diciembre 19, 2010 | By: Lizzye

Por qué no...

Entrar a la escuela rodeada de las miradas y saludos de todos resultaba encantador para su ego. Disfrutaba del odio de sus compañeras; de las miradas y pensamientos de deseo de los chicos en las que sus fantasías se volvían realidad.

Sonrió mientras se dirigía a tomar sus clases. Bernardo el protagónico del musical iba en la mayoría de sus clases. Desde el primer día que la vio, quedó prendado de ella. Invitándola varias veces a salir, recibiendo negativas, pero sin darse por vencido.

Y allí estaba nuevamente esperando a la salida del salón, con su sonrisa retorcida encantadora, que usaba para mantener locas a su no pequeño grupo de admiradoras. Una sonrisa que en Nicole no surtía efecto para su desgracia. Pensaba que Bernardo sería una gran opción de novio: popularidad, fama, riqueza, caballeroso, atento, guapo, pero tenia un mínimo defecto, no tenia como mejor amigo al chico obsesión a descubrir de Nicole.

Bernardo se desvivía por complacerla; meterla en su equipo, ayudarle si tenía dudas, ofrecerse a cualquier cosa, hasta solicitar su ayuda para ser un mejor actor, aunque ya lo era todo por pasar más tiempo a su lado.

El profesor de la última clase no llegó, así que teniendo tiempo libre Bernardo atacó a Nicole con la excusa de necesitar practicar unos diálogos para ser mejor. Aceptó después de hacerse rogar por un rato. Se dirigieron a un cubículo desierto en uno de los edificios menos transitados.

Había que aceptar que nadie más podría tener esa voz y el carácter necesario para ser el protagónico.

-¿Y entonces?-susurró aprovechando una escena en donde murmuraba cerca de su oído.
-¿Entonces?-lo miró disgustada por la interrupción.
-¿Vas a aceptar una cita conmigo Nicole Benett? eres la única chica a la que le he rogado más de una vez y podría hacerlo siempre, si sólo me diera una esperanza de que algún día me dirás si.
-Bernie, Bernie, Bernie ¿qué voy a hacer contigo?
-¿Darme el si? O ¿a caso prefieres a Daniel de la Reguera?
-Escenas de celos no. Tu y yo no somos nada, entonces a quien prefiera o no, no es algo que tengamos que discutir.
-Lo siento, es solo que cuando te veo paralizas mi mundo, y la idea de que lo prefieras sobre mí… la detesto, no al pseudo deportista ése.
-Me molesta cuando dices cosas así y si no lo sabes tómalo muy en cuenta.

Bernardo se acercó más a ella aprisionándola contra una pared. Podía respirar su aroma, escuchar el rápido latido de su corazón y escuchar los pensamientos de deseo hacia ella.

-Me gustaría que te dieras cuenta de como me pongo cuando estás a mi lado-dijo tocando los labios de Nicole con la yema de sus dedo, mientras por sus ansias mordía su labio.
-¿Qué quieres de mi?
-Darte todo, que me tomes y ya. Que hagas lo que quieras conmigo, soy tu esclavo si eso quieres-dijo nervioso perdiéndose en la transparencia de la mirada de la chica mientras la besaba.

Nicole se separó de él de golpe:

-¡Basta Bernardo! ¡vámonos!
-¿Y?-dijo el mirándola deseando de nuevo besarla.
-Podría perderme todo por volver a besarte Bennett, nada tiene sentido si no lo volvemos a hacer-dijo sujetando sus manos.
-Basta vamos-dijo esta caminando hacia la puerta, escuchó un pequeño quejido y un olor calido la hizo voltear a ver a su compañero.
-Me mordí de más-su labio estaba sangrando.

Por qué no, un pequeño reajuste… Nicole volvió en seco. Comenzó a besarlo como nunca antes lo había hecho sedienta de sangre y de la propia ola de deseo que el otro le transmitía. Bernardo no tardo en recuperarse de la sorpresa, para estrecharla fuertemente entre sus brazos, liberarla de su vestido entre caricias y besos, para hacerle el amor.

Quitar la ropa sin parar de besarlo mientras succionaba sus labios y se perdía en le placer no fue ningún problema. Después de todo era todo un hombre y era bueno satisfacer las necesidades sexuales, más aun rodeado de un inmenso placer. Enterró sus colmillos en su cuello.

Después de un rato se encontraban caminando uno al lado del otro. Bernardo con la mejor sensación del mundo y Nicole simplemente satisfecha.

-No sé como es que me he quedado dormido. Lo siento mucho Nicole. Una cosa es cierta he tenido el mejor sueño de toda la vida, ha sido tan real, que aun siento tu aroma en mis labios, también fue más doloroso y pasional de mi vida. La verdad me volvería a quedar dormido a tu lado si eso significa pasar por lo que pase. Aunque también no pude disfrutar de tú compañía.
-Ya habrá más momentos no te preocupes-sonrió. Era tan fácil convencer a los mundanos de lo que uno quería. Acomódate bien tu bufada que esta haciendo frío. Permíteme ayudar-dijo acomodándola tapando los dos pequeños orificios que apenas se percibían.
-Me gusta que me cuides.
-Siempre que lo necesites-sonrió ampliamente mientras seguían caminando al taller de teatro.
diciembre 02, 2010 | By: Sabrina Knight

Contenta

Apesar de la mala cena que le había hecho pasar su hermano, Romina despertó bastante contenta. Tenía esa sensación de que las cosas saldrían bien ese día, nada malo pasaría, no mientras ella tuviera esa actitud.

Tarareó su canción favorita mientras se bañaba, de hecho, el agua jamás le había hecho tanto bien, la hacía sentir fresca y revitalizada - ella misma se rió al sentir que salía de un comercial - y se cambió con tal gracia que parecía estar en una boutique probandose algo nuevo, eligiendo algo que la hiciera lucirse. Hasta el maquillaje fue casi natural, se sentía tan bien que el ánimo la hacía verse más bonita de lo que siempre era.

Ese día nada podía salir mal.

Bajó a desayunar y se encontró con la sorpresa de que ya estaba todo listo y en la mesa. Cuando dio los buenos días sus padres le informaron que Daniel ya se había ido a la escuela.

- ¡Uy, que sorpresa! - dijo irónica metiendose un pedazo del pan frances a la boca.
- ¿Por qué lo dices de esa forma? No me digas que sigues disgustada con él por lo de ayer en la noche.
- No, para nada. En realidad no estoy enojada ni disgustada ni nada. Hoy me siento muy bien mamá. La vida de Daniel es la de él y si la quiere arruinar con esa... chica, es su problema - sonrió y le dió un beso en la mejilla. - Qué bien sabe este pan mamá, felicidades.

Los padres de Romina se voltearon a ver entre si, nada seguros de qué era lo que le pasaba a su hija. Romina miró el reloj y partió despidiendose como toda buena hija de los padres. Subió a su coche y lo arrancó dejandose llevar.

En el camino iba pensando en lo que dijo su mamá. Tenía toda la razón, debía de estar enojada, o molesta con Daniel, después de todo le echó en cara todas las "cualidades" de esa güera desabrida. Si se enojó mucho e hizo coraje, lo que menos quería era que Daniel se fijera en ella y pudieran... "emparentar". Al pensar la última palabra le dio escalofrios.

Despejó su mente y decidió que eso no la molestaría. Era lunes, tenía muchas cosas que hacer y estaba tan de buenas que ni esa güera tonta le arruinaría nada.

Inclusive se sintió emocionada por ver a Zack, jamás había pensado que se podía divertir tanto con él, parecía ser que esa tendencia de desaparecer ante la gente también le había afectado a ella y no lo había notado como ahora lo hacía. Algo tenía, sentía una energía especial en él, no comprendía qué era, si algo que le empezaba a gustar o algo más. Aunque ignoraba qué podía ser ese "algo más".

Llegó pavoneandose como de costumbre, saludando a quien se le atravesara en el camino, dejándose desear y provocando con su mirada y sonrisa encantadoras. Llegó al salón donde todas las miradas se dirigieron a ella, Estefanía -con su nueva actitud- halabó a su amiga. No podía estar más complacida.

