septiembre 18, 2010 | By: Lizzye

Al fin del mundo

Daniel no podría estar más feliz.

Sabía que llevar a su hermana a teatro tendría la recompensa que tenía ahora a su lado. Ahora mismo se sentia el tipo con mayor suerte del mundo. El plan había salido mejor de lo que pensaba. Una cita con Nicole.

Daniel iba muy cerca de Nicole y la seguiría hasta el fin del mundo si ella así deseaba. Era la primera vez que sentía algo como esto y la primera vez que no lo dejaría pasar, menos sin darse la oportunidad de luchar.

Nicole dejó el auto en el lavado. A Daniel se le hizo raro, lucia muy limpio, pero aun así espero ansioso para ayudarla a entrar en su auto.

- ¿Y bien señorita que quiere hacer?
- Sorpréndeme-dijo Nicole sonriendo.

No tuvo que pensar mucho sabía el lugar exacto las más deliciosas hamburguesas de la ciudad.

Pidió una mesa para 2 y comenzó a sacar su lista de chistes más afamados para distraerla. Sin embargo no conseguía atrapar su atención completamente, solo reía de a poco.

De repente se puso serio.

-Nicole disculpa no te apetecen las hamburguesas debí preguntar antes.
-No, no te preocupes está bien. Sólo, no estoy hambrienta.
-Señor, la cuenta. - dijo el mesero interrumpiendolos. Daniel no pudo seguir preguntando, sentía que habían cortado el momento.

Se levantaron y Daniel volvió a la acción, no podía perder ni el menos chance de estar con ella.

- ¿Quieres que te lleve a casa? - Nicole no lo miró - Parece ser que no soy una buena compañía el día de hoy. Y no quiero importunar.
-¿Qué?-dijo mirándolo aterrada-no, claro que eres una buena compañía, siempre lo eres, además te esfuerzas mucho por complacerme, eso me gusta.
-¿Nicole, estás bien?
-Perfectamente.

Sin embargo sabía que ella mentía. Se quedó callado y mirándo como iba caminando sola y bastante pensativa.

- ¿Te puedo hacer una pregunta? - Nicole asintió en automático - ¿Hay alguien más?
- ¿Alguien más?-preguntó sin mucho interés.
- Amorosamente, quiero decir. Alguien de quien me deba deshacer, que te haya lastimado, alguien a quien... ames…-preguntó temeroso de escuchar una respuesta.
- ¿YO? - preguntó en burla.

Daniel sentía como si su alma colgara de esa sola respuesta, porque si había alguien mas el simplemente tendría que quedarse en la fase que ofreció “su amigo”. Apoyarla y bueno tal vez romper unos cuantos huesos si ese alguien era tan imbecil como para no dar a esa chica hermosa lo que merecía.

- Daniel no hay ni ha habido nadie. Perdóname por estar tan distraida, pero creo que el ensayo me dejó verdaderamente cansada.
-¡Genial! Digo no porque estés cansada, sino por lo de que no hay nadie. Bueno no, estoy feliz porque no existe otro tipo me preocupaba tener que ensuciarme las manos asesinando a alguien que no te valorara.
-Las cosas que dices-dijo Nicole riendo.
-Cuando menos ahora si estás acá conmigo y ríes. Tu sonrisa lo vale todo-dijo besando su frente.

Nicole sintió ternura y lástima por el chico. En realidad le agradaba y se estaba esforzando tanto, que se merecía, aunque sea, un rato divertido.

Daniel arrancó el auto.

-¿Dan a donde vamos?
-Estás cansada, así que a descansar.
-No aun no. Y menos sin arreglar el mal entendido. Vamos a ir a... bueno tu sigue mis indicaciones ¿de acuerdo?
-Al fin del mundo señorita Bennett.

Nicole lo guió hasta un lindo parque muy colorido y lleno de gente en el que cada hora las manecillas hacían sonar una campana.

- Cuando sientas que necesitas pensar, o correr o gritar solo tienes que venir a este lugar. A veces vengo. Espera un segundo-dijo mientras lo sentaba en una banca. Regreso con 2 raspados.
-¿Crees que voy a dejar que pagues?
-No seas exagerado, anda come es muy rico. Sino te lo comes entonces si que hago berrinche, volvemos y no te sigo mostrando.
- No sé cómo es que con esa sonrisa me convences.

Pasaron la tarde platicando de cosas simples y riendo. Sólo se percataron de la hora cuando comenzaron el atardecer los envolvió.

- Es hora de volver. - dijo ella mirando el sol.
- Sí - dijo triste al pensar en tener que separarse de ella.
-Pero el tener que ir a nuestras casas no significa que no se pueda repetir - sonrió guiñándole un ojo.

Daniel sonrió inmensamente, de apoco se sentía ganando territorio.

-Nicole Bennett eres mi perdición.
-No exageres, no soy tan mala-hizo una sonrisa de inocentemente.
-Eres un ángel que me vuelve loco-dijo ayudándola a abordar su carro que ahora relucía de limpio- ¿segura que no quieres que te acompañe?
-Segura. Gracias por la tarde y la comprensión.
-Gracias por existir- dijo besando de vuelta su frente.

Nicole arrancó después de encender las luces de su auto.

Daniel siguió su trayectoria pensando que junto con ese motor se alejaba una parte de su ser y que siempre iba a recordar este momento.

Sólo por la actuación

Nicole sintió pena por el chico. Su voz era entonada, pero sus nervios e inseguridad destrozaban todo su esfuerzo. Sabía que debía apoyarlo, hacerlo creer en sí mismo, si quería avanzar en la obra.

Era inseguro como nunca a nadie había conocido. También era conciente de que en este preciso momento debía odiarla y aun así quería que por una vez en su vida, hacer que confiara en él. Que lo hiciera bien y dejara de gustarle ser invisible. Que viera su potencial mucho más potencial del que el mismo creía tener.

Después de su explicación su actitud cambio completamente. Se notaba concentrado y seguro. Algo había cambiado en él. Como si de repente una chispa mágica trajera un semblante que no era el mismo. El profesor no lo notaba ni lo notaría, era algo que solo Nicole teniéndolo tan cerca veía. Se quedó mirándolo para ver si descubría algo, tuvo que mirar a otro lado cuando se sintió descubierta intentando disimular la sonrisa.

- ¿BESARNOS?-bueno había sido darle seguridad para la actuación ¿pero besarlo?

Después de la primera prueba no podían dejar de mirarse pese a las interrupciones del profesor. Ese cambio, ese cambio no le permitía dejar de verlo, ni siquiera le importaba estar así todo el día.

En cuanto el profesor y dio la introducción de la siguiente nota no supo nada más. Sólo que estaba frente a ese chico cantando, con gran necesidad de querer hacer exactamente lo que decía la canción, por una vez no le importaba, quería entrar en el papel, abrazarlo, besarlo…

No podían despegar la mirada uno de otro. Por primera vez Nicole sentía eso que ella causaba en los demás unas ganas de no dejar de mirar en esa profundidad misteriosa.

Emociones raras recorrieron su cuerpo. Con solo mirarlo sabia que en el momento de entrar en contacto tal vez descubriría el enigma de Zack, pero también por un motivo desconocido tenía miedo de hacerlo. Cerró los ojos cuando el comenzó a acercarse y envolverla con su suave y dulce aliento invitándola a probarlo. Sentía la sangre fluir por su cuerpo a gran velocidad como si estuviera ¿viva?

