack sintió algo extraño, algo la perturbaba y no sabía que era.

Lo averiguaría después.

- Daniel dijo que fue un golpe demasiado certero en el centro de tu cabeza. - Zack asintió apenado - ¿cómo fue que no te diste cuenta que una pelota de tenis iba a tu frente?
- No sé, todo fue muy rápido.
- ¿No es que estabas distraido también? - a Zack le vino una ligera idea a la mente, pero rápidamente negó con la cabeza. El movimiento le dolió y se quejó - ¿Sabes? no me puedes ocultar las cosas. Al menos no a mi.

Le dedicó una sonrisa y él de inmediato tomó de nuevo color jitomate.

Todos los días entre ellos iban descubriendo cosas que no conocían, por ejemplo, Romina supo que la comida favorita de Zack era el espaguetti (y lo único que también sabía cocinar). En tanto que Zack descubrió que el único bicho que no podía ver Romina ni en pinturas era a los alacranes.

- De ahí en fuera te soporto todos los que quieras.
- ¿Por qué los alacranes?
- No sé - ella se quedó pensando - sólo no los soporto.

Romina se la había estado pasando bien. De hecho era la primera vez que trataba a Zack de una forma más humana, no sólo como el que cumplía sus caprichos. Fue como si sintiera que él era su amigo. Y eso para ella era demasiado raro.

Una mañana, mientras iba por Zack, volvió a tener la misma sensación que tuvo el primer día. No pudo evitar voltear para todos lados y tratar de encontrar aquello que la inquietaba. Se acercó a varias puertas de los vecinos que estaban cerca. Algo la llamaba a una en especial, la que se encontraba en la acera de enfrente. Se encamino tratando de no mostrar sospecha alguna, pero justo cuando iba a aquella puerta Zack salió y la llamó.

-¿Sabes quién vive aquí?
- Ni idea - levantó los hombros negando. Romina no podía mostrar más interes por esa puerta. No podía explicarle a Zack lo que presentía. Bueno, ni Zack ni a nadie.

Llegaron a la universidad sin problemas, Romina lo dejó en uno de los pasillos, le dio un beso en la mejilla y se fue a su clase. Llegó al salón y se sentó junto a Estefanía que para ese momento sólo le dirigía las palabras necesarias. Romina aun no perdonaba su insinuación de celos. Jamás se lo perdonaría.

Pero al igual de cómo se enteró del golpe en la cabeza, Romina recibió otro mensaje en un celular.

"Tu hermano está corriendo al hospital"

Romina abrió los ojos y sintió una angustia que jamás había sentido. Rápidamente respondió con otra pregunta:

"¿Qué paso?"


"Su amigo se desmayó en clase, al que le pegó con la pelota de tenis"

Romina ahí sí no lo dudó. Tomó sus cosas y salió del salón tratando de averiguar lo que había sucedido. Tomó su celular y le marcó a Daniel. Él apenas le dijo el hospital al que iba, ambos colgaron con apuración y ella entró a su auto rápidamente.

Empero volteó a la derecha y vio a Nicole parada entre los automoviles. La miraba de una forma muy extraña, como angustiada, Romina intentó ignorarla, arrancó el auto y se dio cuenta de que tenía la misma sensación que en la casa de Zack. Volteó donde estaba Nicole, pero ya no estaba.

Debía de sentarse y analizar las cosas. Todo lo que esa chica había traido a sus vidas, pero no tuvo tiempo, corrió hacia donde estaba Zack. Era más importante que Nicole.

Por ahora.