 En una hora libre decidió ir al teatro acompañada de Estefanía para buscar al maestro. Aun estaba molesta con él por haberle dado el papel "provisional" a esa güera flacucha, pero recordó que todo era como eso, provisional de un sólo día. Si quería el papel de Romina ya lo tuvo, y no lo dejaría ir de nuevo.

Pero algo extraño pasó al cruzar esa puerta: el profesor de teatro y Daniel estaban platicando. Se acercó intrigada, cuando ambos la notaron callaron de inmediato.

- Buenos días profesor ¿Cómo le va?
- Romina, querida ¿qué te trae tan temprano?
- No sabía que tenía algún tipo de restriccion para entrar al teatro.
- No, claro que no Romina. Pero si me sorprende.
- Pues... en ese caso, si no quiere mi presencia en este lugar, yo me...
- No, no Romina. - El profesor bajó de un brinco para alcanzarla - no verás, es que tu hermano tiene una enorme sorpresa.

Romina miró a Daniel y él torció la boca. Parecía ser que no estaba de acuerdo con que el profesor le dijera algo.

- ¿De verdad? ¿Qué sorpresa?
- Una que no te concierne, hermanita. - interrumpió rápidamente antes de que el profesor abriera la boca. Eso causó sólo más curiosidad a su hermana. Ella sonrió de forma maldosa y se dirigió a las escaleras del escenario.
- ¿En serio? ¿Estas seguro que no me concierne? ¡Qué poco me conoces hermanito! -  dijo ya arriba del escenario - Todo lo que te pase a ti me interesa y me preocupa - sonrió tiernamente y él sólo la retó con la mirada, hasta que finalmente cedió.
- Sólo... sólo no digas nada.
- No soy una chismosa. - Daniel miró a Estefanía que estaba con la mirada perdida distraida en los colores del telón. Giró los ojos.
- Pues... - pero justo en ese instante se oyó el ruido de cayas cayendo, el profesor gritó y todos se asomaron a ver. Era Zack que estaba recogiendo la utilería que había tirado. Cuando vió a Romina él volvió a tirar las cosas sin querer. Romina no pudo dejar de sonreir divertida. La torpeza de Zack le causaba cierta ternura.
- Romina, que bueno que estás aqui.
- ¿Dónde más iba a estar?
- Es que yo no pensé que Daniel también te metiera en su loco plan para hacer a Nicole su novia.

Romina abrió los ojos como plato y volteó hacia su hermano.

- ¿Novia? - preguntó molesta a lo que Daniel sólo suspiró.

Bueno, eso podía ser un buen motivo para arruinarle el día a Romina.
diciembre 01, 2010 | By: Sabrina Knight

Anotaciones

A Daniel rápidamente se le ocurrió una idea. No había tardado en decidir qué hacer y cómo conquitar a Nicole. Sería fácil, pero no sencillo. Sería cuestión de usar todos sus encantos, pero no abusar porque parecería soberbia. Podía ser algo laborioso y tal vez fallaría, no, eso nunca, no fallaría, Daniel jamás había fallado y ahora no era el mejor momento para empezar.

Empezó dictándole a Zack lo que tenía que hacer.

- Lo único que no se me dan son las palabras de amor.
- ¿Y Cómo es que conquistas a las demás? - preguntó Zack que ya había encendido su lámpara de mesa y estaba sentado en su cama anotando.
- Pues es sólo cuestión de miradas, del momento y de un buen beso.
- ¿Y jamás les dices nada?
- No siempre hay necesidad. Y cuando la hay, no hay que ser muy creativo, se pueden usar las mismas palabras muchas veces - Zack giró los ojos y agradeció estar del otro lado del teléfono.

Zack siempre había pensado que Daniel conquistaba con palabras y ahora había descubierto que no era así. Daniel era y sería siempre un mortal como él, sólo que un mortal con mucha más suerte que él.

- Bueno, entonces anota... - Ordenó Daniel
- Anoto...
- Tus ojos miel y tu piel blanca me conquistan sólo al mirarte.
- Ahm... - Interrumpió Zack, en ese momento recordó que no era así. Según él recordaba eran de otro color, verdes sino estaba equivocado. - ¿seguro que son miel?
- ¡Claro! ¿Crees que no lo sabría?
- Bueno... - seguía sin estar seguro. Quizás eso del enamoramiento de Daniel era sólo del momento, sino recordaría tan bien como él el color de ojos de su amada. Romina los tenía azules profundo, esos ojos que lo hipnotizaban. Aunque bueno, también podía estar equivocado con lo de Nicole. - ¿Luego?
- Tus aperlados dientes que destellan la sonrisa de... no, olvida eso. Tu sonrisa que opaca al sol... no, ahm - empezó a dar vueltas en su habitación - bueno, sabes que me refiero a algo de su sonrisa.
- Sonrisa, anotado. ¿qué más?
- No sé. - se quedó pensando - Yo no sé, sólo sé que no puedo dejar de pensar en ella, que me vuelve loco, que sus ojos me pierden, que estoy locamente enamorado de ella. - suspiró - ¿Anotaste todo?
- Anotado.
- Repítemelo.
- Ok, a ver... - acercó el cuaderno a sus ojos - Nicole: tienes ojos miel y piel blanca que me conquistan al mirarte. Una sonrisa que opaca al sol. No puedo dejar de pensar en ti, me vuelves loco y estoy locamente enamorado de ti.
- ¡Perfecto! Ahora todo eso arréglalo para que se oiga romántico ¿ok?

Zack gruño molesto.

- ¿Alguna otra cosa jefe?
- No, creo que por ahora es todo. De todas maneras ya te dije que nos vemos en la mañana, a las 6 en la escuela para que podamos arreglar el plan ¿ok?
- ¿Quieres que llegue a las 6? ¿Ya te diste cuenta que son las 5?
- Sí y yo que tú me apuraba, nos vemos al rato.
- Pero... - Daniel colgó - cuando quieras amigo... - Zack suspiró y miró lo anotado en el cuaderno. No podría arreglar esas notas para que parecieran una carta de amor. Cerró los ojos, ya no tenía sueño, Daniel se lo había quitado. Suspiro de nuevo y le llegó a la mente la imagen de Romina sonriendo. Esa sería una buena fuente de inspiración.

Empezó a escribir la carta.

A las 5:50 en punto salió de su casa. Su tía apenas se había percatado de su huida porque seguía muy dormida. Sólo alcanzó a decirle:

- Que Dios te cuide - y cayó dormida de nuevo.

Manejó rápido para llegar a tiempo, y sin que se lo propusiera llegó antes que Daniel.

- Me encanta tu puntualidad - dijo irónico a Daniel - Y bueno ¿Ahora qué? ¿Por dónde empezamos?
- Al teatro, ya sé cómo es que arreglaremos todo - Daniel sonrió bastante seguro y eso le dio confianza a Zack.

Daniel le dio unas palmadas en la espalda y caminaron a prisa al teatro de la escuela.
noviembre 26, 2010 | By: Lizzye

Ambientes tranquilos

Nicole se quedo dormida en cuanto toco la almohada. Comenzó a verse con ropa de su época en lo que parecía un picnic, mientras contemplando un lago. Su corazón parecía acelerado, se sentía tan feliz. Platicaba con el viento, aunque era tonto hablar con el viento, sospechaba que debía haber alguien más, porque teniendo una cesta de comida de frente demasiado grande para ella sola.

De repente se levantó y caminó con rumbo al lago. Su felicidad disminuía con cada paso,
-Hora de irme-dijo triste.
-¿Tan pronto? eso significa que no podré terminar porque mi musa se va-dijo la voz triste de un hombre.
Sonrió cuando escuchó un susurro muy cerca. Efectivamente pudo ver que como lo sospechaba no estaba sola, un chico estaba cerca, no podía mirarlo pero sabía que estaba allí.
-Efectivamente, sino queremos problemas con el papá, los hermanos, el prometido y hasta la madrastra-sonrió sin alegría.
-Pero-se acercó y tomó su rostro entre las manos-estoy feliz porque esto sol significa que nos veremos de nuevo pronto… ya sabes para terminar la creación de mi dibujo… quiero decir.
Ella sonrió feliz de oír sus palabras y entonces escuchó un reloj yel rostro y sueño se esfumaron.