El portazo acompañado de gritos de la chica histérica la hicieron volver de golpe a la realidad. Estaba molesta por la interrupción sin embargo no podía quitar la sonrisa que tenía en el rostro.

Romina la miró declarándole la guerra. Claro se sentía tan dueña de todo hasta antes de la llegada de Nicole y ahora su reino estaba en peligro, era lógico que la odiara como nadie.

Nicole sonrió más aun cuando se salió con el profesor. Miró un instante más a Zack y se alejó temiendo caer en el hechizo de nuevo. No era posible, no con alguien como él, ¿o sí? No, no claro que no podía permitirse eso, ni aun con todo eso que había reflejado antes. Continúo el silencio hasta que sólo ella volvió.

Y ahora marcaba con besos de manera ridícula a Zack. Nicole perdió la sonrisa estaba tan molesta. Fácilmente podría destrozar a esa tipa prepotente y odiosa en un segundo y… y… que demonios le pasaba. No tenía porque estar así diplomacia y un juguete nuevo con quien entretenerse, la guerra no le parecía tan mala idea.

¿Qué pretendía lograr ella besándolo? Ja, Como si a Nicole le importara un céntimo lo que dejara o no de hacer ese chico. Esa marioneta que entraba en el juego de la niña histérica cada vez que ella quería y que se conformaba con un par de besos.

Los vio salir tomados de la mano. Una rama del árbol de utilería crujió quedando hecha añicos entre sus manos. En ese momento regresó el profesor ligeramente mareado. Vio a Nicole y le sonrió con la mirada perdida.

- Profesor tan maravilloso como siempre- dijo y salió tras de ellos.
- Maravillosa usted señorita Bennett. Pensaré mucho las cosas-Nicole sonrió apresurándose pero no solo por las palabras del profesor. Esa voz.


- ¿Para eso tanta prisa Romina? - preguntó al ver a su hermana tomada de la mano de Zack - ¿No hubo clase? ¿No vino nadie más…?
- ¿Qué me preguntas si manejas más lento que mi abuela? - Daniel hizo una mueca, pero la cambió inmediatamente al ver venir a Nicole detras de ellos.
-  Espero que con alguien no te refieras a tu club de fans personal-sonrió coqueta.
- Sería posible dejar de mirar el sol después de que aparece frente a mí en un día tan nublado o pensar en alguien más viendo esa sonrisa encantadora-dijo Daniel sonriendo inmensamente ante los besos europeos que Nicole le brindaba en ambas mejillas.
- ¡Siempre tan encantador! Estoy feliz de verte. La verdad estaba pensando en llamarte-no eran los únicos que se divertirían hoy.

Nicole pudo mirar la irritación de Romina al verla con su hermano.

-¿Sería tan amable de brindarme su compañía mientras comemos?
-Eso es algo que no me debes preguntar. Te parece si me sigues en tu auto. Dejo el mío en el lavado y nos vamos en el tuyo la verdad necesita una limpieza- verdaderamente mentira el auto estaba reluciente. Sólo no quería que Daniel descubriera el lugar dónde vivía.
-Encantado-se acercó hasta ella que lo tomó de la mano. No podía evitar sentir esas mirada sobre ellos cuándo la acompaño hasta su auto, le abrió la puerta, ella beso su mejilla.

Volteó para enfrentar a Romina pero ella miraba furiosa ahora a Daniel. Tomó más fuerte de la mano a Zack, pero él parecía ligeramente molesto y confundido, no le quitaba la vista de encima, se miraron por unos instantes, pero Zack al sentir el apretón de manos de Romina perdió la conexión y le sonrió a Romina.

Nicole sabía que no era la única que había deseado descubrir secretos del otro. Ambos parecían melancólicos, la actuación los había dejado sensibles, si eso era, sólo por la actuación.

Jamás

- ¡Romina! - Exclamó el profesor entre sorprendido y temeroso por lo que acababa de pasar. - ¿Por qué tan tarde bella?
- Mucho tráfico y lluvia - dijo sin siquiera mirarlo. - ¿Por qué está ella ahí?
- Facil. No habías llegado y necesitabamos empezar.
- ¿Sin la actriz principal? - tenía que contener la respiración. Estaba tan furiosa, tan fuera de si que podía hacer una locura sin pensarlo. - No entiendo cómo es posible que se ensayen sólo con la suplente y el telonero. ¿Qué no ve que pierde el tiempo?
- Claro que si, pero...
- No me diga que quiere cambiarme por ésta rubia sin chiste.
- Romina no ofendas a tu compañera... ven - se acercó a ella y la tomó del hombro - acompañame y no hagas corajes.
- ¡Pero esto es una humillación! - gritó haciendo berrinche y negandose a acompañarlo. Miró a Zack que no podía pronunciar ni una palabra. Lo miró con mucho coraje, se dio la media vuelta y acompañó al profesor.

El profesor hablaba y decía, trataba de controlarla, tranquilizarla, pero todo era en vano. No podía borrar de su cabeza la imagen de esa tonta con Zack casi besandose. No le importaba en lo más mínimo la tonta obra ¡Que se fuera al diablo con su estúpida obra! Pero Zack no le podía hacer eso, no podía cambiarla por esa tonta, eso jamás.

- ¿Y qué se supone que debo hacer profesor? ¿Aplaudirle por humillarme?
- La intensión no era humillarte. Entiende que no había nadie y pues...
- Pues sabe que, ¡puede hacer con su obra lo que le plazca!
- ¿La estas dejando?
- ¿Y dejarle el camino libre a esa simplona? ¡Nunca!
- ¿Qué quieres decir?
- Que mientras son los ensayos puede hacer lo que quiera, pero escucheme, ¡JAMAS me va a cambiar por esa estúpida! - Lo señaló con el dedo justo enmedio de la frente y él puso los ojos en blanco. Lo odiaba, la odiaba a ella y no le iba a quitar lo que era suyo.

Pronto el maestro cayó en una banca y Romina lo dejó de señalar. Respiró más tranquila, había desquitado algo de su furia con él. Pero aun le quedaba un asunto pendiente.
Regresó y vio a Zack esperandola sentado en el escenario, en cuanto la vio se levantó y fue a ella.

- Romina, escucha yo no quería, pero no había...
- Está bien - dijo increiblemente más serena - el profesor me dijo que no había nadie. - Miró a Nicole que estaba parada sonriendole con tanta soberbia que le causó que se le revolviera el estómago. - Lamento mucho si te grité - dijo bajando la mirada como si estuviera apenada. - No estoy acostumbrada a ver que alguien más ensaye por mi.
- Deberías llegar a tiempo, no vaya a ser que te dejen fuera de la obra.
- Un error lo cometen todos, pero creeme... no volverá a pasar.

Se volvieron a ver retándose una a la otra. Ambas sonrieron como si nada hubiera pasado.

- Vamonos Zack, el profesor se tuvo que ir y ya no habrá más ensayos por hoy.
- ¿No traes coche?
- Me trajo Daniel.
- Claro, te llevo.
- Gracias - le sonrió y como si nada le dio un ligero beso en los labios. - no sé qué haría sin ti.

Zack la miró aun dubitativo, pero ella rodeó su cuello con sus brazos y le dio otro beso, pero más largo y profundo aun.

- Vamonos - lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Zack volteó a ver a Nicole, pero ella ya no estaba. Estaba seguro de que ella seguía ahí, pero... - ¿Pasa algo Zack?
- No... nada.

Romina lo volvió a besar y se fueron al estacionamiento juntos tomados de la mano.

Ensayo

Genial. El único en llegar y el único idiota en pagar la venganza por haber llegado antes que ella. ¿qué podía salir peor?

- Lea por lo menos Samuel.
- Es Zacarias.
- Es igual - dijo sin dar importancia - por lo menos intentelo ¿qué extra es usted?
- Soy el telonero.
- Su papel de ensueño. Ahora, sólo es una escena... ¡Lea!

Nicole lo miró sonriendo. Sabía que ella se regocijaba con su fracaso. ¡Claro! Era su venganza por haberle ganado. Que mala perdedora era.

La música empezó y de nuevo no dio con el tiempo. El profesor se quería arrancar los pocos cabellos que le quedaban. Gritó algo en frances y golpeó el asiento.

Nicole no sonrió esta vez, pero Zack no lo notó, tenía la cara agachada y más roja que un jitomate, era mucha humillación para él, por eso le gustaba ser como era, invisible. Si cometía o no un error, nadie lo notaba, nadie.

- Muy bien - dijo el profesor tratando de relajarse - ahora, desde arriba, señorita Bennett ¿Puede ayudarlo?

Nicole asintió, pero Zack estaba a punto de lanzar el guión e irse de ahí cuanto antes.

- Escucha, sólo relajate - Nicole intentó poner su mano en el hombro de Zack, pero él se alejó, lo que menos quería era que se compadecieran de él. - Calmate ¿d'accordo? sólo es una lectura. - Nicole miró al profesor que se apretaba el brazo bastante estresado.
- Para ti es tan fácil. Yo no soy actor.
- Nadie te pide que lo seas, sólo entra en tiempo. Eso es todo. - Zack alzó una ceja mirándola incredulo - Escucha el ritmo. Guiate con el sonido y escuchalo, no sólo lo oigas. Mira - se sentó en el piso y lo invitó a acompañarla. Zack se desconcertó, parecía tan... normal. Se sentó a su lado - lee la escena. Es sólo una canción donde Wendla y Melchor se acaban de dar cuenta que sienten algo el uno por el otro. ¿aja?
- Si - asintió mirando el guión.
- Pero no entienden qué les pasa y sólo saben que se pueden lastimar, pero que al lado del otro estaran bien. ¿Ya lo leiste?

Zack leyó la escena. No era tan dificil, o no mucho. Nicole lo miró mientras leía, y no pudo evitar sonreir. Zack alzó la vista y ella cambió de lado la mirada.

- Esta bien. Intentemoslo.

Nicole sonrió. Y el profesor les dio la pista.

El cambio había sido brusco. El mismo profesor no lo podía creer. Zack no tenía la mejor voz del mundo, no era el mejor cantante, pero la emoción había cambiado.
Nicole y Zack sincronizaron de una manera increible. Pero Zack no necesitaba de escuchar de la música, con la melodiosa voz de Nicole tenía para encontrar el punto de entrar e interpretar. Sólo necesitó escucharla a ella.

- Eso es un gran avance. Vaya señorita Bennett ¿qué palabras le dijo para que yo le las diga a todos y mejoren así?
- Profesor, sólo lo que usted siempre nos dice - volteó a ver a Zack a los ojos - que tengamos confianza en nosotros.
- Claro, yo siempre digo eso. Creo que fue la lluvia la que no me inspiró mucho el día de hoy. - se dijo para si mismo sin notar que ellos dos no habían despegado los ojos de encima. - bueno, de nuevo. Esperen - dijo y despertó a ambos el sonido del teléfono del maestro.

Se hicieron para atras.

- Genial, ahora sólo no te vas a emocionar - dijo ella cruzandose de brazos y sonriendo irónica.
- ¿A emocionar?
- Claro, tu no sales en la obra así que no te hagas ni ilusiones de que podrás cantarme esto a mi, sólo es un ensayo para contentar al profesor.
- Por nada del mundo saldría en la obra.
- Ya quisieras salir conmigo.
- Preferiría salir con Romina.
- Ja, eso si se queda con el papel.
- Es de ella.
- No por mucho...
- ¿Listos? - preguntó el profesor regresandolos a la realidad. Zack miró molesto a Nicole. Su voz de sirena lo hipnotizaba, pero no le gustaba que le hicieran daño a Romina. - Ahora quiero que lo actuen. Ustedes saben un abrazo, tocarse, ¡besense para mi!
- ¿BESARNOS? - preguntaron al unísono, pero el profesor los ignoró.

Empezó la música. De nuevo fue la melodiosa voz de Nicole la que introdujo a Zack a un sueño extraño. Era la vez de sirena que lo hipnotizaba. Él seguía la música y la actuación - mala, pero actuación - pero tenía el extraño presentimiento de que algo malo podía pasar si la besaba.

Cuando llegaron al coro donde ambos cantaron, el profesor les hizo una seña para que se tomaran de la mano. Ambos empezaron a subir las manos mientras se dejaban llevar por la letra

¡OH! se que vas a herirme

Zack tragó saliva tratando de juntarse a ella, pero de nuevo sintió la ráfaga fria. Pero la ignoró.

¡OH! se que te voy a herir

Nicole tenía un presentimiento parecido. Por un momento pensó que todo el misterio que lo involucraba se resolvería tocandolo... sólo tocándolo, pero no podía hacerlo.

¡OH! seré tu herida

Nicole alzó el rostro y Zack lo agachó pudiendo sentir el aire frio de nuevo. Quería besarla, por primera vez quería besar a alguien que no fuera Romina. Y lo iba a hacer.

¡OH! serás mi cicatriz

Cerraron los ojos para poder unir sus labios en un beso.

Pero en ese momento un golpe de puerta azotó y una rafaga de viento entró violentamente y los interrumpió. Toda la lluvia y los truenos de afuera se reflejaron dentro del teatro. Tan fuerte que movio las cortinas del telón y levantó todo aquello que no estaba fijo en el piso.

Era Romina quien acababa de entrar hecha una furia. Apretó los labios y sólo la acompañaban los truenos y los rayos detras de ella.

Nicole y Romina se miraron. Una con suficiencia y otra con odio.

La guerra estaba declarada.
septiembre 17, 2010 | By: Sabrina Knight

Aquella otra voz

No era posible.

- ¿Ya viste la hora? Nunca, nunca jamás vuelvo a confiar en ti.
- No seas tan melodramática Romina.
- ¿Melodramática? ¿Ya viste la hora? Voy una hora tarde por tu culpa.
- Pues tu tampoco saliste muy temprano.
- Me lo merezco por confiar en ti. ¿Por qué demonios dije que si cuando me preguntaste si me llevabas? ¡Tú sólo quieres ver a la güera esa! - le pegó en el brazo a su hermano.
- ¡Basta, basta! No vas a lograr nada si me pegas, así que calmate.

Romina se recargó con fuerza cruzando los brazos. Estaba furiosa. ¿Y cómo no estarlo? Ya iba una hora tarde y ese día iba a ser un ensayo demasiado importante. No estaba nada tranquila, ultimamente en los ensayos las cosas no le habían salido como quería y aquella tonta le había estado haciendo un tipo de complot.
El teatro era su vida y no podía dejarse vencer por esa tipa.
No sabía porqué le habían salido mal las cosas, estaba distraida y cada que podía pensaba en Zack. Desde que había ocurrido ese golpe en la cabeza las cosas habían cambiado tanto para Zack como para Romina. No podía entender cómo le podía hacer tanto mal.