Despertó con el tiempo necesario para prepararse para la escuela. Se dio un chapuzón y colocó un vestido sencillo de color rosa pálido, un poco de gloss y el pelo sujeto en una coleta de lado.

Salió de su casa colocándose sus gafas de sol y su bolso. Arrancó el auto a toda velocidad saliendo del fraccionamiento cuando recordó que había dejado su iphone. Ni hablar le tocaría regresar.

Bajó del auto corriendo y volvió en un par de segundos hasta el con el aparato estaba apunto de subir cuando escuchó un grito ahogado, miró en la dirección de la que proveía.

Una bolsa de supermercado echa añicos dejo regar todo por el piso. Nicole se acercó a ayudar. Tomó uno de los productos y lo tendió a la mujer de mirada tierra. Era su vecina.

-Buenos días-dijo ella sonriendo enormemente mirándola atenta.
-Buenos días-agregó Nicole, se quitó los lentes para colocárselos en la cabeza y le sonrió tímidamente y le ayudo a recogerlos.

Sus ojos verdes resplandecientes le recordaba un poco a Zack que tanto la enfadaba pero la señora se veía tan dulce. Tenía poco más de 50 años, era delgada, de piel blanca, las arrugas no lograbas borrar lo guapa que aún era, pelo castaño tirando a rubio y una dulce sonrisa. Sus manos eran otro asunto tenía claramente síntomas de artritis.

-Permítame-dijo saliendo corriendo al auto. Sacó todas las cosas del bolso y corrió de vuelta hasta la señora.
-Espero que baste-sonrió.
-No tienes que molestarte cariño.
-Permítame insistir, va a ser más fácil así.
-Muchas gracias-ambas terminaron de colocar todo en la bolsa.
-Listo.
-Eres muy amable y hermosa. Y yo… bueno te debo una disculpa por no mostrar mi educación cuando llegaste a vivir aquí. Debí ir enseguida a saludarte y darte la bienvenida y ofrecer que cualquier cosa que necesites y este en mí ayudar no dudes en pedirlo, soy tan descortés. Mi justificación es que por una u otra cosa no he podido hacerlo, y en verdad lo siento.

Tantas palabras a la vez, aun así Nicole se sintió agradecida-No se preocupe muchas gracias por sus palabras, también si puedo ayudar en algo no dude pedirlo-le ofreció su mano para saludarla- Soy Nicole.

-Carmen, tú puedes llamarme como quieras y tendrás que aceptarme una comida en manera de disculpa y agradecimiento por lo de ahora.
-Encantada de conocerla y de acompañarla en una comida.
-Ahora, me veré muy preguntona pero tu no eres de aquí verdad.
-Efectivamente, soy italiana.
-Chicas tan linda son hay por aquí.
-Favor que me hace.
-Nada de propiedad conmigo. Favor que me haces Carmen, carmelita como gustes
-Favor que me haces. Cielos la hora no me había dado cuenta debo irme o no llego al colegio. Encantada de conocerte y siento que nuestra presentación sea tan breve.

-No te preocupes la escuela es la escuela. Cuando quieras, esta es tu casa-dijo dejando boquiabierta a su Nicole. La había invitado a pasar a su hogar tan fácil. Eso seria útil tal vez alguna vez, si la obsesión por descubrir la intriga seguía.

Se despidió de ella con un beso en cada mejilla-Cuídate Carmen nos vemos pronto.
-Espero que si, también espero poderte presentar a mi sobrino.

Nicole tuvo que aguantar un gesto de molestia al pensar en él. Se colocó las gafas de nuevo y subió a su auto acelerando de golpe. Algo bueno iba a sacar de todo esto y para su conveniencia.

noviembre 22, 2010 | By: Sabrina Knight

Su mejor amigo

Había dado vueltas a la cama como por dos horas. No podía conciliar el sueño luego de despertar de otra pesadilla. Odiaba que estuviera pasando tan seguido, era como una maldición desde que apareció su vecina.


Se orilló pegándose a la pared, empezó a contar borregos imaginarios y sin pensar en que quería dormir, se quedó dormido. Empezaba a ver nuevas imagenes mentales, aun sin encontrarles alguna forma cuando su teléfono empezó a hacer ruido.

Despertó con demasiada pereza y molestia. Justo había conciliado sueño como para que lo despertaran de nuevo. En la pantalla apareció el nombre de Daniel y Zack estuvo a punto de colgarle...

- ¿Bueno? - pero inconcientemente contestó.
- Zack necesito ayuda. No puedo dejar de pensar en ella. Necesito encontrar la manera de conquistarla y que sea pronto, por favor necesito tú ayuda.
- ¿Qué? no te entiendo nada. - Miró el reloj de su celular - son las 4 de la mañana ¿A quién se le ocurre llamar a esta hora?
- ¿Qué? ¿Las 4 de la... - Daniel miró el reloj de su casa - ¡Oh! Perdón, no me di cuenta de que fuera tan tarde.
- Por tu culpa no voy a poder dormir de nuevo. - cerró los ojos - ¿Qué quieres Daniel?
- Necesito tu ayuda.
- ¿Para qué?
- ¿Cómo que para qué? Zack, hoy salí con Nicole ¿lo recuerdas?
- No - mintió - Bueno ¿y?
- Pues necesito que me ayudes. Necesito conquistarla.
- ¿Qué? ¡Ay por Dios Daniel no me vengas con una tontería así! Sabes qué, me voy a dormir y mañana hablamos.
- No, no me cuelgues ¿porqué no me quieres ayudar?
- ¿Estas jugando, cierto?
- Claro que no.
- No me digas que es verdad que tú necesites ayuda para conquistar a una mujer. Por favor, tu guiñas el ojo y todas caen. ¡Ahí está tu solución! Guiñale el ojo ¿ok? Hasta mañana.
- No Zack, no me cuelgues. - ambos se quedaron en silencio. Ninguno de los dos podían creer lo que el otro le decía, pero tan era verdad una cosa como la otra.

Zack se levantó de su cama abriendo los ojos ya más despierto.

- A ver Daniel ¿de verdad no bromeas?
- No - respondió entre fastidiado y apenado - De verdad, necesito tu ayuda, Nicole me gusta mucho y por primera vez, no sé qué hacer. ¿Zack?
- Perdón, pero me cuesta trabajo creer lo que oigo. ¿De verdad necesitas mi ayuda? ¿Te das cuenta a quién se lo pides y lo que le pides? No soy nadie en la escuela, se sientan en mi lugar, cuando platican contigo ignoran que estoy y...
- Zack, te lo pido a ti porque eres mi mejor amigo. ¿en quién más podría confiar?

Zack se quedó mudo. Ya había escuchado decir de Daniel que era su amigo, su compadre y que confiaba plenamente en él, pero jamás, jamás le había dicho eso: que era su mejor amigo.

A Zack se le quitó el sueño por completo y lo escuchó atento.

- De acuerdo Daniel. Dime ¿En qué te ayudo?

Daniel se sintió aliviado. Zack tenía la razón: Zack era un don nadie que podía pasar desapercibido en la escuela, pero era eso mismo lo que lo podía ayudar. No podía dejar de pensar en ella, pero entre los dos encontrarían la forma de que ella tampoco dejara de pensar en él.
noviembre 21, 2010 | By: Lizzye

Capítulo 6. Sin otra cosa que pensar

Regresó tarareando todo el camino una canción que se le había ocurrido de repente. Resurgía su lado compositor, que tenía abandonafo hacia mucho tiempo. Estaba feliz, después de todo lo iba a necesitar para conquistar a Nicole.

No podía evitar tanta adrenalina en el cuerpo. Era increíble la nueva aportación que ella daba a su vida. Nunca antes había conocido eso, y más se emocionaba de pensar lo que ocurriría cuando ella por fin lo aceptara.

Besó a sus padres y hermana en la frente antes de sentarse a la mesa a cenar. Tenía un apetito mucho mayor de lo acostumbrado. Sus padres se mostraron complacidos por ver la actitud de su hijo, a diferencia de Romina quien solo de escuchar el nombre se puso de malas.

-¡Daniel!-le gritó- es suficiente con tener que verla a en los ensayos, con que quiera robarme mi papel todos, como para que ahora ni siquiera pueda cenar a gusto por escucharte hablar de esa… esa güera sin chiste.