- Ya casi llegamos.
- Callate y maneja. - dijo sin dejar de cruzar los brazos. La lluvia empañaba demasiado los vidrios y casi no dejaban ver. Daniel limpió el parabrisas con su mano, Romina puso los ojos en blanco y con un chasquido los vidrios se limpiaron.
- ¡Vaya que suerte!
- Tu apurate.

Llegaron apenas al estacionamiento y Romina salió corriendo. Escuchó música a lo lejos. ¡No era posible! Estaban empezando sin ella. Corrió más rápido bajo la lluvia, pero se detuvo de golpe. Había otra voz, no sólo la de la rubia tonta, sino la de un hombre.

Zack...

¿Qué tal en teatro?

Toda la felicidad se esfumó cuando miró al conductor del auto que tocaba la bocina. Otra vez él ¿no pensaba dejarla nunca? Parecía una sombra malvada que la persiguiera para encargarse de torturarla recordándole una y otra vez que no podía descubrir como trabajaba su cabeza, motivo de su obsesión de saber como diantres pensaba.

-Pídeme una disculpa – Nicole se rió, eso no pasaría ni en su mejor sueño.

Aceleró aun más. Estaba tan enojada que no le importaba nada más que alejarse de el.

Escuchó claramente sus palabras como si se las dijera al oído:

- Carreras es lo que quieres. Carreras es lo que tendrás- reto y carreras quería reto y carreras obtendría pensó ella aceleró aun más esquivando todos los autos.

No se lo podía quitar de encima, se alcanzaban y dejaban atrás. El juego resultaba divertido pero también odioso cuando el iba rebasando. Y los semáforos que pasaba con ellos estaban todos descompuestos. Cambiaban de colores favoreciéndolo todo el tiempo.

El semáforo justo antes de la escuela estaba en rojo era el momento de alcanzarlo y rebasarlo pero algo raro paso cuando el tendría que frenar aceleró mas porque el semáforos e puso en verde y luego de vuelta arrojó cerrándole el paso ye l triunfo, no era posible. Vencida, vencida por él y por su auto que no era ni la mitad de rápido que el de ella. Eso era imposible para cualquier persona, pero no para él, que cada vez se volvía más misterioso.

Contuvo las ganas de patear el auto cuando lo vio estacionado en el mejor lugar. Y siguió echando chispas hasta el auditorio de teatro. Ya estaba esperando allí con una inmensa sonrisa completamente divertido por su triunfo. Era imposible ignorarlo.

-Bienvenida Nicole-dijo el profesor alegre de verla- pero me temo que esto se va a suspender y no solo el ensayo la obra cómo sigamos así, mi carrera echa pedazos-exageraciones pero había que decirle las palabra exactas.

-¿Profesor pasa algo? Déjeme agregar que no creo que su carrera se arruine.

-Pasa que además de ti y de mi no hay nadie-Nicole miró a Zack observando- Jaime aviso, está enfermo, pero los demás ¡nadie! no podemos ensayar nada porque no hay nadie. Estrenamos pronto y parece ser que a los únicos que les importa esto querida es a ti y a mi-se tiró al drama, aburrido y patético pensó ella.

-Profesor no se preocupe verá que todo sale bien. Tal vez se les atravesó algo, además recuerde la lluvia puede ser por eso que no llegaran. Tal vez si esperamos un rato…

-Nada de esperar, un actor debe estar a su hora llueve, truene o relampaguee, ni modos que digamos espere querido publico los actores no han llegado, no hay justificación. Quería que ensayáramos. Debería de comenzar a montar contigo uno de los actos principales, pero actuar y dirigir al mismo tiempo…

Manera perfecta de vengarse. Pensó Nicole mirando al chico que seguía mirando sin siquiera hacerse notar.

-En realidad profesor está él-señaló hacia la parte donde se encontraba Zack-seguro es un pésimo actor pero ¿de algo debe servir no cree? Además ya estando aquí sería un error no aprovechar el tiempo.

Zack lucía sorprendido de que ella lo tomara en cuenta.

El profesor lo inspecciono y se sorprendió de no haberlo visto antes.

-Podríamos intentarlo profesor, nada perdemos.
-¿Tu has actuado?-Zack estaba apunto de responder pero el profesor sabia las respuesta- al escenario ahora-le dio un libreto- escena 5 del primer acto- Nicole se sobre saltó, sabia exactamente la escena que tendrían que interpretar, como sabia también que era la que menos quería hacer.
-Profesor, puede ser otra no creo que…
- ¡Ya dije! ahora prepárense. Vamonos a la parte de la canción, necesito checar las notas. Tu… tu… Samuel en ese lado-Nicole rió por lo bajo- tu Nicole tomas asiento justo a su derecha. Recuerden la mirada y la canción.
-¿Canción?-preguntó Zack muy sorprendido
-¿La palabra musical no te dice nada?
-Página 40 Samuel-Veamos si también en esto tienes suerte, pensó para sus adentros Nicole.
-Profesor por favor otra escena.
-Profesionalidad señorita Bennett.

Zack da una mirada pequeña a la letra.

Comienza la Música instrumental de fondo.

HAS ESCUCHADO HABLAR A TU CUERPO WENDLA Y MELCHIOR
SPRING AWEKENING

Silencio absoluto.

-Vamos de nuevo chicos.

Musica instrumental de fondo

WENDLA
Es todo tan irreal
Siento sus labios al hablar


MELCHIOR
Lleno su cuerpo de hipotesis


JUNTOS
¿Has escuchado hablar a tu cuerpo?


-¡Detenganse Samuel! por favor esfuerzate. Va de vuelta la música.


WENDLA
Es todo tan irreal
Siento sus labios al hablar


MELCHIOR
Lleno su cuerpo de hipotesis


JUNTOS
¿Has escuchado hablar a tu cuerpo?

MELCHIOR
Quisieras no sentir


WENDLA
Son como perlas al sonreir


MELCHIOR
Tomo su mano con precaución


JUNTOS
Has escuchado hablar al deseo

Carreritas

- Aun no debes de salir y menos ir a la escuela.
- Voy a tener que ir algún día, y si no lo hago ahora me va a dar más flojera.
- Pero Zack, no seas terco. Te vas a hacer daño.
- Confía en mí tía - le dio un beso en la frente - todo va a estar bien.
- Pero Zack está lloviendo.
- Regreso al rato tía - y antes de que le pudiera decir más salió de su casa, cerrando el zaguan antes de que su tía lo fuera a regresar.

A él tampoco le gustaba la idea de regresar a la escuela, pero había ya faltado tanto.

Además ese día no iba a la escuela como tal. Había un ensayo de teatro y quería ver a Romina una vez más. Pero antes de seguir pensando en Romina se distrajo con alguien más. Nicole acababa de salir de su casa en su flamate Aston Martin. Zack no pudo evitar dibujar una sonrisa coqueta que evidentemente molestó a Nicole pues ella pasó con su auto y lo empapó con el agua encharcada.

Ella bajó el vidrio

- ¡Qué lindo está el día, hasta ganas de sonreír tengo! - Zack apenas pudo limpiarse el agua del rostro -  Cierto cuídate del aguacero ¡ciao!


Esuchó su risa y observó como se fue acelerando por la avenida. Pero qué demonios le pasaba a esa... loca. Eso no se podía quedar así, ella tendría que pedirle una disculpa.

Se subió al carro y arrancó tan rápido como pudo el motor. Se brincó la primera velocidad y casi de inmediato llegó a la tercera. Estaba a una cuadra para alcanzarla, así que se limpio y la alcanzó. tocó el claxon y ella volteo.

- Pideme una disculpa - le dijo moviendo los labios de más, sabía que ella no lo escucharía si le gritaba.

Pero ella lo miró molesta y arrancó a más velocidad. No tenía la más minima intensión de pedirle una disculpa ni mucho menos.

- ¿Con que si? - era obvio que Nicole también iba a la escuela, así que decidió alcanzarla, ella no lo iba a dejar como estaba nada más porque si. Aceleró y con una gran destreza esquivaba a todos los demás autos que se ponían frente de él.

Nicole aceleraba como loca también. Jamás había visto conducir a alguien con tales reflejos, mucho mejor que algunos corredores de carreras.

- Carreras es lo que quieres - se dijo como si le hablara a ella - carreras es lo que tendrás.

El semaforo delante de ella se puso rojo y se tuvo que detener, lo que le dio oportunidad a Zack de alcanzarla metiendolese a cuanto carro podía. El semaforo se puso verde y de nuevo arrancaron, pero para ese momento Zack ya tenía ventaja. Se hizo a la izquierda, derecha y... de nuevo estaba del lado de Nicole.

Ella lo volteó a ver sorprendida, pero no tardó mucho en mirarlo más que en acelerar de nuevo, sin embargo Zack ya no se quedaba atras. Las cosas habían cambiado, Nicole estaba ahora dos carros atras, y cada que intentaba metersele se ponía otro auto enfrente de ella. Además los semaforos eran un aliado de Zack ya que cada vez que estaba cerca de uno se ponía verde dejandolo pasar como si nada.

La lluvia comenzaba a golpear más fuerte, pero para ellos dos parecía que no existía. Corrian como si la pista fuera para ellos y nadie más los podía alcanzar. Ya no estaban lejos de la escuela. Era hora, los dos sabían que el que llegara primero sería el ganador de su juego. Ambos se metieron por calles tratando de rebasar.

Ese era el último semaforo, 100 metros más y luego la escuela.

Zack miró el semaforo, estaba rojo. No, no podía estar rojo para él... y cambió a verde. Pasó sin problemas, pero ella no debía pasar... cambió a rojo.

Nicole se enfrenó tan de golpe que sus llantas rechinaron. Zack lo escuchó y miró por el retrovisor como el humo salía de sus llantas. No pudo evitar reirse al saberse ganador.

Llegó al estacionamiento con toda la calma del mundo y en el mejor lugar de todos, como siempre. La lluvia azotó con más fuerza y él ahora ya estaba seco y contento. Sabía que le había ganado a Nicole y con ventaja, ella aun no se aparecía. No pudo quitar su sonrisa. Se encaminó al teatro con mejor humor, el mejor humor que había tenido desde hace mucho tiempo.

Soledad acompañada

Nicole se sentía más tranquila después de haber nadado por un rato, pero había desperdiciado tanta energía en ello que era necesario recuperar aliento, después de todo tenía varios días sin saciar su sed.

Salió de su casa arreglada. No fue necesario ir tan lejos de allí, cerca había varios bares en los que los chicos se divertían toda la semana, sólo esperaba encontrar un conductor designado y sobrio. No tenía ganas de probar alcohol involuntariamente.

Fue fácil pasar las cadenas de seguridad. El guarura quedó prendado de ella y con una enorme sonrisa la dejó entrar. Se entretuvo en su tarea, encontrar a alguien lo suficientemente apetitoso.

Varios tipos se acercaron, como abejas que se acercan a la miel. Nicole sólo tenía que escoger uno. No tardo tanto en saber quien era el objetivo. Aquel chico solitario de pelo castaño y ojos marrón llamó su atención. A diferencia de todos, además de sus pectorales perfectos, su estado etílico no estaba en un alto grado.

Se miraba triste, callado y ausente, alejado de si mismo. Nicole se sentó cerca, hacer que se perdiera por ella, divertirse juntos y alimentarse tarea fácil. Se sentó en el banco de al lado.

-Siento importunar. Me preguntaba si sería posible brindar juntos, tal vez la compañía ayude-dijo mirándolo sobre actuando tristeza. Él no disimulo su asombro, la observó como no creyendo que fuera hacia el la charla y volvió a lo suyo.

-Lamento la interrupción.

-¿Enserio es a mí?

- La verdad no veo a nadie más en tu lugar, cuando menos nadie como tú y si consideramos que todos los chicos de aquí se ven del tipo de que solo quieren conquistar y yo no estoy para eso. Deseo olvidarme de lo malo y tu pareces comprender un poco lo que estoy sintiendo ahora. Soledad. Pareces anhelar tanto como yo no sentirla más y simplemente deseas olvidar... bueno además luces más cuerdo-sonrió melancólica.

La miró atentó.-Vaya, parece que en realidad tenemos cosas en común y ambos simplemente queremos pasar un buen momento-directo a la trampa.

La noche transcurrió a gusto entre las quejas de Roberto y las de Nicole de como todo era complicado cuando uno quería algo de verdad y como el porque las cosas más sencillas resultaban más fáciles.

Roberto estaba perdido por ella-Con alguien como tú todo sería más fácil. Lastima de no creer en las cosas serias, porque contigo sé que funcionaria-decía mientras la acompañaba a su auto para resguardarse de la lluvia.

-O tal vez, sería más fácil-lo besó- ... entrar dentro de lo no serio.

El siguiente momento estaban unidos entre besos, caricias y deseo; si sólo eso un deseo de llenar vacíos. Nicole estaba simplemente dejándose llevar por el momento como había hecho siempre, nada más que un simple momento y dejar salir a flote las necesidades que en su vida de humana no eran necesarias, pero que ahora su estado de eternidad le exigían a su cuerpo con una mayor constante. Enterró sus colmillos en su suave piel mientras el seguía disfrutando tan complacido que ni siquiera notaba la succión de sangre de su cuerpo.

Tras unos minutos, Nicole simplemente tuvo que borrar de la memoria de Roberto los últimos momentos y dejarlo con los buenos para alejarse del sitio, no completamente satisfecha. Nunca le había gustado excederse ni dejar victimas a causa de su naturaleza, así que solo tomaba lo necesario.

Llegó a su casa, cuando comenzaba a amanecer así que decidió arreglarse directo para salir a la escuela, no habría clases pero ella tendría ensayo de teatro. A ultima hora el profesor había decidido que lo mejor era hacer spring awakening otro musical que seguir el permitiría resaltar más a sus estrellas resplandecientes como llamaba a sus alumnos. Aunque Nicole sabia la verdad el quería aprovechar más el talento de Nicole acompañado del de Romina para que la función fuera mejor y no tuviese que desperdiciar su talento.

Tuvo que ponerse ropa abrigadora pues afuera seguía cayéndose el cielo, la tormenta parecía que nunca pararía. Subió al auto y cerro automáticamente el zaguán. Sintió una mirada, su horrible vecino estaba cerrando también su zaguán de manera antigua. Simplemente se sentía molesta de solo verlo.

Fingió no mirar la estúpida sonrisa que se dibujo en el rostro de Zack que la hizo molestarse más. Iba a arrancar de golpe cuando se le ocurrió algo. Aceleró el auto y paso sobre ese enorme charco salpicándolo completamente no pudo evitar reír.

Bajó el vidrio mientras se detenía un momento y gritaba-que lindo está el día, hasta ganas de sonreír tengo-comenzó a subir el cristal- Cierto cuídate del aguacero ¡ciao!-le guiñó un ojo y arrancó hacia la gran avenida.