- Basta cariño, tu hermano está entusiasmado y yo estoy feliz porque por primera vez creo que mi hijo no se va a casar con una pelota de tenis-sonrió su madre.

-Algo espectacular debe tener esa chica para que estés así-dijo su padre.

-Cuando la conozcas veras, es tan hermosa. Sus ojos, su rostro, su figura, bueno en realidad toda ella es preciosa y su carácter genial no como ciertas amargadas que conozco-agregó riendo.

Romina lo fulminó pero se contuvo de comentarios.

-Entonces no quiero que tu padre la conozca, no sea que me lo quite como ahora mismos está robando los pensamientos de mi hijito-agregó la señora riendo.

-No amor ojos solo soy tuyo, lo sabes-dijo el besando a su esposa fugazmente,

-Tranquila eso no pasara, y bueno creo que al fin de cuentas tu también la vas a adorar y bueno ella me amara a mí, tanto que no tendrá ojos para nadie más.

-¡Bueno ya! ahora ustedes tan bien, le sieguen el juego a este necio. Mejor me largo-gritó Romina levantándose de la mesa y dirigiéndose a su cuarto.

-Acabamos de presenciar los celos de hermana, es tan extraño de parte de Romi. Lo mejor será dejarla sola un se le pasara y mañana estará como si nada-dijo la madre besando a Daniel en la frente- Y tu jovencito mejor será que vayas a terminar pendientes y a dormir o mañana no te vas a parar y estoy segura que no te quieres perder día en el colegio.

Los tres rieron. Y después de eso se marchó a su habitación. Acomodó sus cosas, la tarea ya la tenia adelantada ya mejor fue eso porque ahora mismo no podía hacer nada más que pensar en la tarde y en esa mirada que tan loco lo tenía.

Se tiró en la cama, solo para continuar pensando en su sonrisa. Necesitaba hallar la manera de conquístala pronto o se volvería loco por el ritmo al que iba.

Dio vueltas por la casa como un pequeño cachorro juguetón y no encontraba manera ni forma de sacarla de su cabeza. Su lado conquistador parecía haberse ido de vacaciones justo cuando más lo necesitaba.

Tomó el auricular del telefono. Dio tres timbrazos y escuchó la voz medio dormida de su mejor amigo.

-Zack necesito ayuda. No puedo dejar de pensar en ella. Necesito encontrar la manera de conquistarla y que sea pronto, por favor necesito tú ayuda.
octubre 21, 2010 | By: Sabrina Knight

Escondite

Dejó a Romina en su casa. Se despidieron de un ligero beso en los labios que ambos se robaron pensando en sorprender al otro. Romina salió del coche como una niña que recien hizo una travesura y desde la puerta de su casa le mandó otro beso mientras Zack se alejaba en medio de un suspiro.

Pero no era exactamente un suspiro de amor, más bien era de esos suspiros que damos cuando queremos entender qué fue lo que pasó.

Desde el inicio todo había sido confusión, primero la carrera, luego su corta carrera de actor, que casi se besa con Nicole y la cita improvisada con Romina. En todo lo que tenía de vida jamás se había sentido tan abrumado, era lo magnifico de ser invisible, una vida simple y sin preocupaciones. Pero ahora parecía que estaba... notándose.

Llegó a casa y su tía lo regañó. Era obvio, le dijo que no tardara y hasta la noche llegaba. No le dio explicaciones y sólo se fue a tirar a la cama. Aun tenía miedo de quedarse dormido y no despertar, pero su cuerpo se lo pedía y ya no era tan fácil ceder.

Cerró los ojos tratando de dejarse llevar por el cansancio. Abrió los ojos de nuevo, escuchó movimiento en la casa de junto y, como si la cama tuviera resortes, se levantó de un brinco a ver qué ocurría. Era ella llegando. Ahora tenía que esconderse para que no lo viera, pero no fue necesario porque ella se fue de su cuarto.

Zack volvió a suspirar ¿Qué tenía que hacer espiandola? Bueno, no la espiaba, sólo... observaba.

Se volvió a tumbar a la cama y de nuevo estuvo a punto de ser vencido por Morfeo, cuando de nuevo escuchó movimiento del otro lado de su casa. Esta vez intentó esconderse mejor para que no lo viera y justo cuando encontró el lugar ideal escuchó que sonaba una guitarra. Nicole empezó a cantar.

Las palabras de ella eran en italiano, tan perfecto. Zack no lograba entender todo, pero le gustaba el ritmo y lo hacía sentir contento, como parecía estarlo ella ya que sonreía. Sintió su mirada y no pudo evitar sonrojarse. Por un momento se olvidó que estaba detrás de la ventana y parecía que ella le estaba cantando a él.

La canción terminó de forma suave y con una Nicole serena y sonriente, con los ojos entrecerrados justo de una persona inspirada. Bajo la guitarra y se levantó del barandal de su balcón. Dio la media vuelta lista para entrar a su casa, metió la guitarra y volvió a salir.

- ¡Deja de estar espiando, fisgón! - gritó, volvió a su pose serena, le guiñó un ojo y se metió a su cuarto.

Zack se hizo para atras del susto. ¿Siempre lo vio? ¡Demonios! Ahora tendría que buscar un buen lugar para espiarla sin problemas... es decir, buscar otro lugar para observarla, no... bueno, un lugar donde no lo descubrieran.

Se volvió a tirar a la cama y se quedó pensando. No necesitaba tantas cosas como en ese día. Siempre podía ser ese Don Nadie y quedar a las sombras. Además, si Romina ya le hacía caso era una buena señal de que cosas buenas venían a su vida de ahora en adelante.

Sonrió confiado, cerró los ojos y, sin querer, se quedó dormido tarareando la canción que había cantado Nicole.

Resonar de unas cuerdas

La molestia desapareció para cuando iba en el auto con Daniel. No podía dejar de pensar en la escena de teatro, el esfuerzo, dedicación, la nueva mirada… en las caricias y beso que casi tuvieron que darse.

Romina, el profesor y el mismo Daniel no importaban. Todo se había vuelto nada mientras se adentraban en la escena y dejándose llevar. Había sido una idiotez querer tocarlo, la justificación que se daba era el que quería representar las vidas de personajes. Pero siendo sincera con ella mismas había anhelado tanto que ocurriera... Nunca había deseado algo tanto como aquello. La manera de descubrir todo era esa, lo sabia y tan cerca estaba pero ese terror de descubrirla no la dejó actuar.

Nada tenía sentido. Él no era nadie, era el tipo sombra del chico más popular de la escuela, era... era... era el tipo estupido qué tanta intriga le causaba y que tanto había deseado la tocar para descubrir el secreto que envolvía. Era eso y tanto más.

¿Cómo se estaba convirtiendo en más? La culpa al tenía la maldita obsesión que estaba creando y también esa nueva mirada que vio. Nicole observó el tan notable cambio en su ser luego de que ella le infundió ánimos y ya no era más una sombra, era ni siquiera tenia una palabra para describir lo que era después de eso. Solo sabia que tenia un resplandor distinto, al de cualquiera.

¿Que tenía de especial?¿un hechizo? ahora mismo recordaba la vez que ella misma le dijo “magia” para justificar el abrir su cortina, pero ahora mismo era lo único que le sonaba sensato para el cambio. Estaba segura que ni el mismo se había dado cuenta de lo que paso. Magia era lo único que le parecía coherente, eso era lo que desbordaba y lo volvía así no había otra razón de que ocasionara tanto alboroto en ella. ¡ja, claro, como no!

Tuvo que reaccionar para no perder lo que había logrado en Daniel, además valoraba su esfuerzo y le caía bien. En verdad por un momento, se olvido de todo lo demás. Y al verse solo de vuelta en su auto la molestia volvió ¿cómo se había convertido en una obsesión tan grande descubrir lo que ocultaba esa mirada?

Lo único que podía hacer era descubrir pronto el secreto, para luego seguramente perder el interés. Ya no tendría importancia, pero ahora mismo se sentía tan rara y confundida.

Llegó a casa molesta por su propio revoltijo. Pudo ver entre las cortinas de la casa vecina una mirada curiosa que en cuanto se sintió descubierta se escondió. El no sabía la buena visión que tenia. Ella sonrió mirando hacia en donde el vecino se escondía de su mirada.

Tomó un baño de tina para tratar de sacar las ideas que rondaban su cabeza. Imposible, seguía pensando en el momento ese… estaba molesta por no sacarlo de la cabeza, lo odiaba tanto por complicar su existencia pero a la vez se sentía bien.

Después de ponerse puso una pijama y busco entre sus cajas algo que hacia tanto no había visto. su guitarra. La agarro y salió al balcón, tena tantas ganas de escucharla hablar. Esperaba que ella la ayudara a sacar todo eso que con pensamientos claros no podía resolver.

Comenzó a tocar un par de cuerdas. La canción vino enseguida y comenzó a cantar alegre, como hace tanto que no lo había hecho.

Se dejó llevar, no le estaba cantando a nada ni a nadie. No dejaba de sentir la mirada de Zack, y eso no la intimidaba, era un aliento para continuar.

La rudeza de esa noche ya no estaba, no en ese momento. Sólo la canción, sólo el ritmo y las miradas cómplices que no tenían un destinatario oficial. Después del día de locos era necesario ese momento de paz. Simplemente se sentaron ambos en sus balcones, él adentro y ella afuera.

Simplemente era una noche linda de esas estrelladas.
octubre 16, 2010 | By: Sabrina Knight

Llanto

No podía evitar estar molesta, más que molesta: furiosa. En realidad estaba tan mal que no podía decir nada. Estaba trabada del coraje.


Zack estaba perdido en sus pensamientos, no podía borrarse la imagen de Nicole cantando tan cerca de él. Era eso y que en verdad estaba tan sorprendido de haber cantado, jamás lo había hecho, y parecía que hasta lo hacía no tan mal.

Romina suspiraba tratando de tranquilarse, sabía que pelear, molestarse y hasta ignorar a Zack podía ser peor para ella. Pero tampoco tenía el humor para ser la bella Romina que todos conocían.

Se fueron inclusive lento, Zack estaba tan perdido y Romina tan enojada que ninguno de los dos se dio cuenta de la velocidad en que iban. Los pensamientos de Zack no avanzaron mucho, era como si tratara de recordar ese momento y no moverlo, dejarlo para la posteridad como una fotografía mental... un bello recuerdo.

Romina fue la primera en reaccionar de los dos. Volteó a verlo y algo dentro de ella la hizo sentir mal. Seguía furiosa, pero era algo más que sólo haber tratado de haberle quitado el papel principal, era mucho más, algo tan dentro de ella que le estaba aplastando el corazón. Pero no lo iba a reconocer.

- ¿A dónde vamos? - preguntó ella y Zack despertó de sus sueños, se encogió de hombros. - ¿Entonces a dónde estas manejando?
- No lo sé, sólo manejaba por inercia.
- ¿A dónde?
- No sé - Romina giró la cabeza a un lado y frunció el entrecejo. Necesitaba mantener el control, pero le costaba tanto. Imaginaba la escena de Zack y Nicole juntos y las tripas se le revolvían.

De nuevo se quedaron en silencio. Esta vez Zack ya empezaba a notar la molestia de Romina, lo primero que le vino a la cabeza fue que estaba enojada porque Nicole había ocupado el lugar de ella, y conociendo a Romina, debía estar muy ofendida.

Romina volteó y encontró la mirada de Zack en ella. Lo supo en sus ojos, se sentía avergonzado y mal con ella. Eso era todo lo que necesitaba.

Cruzó los brazos, pero no como signo de molestia, sino como para protegerse y giró la cabeza a la ventana de forma dramática, dio un suspiro entrecortado y su respiración la siguió. Puso su mano en el rostro y se la pasó ligeramente por los ojos, simulando para que Zack lo notara pero no fuera tan obvio.

Y efectivamente, Zack lo notó. Siguió avanzando entre la lluvia que había cesado un poco, pero de pronto empezó a caer trombas de agua encima de ellos. El ruido se volvía tan fuerte y empañaba los vidrios que Zack decidió estacionar el auto en una calle mientras la lluvia pasaba. O ese era el pretexto.

Pronto Romina dejó de disimular y las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas, pero no dejaba de ver la ventana, no miraba a Zack, él sólo veía como Romina se agitaba con su llanto silencioso.

Zack no sabía qué hacer. Jamás había visto a Romina llorar, ni Romina ni a ninguna otra chica, al menos no junto a él. ¿Qué debía de hacer? Según él todo era por la obra. Ya estaba arrepentido por haber aceptado ese papel que no le correspondía. No podía soportar la idea de Romina llorando, la quería mucho como para verla así... ¡Y todavía se imaginaba con Nicole! Que arrepentido estaba.

- Romina... ¿Estas bien? - Eso había sido estúpido. Era obvio que no estaba bien, pero no se le ocurría qué más preguntar. Romina entre su llanto frunció el entrecejo. Zack era tan tonto en eso, pero sacaría ventaja.
- No... - dijo apenas en un respiro.
- ¿Por qué lloras?
- Perdón, no quería hacerlo... - se intentó limpiar el llanto - es que... no, olvídalo, es tonto.
- No, dime ¿Qué pasa? Es por la obra ¿verdad? Yo no quería tomar ese papel, también me molestó que el maestro le diera tu papel a ella, pero es que no había llegado nadie y yo no quise, sólo soy el telonero, no sé cantar y lo sabes y...
- Ya se, no te estoy culpando - interrumpió a Zack que ya había agarrado carrera con las excusas. Romina se limpió de nuevo el rostro y con la mirada agachada prosiguió - No es sólo eso, han sido ya tantas cosas.
- ¿Además de la obra?
- La obra es una cosa más, es que... ya son muchas cosas Zack. No quiero sonar más dramática pero, siento que todo me ha salido mal, todo - Zack se quedó en silencio mientras Romina dejaba de caer las lágrimas sin disimulo - La obra, mi casa, la escuela, inclusive Estefanía me dejó de hablar y no sé porqué. Perdón Zack, pero ya me cansé que parecer que todo está bien, es como si alguien estuviera poniendo todo en contra mía, no sé si es el destino o alguien o... no sé.

Su llanto no dejaba de cesar, era como si la lluvia y ella lloraran al mismo ritmo e intensidad. Sólo que Zack no se dio cuenta de la lluvia de fuera, sólo sentía un gran pesar y remordimiento. Le pesaba ver llorar a Romina que sintió sólo un deseo por ella...

La abrazó y Romina, fuera de hacer algo por hacerlo sentir mal o simplemente ganar terreno contra Nicole, se sintió protegida. Por un momento no supo que hacer ni sentir, pero al sentir el calor del abrazo de Zack rompió en un llanto real mientras que Zack sólo pasaba su mano por su cabello apretándola fuertemente. Ni Romina ni Zack dijeron alguna palabra más hasta que el llanto de ella paró y con ella la lluvia.

Se separaron, Zack le limpió el rostro y le hizo el cabello atrás de la oreja. Ambos sonrieron y, aun en silencio se tomaron de la mano. Romina se sintió mejor después del desahogo y Zack dejó de pensar en Nicole, al menos ante la presencia de Romina.

- ¿Tienes hambre? - preguntó Zack y Romina asintió. Separaron sus manos y Zack arrancó el auto aun sin destino fijo, Romina se recargó en su hombro sin dejar de sonreír.

¿Que si seguía molesta? Claro, aun lo estaba. La humillación que le había hecho pasar Nicole jamás se le borraría de la mente, pero ahora podía pasarlo por alto, no quería arruinar ese momento con Zack en el cual se sentía muy tranquila y contenta.
septiembre 18, 2010 | By: Lizzye

Al fin del mundo

Daniel no podría estar más feliz.

Sabía que llevar a su hermana a teatro tendría la recompensa que tenía ahora a su lado. Ahora mismo se sentia el tipo con mayor suerte del mundo. El plan había salido mejor de lo que pensaba. Una cita con Nicole.

Daniel iba muy cerca de Nicole y la seguiría hasta el fin del mundo si ella así deseaba. Era la primera vez que sentía algo como esto y la primera vez que no lo dejaría pasar, menos sin darse la oportunidad de luchar.