Se sentía tan bien.

Capítulo 5. Cambio de vida

Estaba a punto de dejar su vida.

No pudo evitar sentir nostalgia y miedo, pero ella misma sabía que todo eso valía la pena. Esa nueva vida valía la pena.

Se quedó sentada sobre una roca mirando el atardecer, suspirando el aroma del agua salada y sintiendo el calor del sol sobre la playa. Cerró los ojos tratando de recordar esa imagen en su cabeza. Tendría esa imagen siempre, del hermoso lugar donde había nacido, crecido y que ahora tendría que abandonar para siempre.

Había hecho una elección: dejar todo lo que conocía, dejar atras la vida de miseria, amargura y sufrimiento por una nueva vida de lujos, privilegios e inmortalidad.

No era un mal trato, tendría que estar a lado del que ya la había comprado, parecía quererla y podía darle todo lo que quería, incluso esto. Tampoco le dolía dejar a sus padres, ellos había preferido venderla por unos animales antes que protegerla o quererla, además jamás habían tenido cariño. Era como estar huerfana con padres.

Había querido escaparse tantas veces, huir con el primer hombre que viniera por ella y le prometiera algo en que caerse muerta. Pero nadie había llegado, y jamás había juntado el valor para salir corriendo.

Cuando llegó aquella persona preguntando por ella y queriendo llegar a un acuerdo, ella no hizo nada. Era lo mejor. Tal vez así podía estar con alguien que la valorara más o con el que al menos no se sentiría tan excluida y sola.

Aquel hombre la compro por unas tierras con animales, sus padres aceptaron gustosos y en la noche él llegó por ella... en la noche, siempre era en la noche.

No la hizo su esposa. Sólo la llevó a su casa y la dejó en una habitación para que durmiera, no dormía. En las mañanas paseaba en los pasillos y generalmente se la pasaba arreglando su cabello. Él siempre llegaba de noche y se iba apenas ella se iba a su habitación. Pero un día él le pidio que la acompañara a las catacumbas de su casa, y ahí le mostró la vida que guardaba, su vida secreta, pero que lo había acompañado desde hacía más de 200 años.

Le mostró todo y le contó lo que podía hacer, la vida ilimitada y el poder que corría dentro de él. Todo sólo por el precio de la sangre, la sangre de personas desconocidas y que sacrificaban su vida para mantener la de él. Eso era lo que podía ofrecerle, eso era lo que le iba a dar.

Ella aceptó.

Ahora tendría que despedirse de todo, del día, de los amaneceres, de los olores como los conocía, del calor que podía sentir en la piel. Ese iba a ser su ultimo atardecer, la última vez que sabía lo que sentiría ser humana.

Tenía miedo.

De pronto sólo sintió como dos manos tocaban sus hombros y los dedos frios recorrían sus brazos.

"¿Estas lista?" preguntó antes de hacerle el cabello a un lado. Ella cerró los ojos recordando como había sido ese atardecer. Ya era de noche y la hora había llegado. Tragó saliva y puso su mente en blanco antes de sentir cómo es que moría.


Abrió los ojos con la opresión y el miedo que el sueño le había dejado. Trataba de no recordar lo que había soñado, pero era inevitable, siempre lo soñaba y así había formado parte de lo que habían sido sus viejos recuerdos. Se levantó de la cama quedandose sentada en la orilla. Tocó su cuello, nunca tenía nada, pero siempre había sentido esa mordedura, la agonía de morir desangrada.

Le había costado trabajo, pero aceptó esos sueños como verdaderos, como parte de lo que fue ella, pero había cosas que la dejaban con más dudas. ¿Cómo pudo dejar la vida que tenía para volver a nacer en algo completamente diferente?

Miró su closet y con un movimiento de muñeca, aun lejos de él, abrió y cerró la puerta. Encendió y apagó las luces sin moverse y llegó su celular a sus manos sólo con desearlo. Sonrió para si misma y se levantó para su ventana, corrió las cortinas.

No lo entendía pero lo aceptaba. Había nacido como alguien completamente diferente a lo que había sido alguna vez, pero ahora ya no tenía limitaciones, el sol, la luz ni la sangre la iban a detener.

Nada ni nadie la iba a detener.
septiembre 07, 2010 | By: Lizzye

Luminosa

Le dio coraje que el tuviera la boca llena de verdades. Estaba espiando, estaba cuidando y al pendiente, tan pendiente… muchísimo más que las demás personas en la escuela. Todo era culpa de esa estúpida obsesión por descubrir que pasaba. Y Claro luego de lo de la cortina sabía que algo más había en ese chico. El resplandor en sus ojos o era común ¿o sí?

La desilusionó saber que no estaba al pendiente de ella como todo los chicos, en realidad había herido su ego, normalmente le hubiera valido pero estaba vez…-cómo es posible que siendo…siendo tan… tan él… tan x no se preocupe por lo que hago-pensó sulfurada.

Precisamente eso quería leer su mente, pero era imposible porque su cerebro no funcionaba como debía, estaba tan molesta.

- Di lo que quieras, sólo no te acerques, ni te asomes a mi ventana.

- Pero está frente a la mía.

- Pues busca un método-¿y porqué algo en ella no quería que el hiciera caso a sus palabras?

Estaba que arrojaba chispas. Lo odiaba, odiaba ese día en que se cruzó frente de ella y en que su insignificancia había llamado su atención. Si eso era, era tan poquita cosa y tan insignificante que eso fue lo que llamó su atención. Porque era obvio que en todos los lados del mundo en que había estado nadie como el pasaba desapercibido, no estaba tan mal, tenía algo y su algo se justificaría como ¿insignificancia? Había más un misterio y lo descubriría.

-¡Basta!-gritó pensando en la única manera de sacar toda esa energía, para no terminar destruyendo sus muebles o gritando y que su vecino la oyera. Cambió el camisón por un traje de baño de una sola pieza color blanco y se dirigió a su única salida, nadar.

Nicole amaba tanto nadar. Desde siempre era su mejor distractor. Miró al cielo, las estrellas y la luna estaban extremadamente brillosas. Las noches eran lo mejor para alguien como ella, su especie se recargaba con noches así, aunque ahora que lo pensaba por fin dejaba de estar nublado en mucho tiempo. Era una noche hermosa, tan luminosa, de esas que se comparten en pareja. Sintió una mirada y se arrojó a la alberca.

Ventanas vecinas

Dio el brinco de su vida ¿Pero qué...?

Las cortinas se corrieron, no de la misma forma en que él lo había hecho ¿ O sí? Miró afuera y encontró a Nicole sonriendo orgullosa, como si se hubiera desquitado de lo que había hecho.

- ¿Cómo lo hiciste? - fue lo único que se atrevió a preguntar, quizás descubriendo cómo lo había hecho se explicaría cómo lo hizo él. Tal vez.

Pero ella no dijo nada, se quedó mirándolo y alzó la ceja.

- Magia.
- ¿Magia?
- Busca otra explicación. - Zack se quedó callado, no podía dejar de contemplarla. Daniel tenía toda la razón, ella era muy bonita, más que bonita. Está bien, de eso ya se había dado cuenta, pero teniendola enfrente parecía... - ¿Ahora eres mudo?
- No, no lo soy.
- Entonces deja de poner esa cara de tonto. Está bien que hayas salido del hospital, no del psiquiatrico.
- ¿Sabías que estaba en el hospital?

Nicole puso los ojos en blanco.