Nicole dejó el auto en el lavado. A Daniel se le hizo raro, lucia muy limpio, pero aun así espero ansioso para ayudarla a entrar en su auto.

- ¿Y bien señorita que quiere hacer?
- Sorpréndeme-dijo Nicole sonriendo.

No tuvo que pensar mucho sabía el lugar exacto las más deliciosas hamburguesas de la ciudad.

Pidió una mesa para 2 y comenzó a sacar su lista de chistes más afamados para distraerla. Sin embargo no conseguía atrapar su atención completamente, solo reía de a poco.

De repente se puso serio.

-Nicole disculpa no te apetecen las hamburguesas debí preguntar antes.
-No, no te preocupes está bien. Sólo, no estoy hambrienta.
-Señor, la cuenta. - dijo el mesero interrumpiendolos. Daniel no pudo seguir preguntando, sentía que habían cortado el momento.

Se levantaron y Daniel volvió a la acción, no podía perder ni el menos chance de estar con ella.

- ¿Quieres que te lleve a casa? - Nicole no lo miró - Parece ser que no soy una buena compañía el día de hoy. Y no quiero importunar.
-¿Qué?-dijo mirándolo aterrada-no, claro que eres una buena compañía, siempre lo eres, además te esfuerzas mucho por complacerme, eso me gusta.
-¿Nicole, estás bien?
-Perfectamente.

Sin embargo sabía que ella mentía. Se quedó callado y mirándo como iba caminando sola y bastante pensativa.

- ¿Te puedo hacer una pregunta? - Nicole asintió en automático - ¿Hay alguien más?
- ¿Alguien más?-preguntó sin mucho interés.
- Amorosamente, quiero decir. Alguien de quien me deba deshacer, que te haya lastimado, alguien a quien... ames…-preguntó temeroso de escuchar una respuesta.
- ¿YO? - preguntó en burla.

Daniel sentía como si su alma colgara de esa sola respuesta, porque si había alguien mas el simplemente tendría que quedarse en la fase que ofreció “su amigo”. Apoyarla y bueno tal vez romper unos cuantos huesos si ese alguien era tan imbecil como para no dar a esa chica hermosa lo que merecía.

- Daniel no hay ni ha habido nadie. Perdóname por estar tan distraida, pero creo que el ensayo me dejó verdaderamente cansada.
-¡Genial! Digo no porque estés cansada, sino por lo de que no hay nadie. Bueno no, estoy feliz porque no existe otro tipo me preocupaba tener que ensuciarme las manos asesinando a alguien que no te valorara.
-Las cosas que dices-dijo Nicole riendo.
-Cuando menos ahora si estás acá conmigo y ríes. Tu sonrisa lo vale todo-dijo besando su frente.

Nicole sintió ternura y lástima por el chico. En realidad le agradaba y se estaba esforzando tanto, que se merecía, aunque sea, un rato divertido.

Daniel arrancó el auto.

-¿Dan a donde vamos?
-Estás cansada, así que a descansar.
-No aun no. Y menos sin arreglar el mal entendido. Vamos a ir a... bueno tu sigue mis indicaciones ¿de acuerdo?
-Al fin del mundo señorita Bennett.

Nicole lo guió hasta un lindo parque muy colorido y lleno de gente en el que cada hora las manecillas hacían sonar una campana.

- Cuando sientas que necesitas pensar, o correr o gritar solo tienes que venir a este lugar. A veces vengo. Espera un segundo-dijo mientras lo sentaba en una banca. Regreso con 2 raspados.
-¿Crees que voy a dejar que pagues?
-No seas exagerado, anda come es muy rico. Sino te lo comes entonces si que hago berrinche, volvemos y no te sigo mostrando.
- No sé cómo es que con esa sonrisa me convences.

Pasaron la tarde platicando de cosas simples y riendo. Sólo se percataron de la hora cuando comenzaron el atardecer los envolvió.

- Es hora de volver. - dijo ella mirando el sol.
- Sí - dijo triste al pensar en tener que separarse de ella.
-Pero el tener que ir a nuestras casas no significa que no se pueda repetir - sonrió guiñándole un ojo.

Daniel sonrió inmensamente, de apoco se sentía ganando territorio.

-Nicole Bennett eres mi perdición.
-No exageres, no soy tan mala-hizo una sonrisa de inocentemente.
-Eres un ángel que me vuelve loco-dijo ayudándola a abordar su carro que ahora relucía de limpio- ¿segura que no quieres que te acompañe?
-Segura. Gracias por la tarde y la comprensión.
-Gracias por existir- dijo besando de vuelta su frente.

Nicole arrancó después de encender las luces de su auto.

Daniel siguió su trayectoria pensando que junto con ese motor se alejaba una parte de su ser y que siempre iba a recordar este momento.

Sólo por la actuación

Nicole sintió pena por el chico. Su voz era entonada, pero sus nervios e inseguridad destrozaban todo su esfuerzo. Sabía que debía apoyarlo, hacerlo creer en sí mismo, si quería avanzar en la obra.

Era inseguro como nunca a nadie había conocido. También era conciente de que en este preciso momento debía odiarla y aun así quería que por una vez en su vida, hacer que confiara en él. Que lo hiciera bien y dejara de gustarle ser invisible. Que viera su potencial mucho más potencial del que el mismo creía tener.

Después de su explicación su actitud cambio completamente. Se notaba concentrado y seguro. Algo había cambiado en él. Como si de repente una chispa mágica trajera un semblante que no era el mismo. El profesor no lo notaba ni lo notaría, era algo que solo Nicole teniéndolo tan cerca veía. Se quedó mirándolo para ver si descubría algo, tuvo que mirar a otro lado cuando se sintió descubierta intentando disimular la sonrisa.

- ¿BESARNOS?-bueno había sido darle seguridad para la actuación ¿pero besarlo?

Después de la primera prueba no podían dejar de mirarse pese a las interrupciones del profesor. Ese cambio, ese cambio no le permitía dejar de verlo, ni siquiera le importaba estar así todo el día.

En cuanto el profesor y dio la introducción de la siguiente nota no supo nada más. Sólo que estaba frente a ese chico cantando, con gran necesidad de querer hacer exactamente lo que decía la canción, por una vez no le importaba, quería entrar en el papel, abrazarlo, besarlo…

No podían despegar la mirada uno de otro. Por primera vez Nicole sentía eso que ella causaba en los demás unas ganas de no dejar de mirar en esa profundidad misteriosa.

Emociones raras recorrieron su cuerpo. Con solo mirarlo sabia que en el momento de entrar en contacto tal vez descubriría el enigma de Zack, pero también por un motivo desconocido tenía miedo de hacerlo. Cerró los ojos cuando el comenzó a acercarse y envolverla con su suave y dulce aliento invitándola a probarlo. Sentía la sangre fluir por su cuerpo a gran velocidad como si estuviera ¿viva?

El portazo acompañado de gritos de la chica histérica la hicieron volver de golpe a la realidad. Estaba molesta por la interrupción sin embargo no podía quitar la sonrisa que tenía en el rostro.

Romina la miró declarándole la guerra. Claro se sentía tan dueña de todo hasta antes de la llegada de Nicole y ahora su reino estaba en peligro, era lógico que la odiara como nadie.

Nicole sonrió más aun cuando se salió con el profesor. Miró un instante más a Zack y se alejó temiendo caer en el hechizo de nuevo. No era posible, no con alguien como él, ¿o sí? No, no claro que no podía permitirse eso, ni aun con todo eso que había reflejado antes. Continúo el silencio hasta que sólo ella volvió.

Y ahora marcaba con besos de manera ridícula a Zack. Nicole perdió la sonrisa estaba tan molesta. Fácilmente podría destrozar a esa tipa prepotente y odiosa en un segundo y… y… que demonios le pasaba. No tenía porque estar así diplomacia y un juguete nuevo con quien entretenerse, la guerra no le parecía tan mala idea.

¿Qué pretendía lograr ella besándolo? Ja, Como si a Nicole le importara un céntimo lo que dejara o no de hacer ese chico. Esa marioneta que entraba en el juego de la niña histérica cada vez que ella quería y que se conformaba con un par de besos.