- Todos en la escuela se enteraron.
- Claro, tienes razón. Pensé que a nadie le interesaba saber que estuve en el hospital.
- ¿Y qué te hace pensar que a mi me interesó?

Touché. Pero a Zack le hubiera gustado que así hubiera sido.

- ¿Y por qué espiabas en la ventana? - preguntó curioso.
- Yo no estaba espiando. Sólo estaba... detras de mis cortinas. Para mi el que espiaba era otro.
- No, no espiaba. Sólo tenía curiosidad de saber quien se había mudado del otro lado.
- Pues no te vayas a emocionar por tenerme de vecina.
- Nadie se emocionó. - dijo de una forma fria que Nicole pareció ofenderse.
- No te creo.
- Si leyeras mi mente lo podrías confirmar. - Nicole pareció más molesta aun.
- Di lo que quieras, sólo no te acerques, ni te asomes a mi ventana.
- Pero está frente a la mía.
- Pues busca un método.

Acto seguido Nicole cerró la ventana y cerró las cortinas de golpe, tan molesta.

Zack se quedó todavía esperando a que ella saliera. ¿Pero por qué iba a salir? Se regresó a su habitación y también cerró. Se acostó de nuevo en su cama y cerró los ojos.

Que bueno que Nicole no podía saber lo que pasaba por la mente de Zack. Estaba emocionado de tenerla de vecina.

Un vistazo

La mañana estaba aburrida. Nada nuevo en las clases y el chisme viejo de que salía del hospital el tipo x ya no tenía ningún sentido. Nicole seguí tratando de integrarse, ante todos los alumnos de la escuela era un notable hecho que ya estaba dentro, no podían pasarla por alto y la incluían en todos lados, sin embargo ella seguía sin verle el caso.

Los ensayos de teatro estaban fatales por más que intentaba no podía bajar la voz para dejar que su compañera se luciera, tendrá que arreglarlo pronto. Un día de estos tal vez se decía cada que lo recordaba. La verdad cuando tienes una eternidad los tiempos pierden importancia. Aunque ahora que pensaba, había algo que si llamaba su atención por fin hoy volvería del hospital y entonces… Y entonces nada se regaño mientra se dirigía a su auto.

Estaba tan molesta que no se percato de la presencia cerca de Daniel hasta que lo tuvo casi enfrente. En fin hora de enfrentarlo. Mejor solucionarlo ahora y no mañana, cuando estuviera acompañado de gente indeseable.


Daniel solo consiguió revolverla y eso le ocasionó tanta risa. Literalmente hacia tanto que no reía que se sorprendió de escucharse. Además por una vez en la vida parecía que en efecto era diferente a todos. ¡Inteligente! buena táctica y algo llamativo de su persona que Nicole tomaría muy encuenta sumándolo a sus atributos su sinceridad.

Lo besó y se dirigió a casa emocionada y desesperada por llegar. Pidió a sus sirvientes marcharse temprano quería estar sola. Se dio un baño rápido y puso cómoda con un camisón.

Fracaso en su intento de leer un libro que dejo abandonado cuando las letras nada más no le entraban y seguía inquieta. Escuchó un auto frenar eran ellos. Se regaño de nuevo por estar pendiente sin embargo no pudo evitarlo la curiosidad por descubrir si podría avanzar en las lecturas del pensamiento de ese chico no la dejaban. Así que aguzó el oído para escuchar los pensamientos de Daniel, demasiada miel de su parte y apenas escuchaba lo que le respondía el otro. Que parecía no poner ningún interés en el tema del enamoramiento de su amigo, ja, pensó y se recostó ahora en la sala.



Daniel se marchó luego de un rato. Nicole decidió irse a su cuarto, se tiró en la cama pero el aburrimiento continuaba. Se fue a sentar al balcón a ver la luna cuando escuchó ruido al otro lado, se metió corriendo, y cerró las cortinas de golpe y miró detrás de ellas. Se veía mejor, bueno cuando menos ya no tenía todos esos aparatos rodeando su cuerpo, eso le daba gusto.

Deseaba tanto salir y cohibirlo como hacia con todos los chicos con solo mirarlos, pero eso significaba que él viera que le prestaba atención, cosa falsa por supuesto. Pero si moviera las cortinas. Lucía curioso asomándose como para ver quien vivía allí. Nicole decidió apagar la luz por si el chico lograba mirar algo más. Sin embargo continuó allí pensando que sería genial ver su reacción.

Las cortinas se abrieron de golpe sorprendiendola. Se miraron pero ella reaccionó y cerró enojada de golpe las cortinas por ser descubierta ¿Cómo se abrieron? ¡Tontas cortinas! ¿y el aire no era tan fuerte o sí? ¿Cómo lo había logrado? Muy misterioso. No era el único capaz pensó ella tomándolo como reto, sonrió. Cosa de unos segundos, corrió al patio trasero; tomó una vara larga de un árbol, abrió su cortina saliendo al balcón y jaló la cortina y escondió la rama en un segundo.

Zack pegó un brinco de sorpresa, ella tuvo que contener la carcajada. Y comenzó a mirarlo atenta... comenzaron a mirarsé atentos.

Como si fuera...

- ¿Lo seguimos esperando? Ya se retrasó una hora.
- Les dije que ya no lo esperaran. Daniel es un irresponsable.
- No le digas así Romina, tú hermano es muy responsable.
- ¿Y entonces por qué no ha llegado? No me mal interprete señora, pero mi hermano a veces tiene la cabeza en otro lado y suele olvidar las cosas importantes, como su sobrino.
- Quizás tuvo algún inconveninte.
- O quizás se tropezó con alguien. - se dijo para si misma, la tía de Zack no la escuchó. Romina volvió a mirar su reloj. - Señora, me da mucha pena, pero me voy a tener que ir...
- Está bien Romina, no te preocupes.
- Claro que me preocupo. Si Daniel no hubiera dicho e insistido que veía por Zack yo misma los hubiera llevado desde hace rato.
- No te preocupes, esperamos.

Romina torció la boca molesta, volvió a mirar el reloj y no pudo ocultar la molestia con su hermano. ¿Dónde demonios estaba?

Por otro lado estaba Zack en una silla de ruedas del hospital. Se sentía mucho mejor, de hecho tanto que se había puesto a jugar con las ruedas y azotó más de una vez contra el suelo. Le advirtieron que una vez más que estuviera jugando y lo bajaban. Así que Zack se mantuvo quieto hasta que alguien llegara por él.

Era tan aburrido.

Daniel tenía más de una hora de retraso y ni Romina lo estaba cuidando. Parecía que sus atenciones y cuidados se habían terminado justo en el momento que se paró de la camilla. "Lastima" pensó.

Empezó a buscar formas como entretenerse. Contó los sillones, los azulejos de las paredes, el número de enfermeras, la cantidad de mujeres embarazadas que entraban... se aburrió rápido. En la mesa vio una revista. Estaba a punto de girar la silla para allá, pero un camillero lo malmiró y Zack descartó la idea de moverse. Se le quedó viendo a la revista. Si por lo menos la pudiera hojear, a lo mejor se le quitaría el aburrimiento. O por lo menos dejaría de contar. Si pudiera tener esa revista en sus manos... miró la revista, dio un parpadeo largo y...

Ahora tenía la revista en sus manos.

Zack la tiró. No podía creerlo, miró la mesa y la revista ya no estaba ahí. Esa era la revista que estaba encima. ¿Cómo... cómo...?