Los vio salir tomados de la mano. Una rama del árbol de utilería crujió quedando hecha añicos entre sus manos. En ese momento regresó el profesor ligeramente mareado. Vio a Nicole y le sonrió con la mirada perdida.

- Profesor tan maravilloso como siempre- dijo y salió tras de ellos.
- Maravillosa usted señorita Bennett. Pensaré mucho las cosas-Nicole sonrió apresurándose pero no solo por las palabras del profesor. Esa voz.


- ¿Para eso tanta prisa Romina? - preguntó al ver a su hermana tomada de la mano de Zack - ¿No hubo clase? ¿No vino nadie más…?
- ¿Qué me preguntas si manejas más lento que mi abuela? - Daniel hizo una mueca, pero la cambió inmediatamente al ver venir a Nicole detras de ellos.
-  Espero que con alguien no te refieras a tu club de fans personal-sonrió coqueta.
- Sería posible dejar de mirar el sol después de que aparece frente a mí en un día tan nublado o pensar en alguien más viendo esa sonrisa encantadora-dijo Daniel sonriendo inmensamente ante los besos europeos que Nicole le brindaba en ambas mejillas.
- ¡Siempre tan encantador! Estoy feliz de verte. La verdad estaba pensando en llamarte-no eran los únicos que se divertirían hoy.

Nicole pudo mirar la irritación de Romina al verla con su hermano.

-¿Sería tan amable de brindarme su compañía mientras comemos?
-Eso es algo que no me debes preguntar. Te parece si me sigues en tu auto. Dejo el mío en el lavado y nos vamos en el tuyo la verdad necesita una limpieza- verdaderamente mentira el auto estaba reluciente. Sólo no quería que Daniel descubriera el lugar dónde vivía.
-Encantado-se acercó hasta ella que lo tomó de la mano. No podía evitar sentir esas mirada sobre ellos cuándo la acompaño hasta su auto, le abrió la puerta, ella beso su mejilla.

Volteó para enfrentar a Romina pero ella miraba furiosa ahora a Daniel. Tomó más fuerte de la mano a Zack, pero él parecía ligeramente molesto y confundido, no le quitaba la vista de encima, se miraron por unos instantes, pero Zack al sentir el apretón de manos de Romina perdió la conexión y le sonrió a Romina.

Nicole sabía que no era la única que había deseado descubrir secretos del otro. Ambos parecían melancólicos, la actuación los había dejado sensibles, si eso era, sólo por la actuación.

Jamás

- ¡Romina! - Exclamó el profesor entre sorprendido y temeroso por lo que acababa de pasar. - ¿Por qué tan tarde bella?
- Mucho tráfico y lluvia - dijo sin siquiera mirarlo. - ¿Por qué está ella ahí?
- Facil. No habías llegado y necesitabamos empezar.
- ¿Sin la actriz principal? - tenía que contener la respiración. Estaba tan furiosa, tan fuera de si que podía hacer una locura sin pensarlo. - No entiendo cómo es posible que se ensayen sólo con la suplente y el telonero. ¿Qué no ve que pierde el tiempo?
- Claro que si, pero...
- No me diga que quiere cambiarme por ésta rubia sin chiste.
- Romina no ofendas a tu compañera... ven - se acercó a ella y la tomó del hombro - acompañame y no hagas corajes.
- ¡Pero esto es una humillación! - gritó haciendo berrinche y negandose a acompañarlo. Miró a Zack que no podía pronunciar ni una palabra. Lo miró con mucho coraje, se dio la media vuelta y acompañó al profesor.

El profesor hablaba y decía, trataba de controlarla, tranquilizarla, pero todo era en vano. No podía borrar de su cabeza la imagen de esa tonta con Zack casi besandose. No le importaba en lo más mínimo la tonta obra ¡Que se fuera al diablo con su estúpida obra! Pero Zack no le podía hacer eso, no podía cambiarla por esa tonta, eso jamás.

- ¿Y qué se supone que debo hacer profesor? ¿Aplaudirle por humillarme?
- La intensión no era humillarte. Entiende que no había nadie y pues...
- Pues sabe que, ¡puede hacer con su obra lo que le plazca!
- ¿La estas dejando?
- ¿Y dejarle el camino libre a esa simplona? ¡Nunca!
- ¿Qué quieres decir?
- Que mientras son los ensayos puede hacer lo que quiera, pero escucheme, ¡JAMAS me va a cambiar por esa estúpida! - Lo señaló con el dedo justo enmedio de la frente y él puso los ojos en blanco. Lo odiaba, la odiaba a ella y no le iba a quitar lo que era suyo.

Pronto el maestro cayó en una banca y Romina lo dejó de señalar. Respiró más tranquila, había desquitado algo de su furia con él. Pero aun le quedaba un asunto pendiente.
Regresó y vio a Zack esperandola sentado en el escenario, en cuanto la vio se levantó y fue a ella.

- Romina, escucha yo no quería, pero no había...
- Está bien - dijo increiblemente más serena - el profesor me dijo que no había nadie. - Miró a Nicole que estaba parada sonriendole con tanta soberbia que le causó que se le revolviera el estómago. - Lamento mucho si te grité - dijo bajando la mirada como si estuviera apenada. - No estoy acostumbrada a ver que alguien más ensaye por mi.
- Deberías llegar a tiempo, no vaya a ser que te dejen fuera de la obra.
- Un error lo cometen todos, pero creeme... no volverá a pasar.

Se volvieron a ver retándose una a la otra. Ambas sonrieron como si nada hubiera pasado.

- Vamonos Zack, el profesor se tuvo que ir y ya no habrá más ensayos por hoy.
- ¿No traes coche?
- Me trajo Daniel.
- Claro, te llevo.
- Gracias - le sonrió y como si nada le dio un ligero beso en los labios. - no sé qué haría sin ti.

Zack la miró aun dubitativo, pero ella rodeó su cuello con sus brazos y le dio otro beso, pero más largo y profundo aun.

- Vamonos - lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Zack volteó a ver a Nicole, pero ella ya no estaba. Estaba seguro de que ella seguía ahí, pero... - ¿Pasa algo Zack?
- No... nada.

Romina lo volvió a besar y se fueron al estacionamiento juntos tomados de la mano.

Ensayo

Genial. El único en llegar y el único idiota en pagar la venganza por haber llegado antes que ella. ¿qué podía salir peor?

- Lea por lo menos Samuel.
- Es Zacarias.
- Es igual - dijo sin dar importancia - por lo menos intentelo ¿qué extra es usted?
- Soy el telonero.
- Su papel de ensueño. Ahora, sólo es una escena... ¡Lea!

Nicole lo miró sonriendo. Sabía que ella se regocijaba con su fracaso. ¡Claro! Era su venganza por haberle ganado. Que mala perdedora era.

La música empezó y de nuevo no dio con el tiempo. El profesor se quería arrancar los pocos cabellos que le quedaban. Gritó algo en frances y golpeó el asiento.

Nicole no sonrió esta vez, pero Zack no lo notó, tenía la cara agachada y más roja que un jitomate, era mucha humillación para él, por eso le gustaba ser como era, invisible. Si cometía o no un error, nadie lo notaba, nadie.

- Muy bien - dijo el profesor tratando de relajarse - ahora, desde arriba, señorita Bennett ¿Puede ayudarlo?

Nicole asintió, pero Zack estaba a punto de lanzar el guión e irse de ahí cuanto antes.

- Escucha, sólo relajate - Nicole intentó poner su mano en el hombro de Zack, pero él se alejó, lo que menos quería era que se compadecieran de él. - Calmate ¿d'accordo? sólo es una lectura. - Nicole miró al profesor que se apretaba el brazo bastante estresado.
- Para ti es tan fácil. Yo no soy actor.
- Nadie te pide que lo seas, sólo entra en tiempo. Eso es todo. - Zack alzó una ceja mirándola incredulo - Escucha el ritmo. Guiate con el sonido y escuchalo, no sólo lo oigas. Mira - se sentó en el piso y lo invitó a acompañarla. Zack se desconcertó, parecía tan... normal. Se sentó a su lado - lee la escena. Es sólo una canción donde Wendla y Melchor se acaban de dar cuenta que sienten algo el uno por el otro. ¿aja?
- Si - asintió mirando el guión.
- Pero no entienden qué les pasa y sólo saben que se pueden lastimar, pero que al lado del otro estaran bien. ¿Ya lo leiste?