- ¿Zack? - Zack alzó la vista rápidamente y notó a Romina mirándolo extrañada. - ¿Qué pasa?

¿Qué le iba a decir? ¿que la revista estaba en la mesa y de pronto en sus manos, que parecio de repente, que fue como...?

- ¿Qué te suecede? Te pusiste pálido.
- Nada, nada, sólo que... ahm... Daniel ya se atrasó mucho.
- Sí, lo sé. - Romina desvió la mirada a la revista tirada y la levantó - no sé dónde esté - le dio la revista. - supongo que se te cayó.
- No, no es mía.
- Pues está muy cerca de ti.
- No es mía. - hizo las manos atras, Romina se dio cuenta. Trató de ignorar el hecho, y dejó la revista en la mesa del centro.
- Yo venía a despedirme, no puedo esperar más a Daniel y tengo que ir a los ensayos.
- De acuerdo. Vete tranquila.
- Hablas igual que tu tía - dijo burlona y sonrió, Zack la imitó, pero aun seguía preocupado. - bueno, entonces luego voy a tu casa ¿ok?
- Ok - Romina le pasó la mano por la mejilla y volvió a sonreir. Zack tomó su mano y ella le dio un beso en la mejilla. Zack no separó su mano y ella tampoco hizo mucho por alejarse. Lo tomó del rostro y le dio un beso en los labios. - Nos vemos al rato. - le guiñó un ojo de forma coqueta, él la soltó y ella caminó contoneante hasta la puerta.

¿Y si deseara lo mismo con Romina así como la revista, aparecería en sus manos? No quiso ni intentarlo, aun sentía cosa por el asunto de la revista. Aunque Romina era un buen alentador.

Daniel apareció veinte minutos después, con muchas disculpas y una enorme sonrisa en la cara que no podía ocultar.

- ¿Qué te pasa?
- Luego te cuento - Zack lo inspeccionó, pero se dio cuenta a que se refería a su tía. Podía esperar.

El camino a casa se hizo rápido. De nuevo todos los semaforos estaban en verde y Daniel no tuvo problema alguno.

- No me va a creer señora, pero siempre que vengo con Zack pasa lo mismo. Es como un amuleto de la suerte.
- Mi sobrino es siempre muy afortunado.

Daniel miró por el retrovisor a Zack que miraba atentamente la ventana. Se notaba distraido y quería saber qué pasaba. También quería contarle lo que pasó con Nicole. Pero mejor lo dejó para después, cuando estuvieran solos.

- Bueno, llegamos. - dijo Daniel una vez que se estacionó frente a la casa de Zack. Zack salió como niño chiquito desesperado por ver su casa. No sabía cuanto la extrañaba.
- No puedo creer que fueron más de dos semanas.
- Siempre es dificil que te levanten - dijo si tía y los tres entraron.

Para Zack parecía que se había ido mucho tiempo, quizás años lejos de su casa, miraba cada cosa y parecía completamente diferente a como la recorbada. Era tan extraño. Los colores eran mucho más intensos. Y casi podía sentir la energía que irradiaba su casa, sus muebles y hasta Daniel y su tía.

Eso era demasiado raro.

- ¿No quieres ir a descansar? - preguntó su tía de una forma que parecía que quien quería descansar era ella.
- Claro. Justo voy arriba.
- Bueno, entonces yo me voy. De verdad disculpen la tardanza no fue mi intensión.
- No te preocupes Cariño - la tía de Zack le dirigió una sonrisa de mamá - bueno, yo también voy a descansar, los dejo para que se despidan chicos - le dio un beso a Zack y subió las escaleras a su habitación. Zack y Daniel la siguieron con la mirada y cuando se perdió de vista Zack miró inquisitivamente a Daniel.
- ¿Qué paso?
- ¿Por dónde empiezo?

Daniel le contó de Nicole y lo que le dijo, claro, agregando y quitando detalles que lo fueran a notar tan penoso como lo fue, y sin dejar fuera su gran sonrisa de oreja a oreja. Agrandó el tiempo de los besos y la intensidad, quitó risas nerviosas y finalmente suspiró esperanzado.

- ¡Pues felicidades! - Zack le dio una palmada en el hombro y Daniel no pudo negar su agradecimiento. - Es un gran avance para Daniel el conquistador. No puedo creer que te esté costando tanto trabajo conquistarla.
- Es un reto.
- ¿Sólo un reto?
- Bueno, sí me gusta, y voy a lograr que yo le guste. Es más, voy a lograr que me quiera. Quien sabe, puede ser que sea ella...
- ¿Que sea ella?
- Sí, tú sabes... ella.
- ¿Ella? "La indicada", "La única", "El amor de tu vida". - dijo en son de burla y Daniel se ofendió. - bueno, ya perdón. ¿De verdad va tan enserio la cosa? - Daniel asintió. - Pues buena suerte, no creo que te cueste trabajo, todas las chicas están locas por ti.
- Ella es diferente.
- Si tú lo dices...

Daniel no se quedó más tiempo, luego de su charla miró el reloj y se dio cuenta de que aun tenía tarea para el día siguiente.

- Luego me la pasas.
- ¿Cuando he dejado de hacerlo? - Y Daniel se fue.

Zack fue a su habitación y fue como reconocerla de nuevo. Otra vez esa sensación de ver todo nuevo. Las paredes, los planos pegado a la pared, la ropa tirada. Quizás el golpe en la cabeza había sido demasiado fuerte que le había movido neuronas de más.

Se tiró a su cama y cerró los ojos. Ya no podía resistirse a no dormir. Tenía que hacerlo. Finalmente sino despertaba dormir era una buena opción. Aunque seguía teniendo miedo.

Giró su cabeza y la ventana estaba con las cortinas corridas. La ventana tenía algo nuevo también. No, no era la ventana, era lo de afuera... Se levantó y abrió. Miró afuera y respiró el aire. Qué raro, hasta el aire era diferente. Quizás la pelota no movió neuronas, a lo mejor las mató.

Vio la luz de enfrente encendida. Jamás la había visto prendida. Se quedó quieto, tratando de mirar del otro lado de las cortinas que le impedían ver a su nuevo vecino. Tuvo un presentimiento. No podía moverse, tenía que quedarse ahí hasta descubrir quién era la persona que vivía ahí. Esperó.

Pasó, bueno, Zack no supo cuanto tiempo pasó, cuando las luces se apagaron. Vaya, parecía ser que quien estuviera ahí no quería verlo. Puso una cara triste, pero cuando estaba a punto de meterse se acordó del suceso de la revista. ¿Y si imaginaba que las cortinas estaban corridas? Así podía ver a su nuevo vecino.
¿Sería indiscreción? ¡Bah!

Cerró los ojos e imaginó la ventana, esa misma ventana que veía, pero sus cortinas se iban corriendo poco a poco. No, si se abrian lentamente se iban a dar cuenta que había algo raro.

- Mejor que se abran rápido - y dicho y hecho las cortinas se corrieron y ahí vio a una persona que lo estaba mirando tan atentamente como él.

Era Nicole.

Ella cayó en cuenta de que él la miraba y rápidamente cerró las cortinas, tenía una cara de furiosa enfadada que no podía con ella. Zack ni se pudo mover. No podía creerlo.

Reaccionó lo que pasaba y se metió rápidamente a su cuarto, corrió las cortinas y se sentó en su cama. Sonrió como niño travieso y sin creer lo que había hecho.

Descubrir que Nicole era su vecina era grandioso, y además todo lo que le estaba pasando era tan extraño...

Como si fuera... magia.