Zack leyó la escena. No era tan dificil, o no mucho. Nicole lo miró mientras leía, y no pudo evitar sonreir. Zack alzó la vista y ella cambió de lado la mirada.

- Esta bien. Intentemoslo.

Nicole sonrió. Y el profesor les dio la pista.

El cambio había sido brusco. El mismo profesor no lo podía creer. Zack no tenía la mejor voz del mundo, no era el mejor cantante, pero la emoción había cambiado.
Nicole y Zack sincronizaron de una manera increible. Pero Zack no necesitaba de escuchar de la música, con la melodiosa voz de Nicole tenía para encontrar el punto de entrar e interpretar. Sólo necesitó escucharla a ella.

- Eso es un gran avance. Vaya señorita Bennett ¿qué palabras le dijo para que yo le las diga a todos y mejoren así?
- Profesor, sólo lo que usted siempre nos dice - volteó a ver a Zack a los ojos - que tengamos confianza en nosotros.
- Claro, yo siempre digo eso. Creo que fue la lluvia la que no me inspiró mucho el día de hoy. - se dijo para si mismo sin notar que ellos dos no habían despegado los ojos de encima. - bueno, de nuevo. Esperen - dijo y despertó a ambos el sonido del teléfono del maestro.

Se hicieron para atras.

- Genial, ahora sólo no te vas a emocionar - dijo ella cruzandose de brazos y sonriendo irónica.
- ¿A emocionar?
- Claro, tu no sales en la obra así que no te hagas ni ilusiones de que podrás cantarme esto a mi, sólo es un ensayo para contentar al profesor.
- Por nada del mundo saldría en la obra.
- Ya quisieras salir conmigo.
- Preferiría salir con Romina.
- Ja, eso si se queda con el papel.
- Es de ella.
- No por mucho...
- ¿Listos? - preguntó el profesor regresandolos a la realidad. Zack miró molesto a Nicole. Su voz de sirena lo hipnotizaba, pero no le gustaba que le hicieran daño a Romina. - Ahora quiero que lo actuen. Ustedes saben un abrazo, tocarse, ¡besense para mi!
- ¿BESARNOS? - preguntaron al unísono, pero el profesor los ignoró.

Empezó la música. De nuevo fue la melodiosa voz de Nicole la que introdujo a Zack a un sueño extraño. Era la vez de sirena que lo hipnotizaba. Él seguía la música y la actuación - mala, pero actuación - pero tenía el extraño presentimiento de que algo malo podía pasar si la besaba.

Cuando llegaron al coro donde ambos cantaron, el profesor les hizo una seña para que se tomaran de la mano. Ambos empezaron a subir las manos mientras se dejaban llevar por la letra

¡OH! se que vas a herirme

Zack tragó saliva tratando de juntarse a ella, pero de nuevo sintió la ráfaga fria. Pero la ignoró.

¡OH! se que te voy a herir

Nicole tenía un presentimiento parecido. Por un momento pensó que todo el misterio que lo involucraba se resolvería tocandolo... sólo tocándolo, pero no podía hacerlo.

¡OH! seré tu herida

Nicole alzó el rostro y Zack lo agachó pudiendo sentir el aire frio de nuevo. Quería besarla, por primera vez quería besar a alguien que no fuera Romina. Y lo iba a hacer.

¡OH! serás mi cicatriz

Cerraron los ojos para poder unir sus labios en un beso.

Pero en ese momento un golpe de puerta azotó y una rafaga de viento entró violentamente y los interrumpió. Toda la lluvia y los truenos de afuera se reflejaron dentro del teatro. Tan fuerte que movio las cortinas del telón y levantó todo aquello que no estaba fijo en el piso.

Era Romina quien acababa de entrar hecha una furia. Apretó los labios y sólo la acompañaban los truenos y los rayos detras de ella.

Nicole y Romina se miraron. Una con suficiencia y otra con odio.

La guerra estaba declarada.
septiembre 17, 2010 | By: Sabrina Knight

Aquella otra voz

No era posible.

- ¿Ya viste la hora? Nunca, nunca jamás vuelvo a confiar en ti.
- No seas tan melodramática Romina.
- ¿Melodramática? ¿Ya viste la hora? Voy una hora tarde por tu culpa.
- Pues tu tampoco saliste muy temprano.
- Me lo merezco por confiar en ti. ¿Por qué demonios dije que si cuando me preguntaste si me llevabas? ¡Tú sólo quieres ver a la güera esa! - le pegó en el brazo a su hermano.
- ¡Basta, basta! No vas a lograr nada si me pegas, así que calmate.

Romina se recargó con fuerza cruzando los brazos. Estaba furiosa. ¿Y cómo no estarlo? Ya iba una hora tarde y ese día iba a ser un ensayo demasiado importante. No estaba nada tranquila, ultimamente en los ensayos las cosas no le habían salido como quería y aquella tonta le había estado haciendo un tipo de complot.
El teatro era su vida y no podía dejarse vencer por esa tipa.
No sabía porqué le habían salido mal las cosas, estaba distraida y cada que podía pensaba en Zack. Desde que había ocurrido ese golpe en la cabeza las cosas habían cambiado tanto para Zack como para Romina. No podía entender cómo le podía hacer tanto mal.

- Ya casi llegamos.
- Callate y maneja. - dijo sin dejar de cruzar los brazos. La lluvia empañaba demasiado los vidrios y casi no dejaban ver. Daniel limpió el parabrisas con su mano, Romina puso los ojos en blanco y con un chasquido los vidrios se limpiaron.
- ¡Vaya que suerte!
- Tu apurate.

Llegaron apenas al estacionamiento y Romina salió corriendo. Escuchó música a lo lejos. ¡No era posible! Estaban empezando sin ella. Corrió más rápido bajo la lluvia, pero se detuvo de golpe. Había otra voz, no sólo la de la rubia tonta, sino la de un hombre.

Zack...

¿Qué tal en teatro?

Toda la felicidad se esfumó cuando miró al conductor del auto que tocaba la bocina. Otra vez él ¿no pensaba dejarla nunca? Parecía una sombra malvada que la persiguiera para encargarse de torturarla recordándole una y otra vez que no podía descubrir como trabajaba su cabeza, motivo de su obsesión de saber como diantres pensaba.

-Pídeme una disculpa – Nicole se rió, eso no pasaría ni en su mejor sueño.

Aceleró aun más. Estaba tan enojada que no le importaba nada más que alejarse de el.

Escuchó claramente sus palabras como si se las dijera al oído:

- Carreras es lo que quieres. Carreras es lo que tendrás- reto y carreras quería reto y carreras obtendría pensó ella aceleró aun más esquivando todos los autos.

No se lo podía quitar de encima, se alcanzaban y dejaban atrás. El juego resultaba divertido pero también odioso cuando el iba rebasando. Y los semáforos que pasaba con ellos estaban todos descompuestos. Cambiaban de colores favoreciéndolo todo el tiempo.

El semáforo justo antes de la escuela estaba en rojo era el momento de alcanzarlo y rebasarlo pero algo raro paso cuando el tendría que frenar aceleró mas porque el semáforos e puso en verde y luego de vuelta arrojó cerrándole el paso ye l triunfo, no era posible. Vencida, vencida por él y por su auto que no era ni la mitad de rápido que el de ella. Eso era imposible para cualquier persona, pero no para él, que cada vez se volvía más misterioso.

Contuvo las ganas de patear el auto cuando lo vio estacionado en el mejor lugar. Y siguió echando chispas hasta el auditorio de teatro. Ya estaba esperando allí con una inmensa sonrisa completamente divertido por su triunfo. Era imposible ignorarlo.

-Bienvenida Nicole-dijo el profesor alegre de verla- pero me temo que esto se va a suspender y no solo el ensayo la obra cómo sigamos así, mi carrera echa pedazos-exageraciones pero había que decirle las palabra exactas.

-¿Profesor pasa algo? Déjeme agregar que no creo que su carrera se arruine.

-Pasa que además de ti y de mi no hay nadie-Nicole miró a Zack observando- Jaime aviso, está enfermo, pero los demás ¡nadie! no podemos ensayar nada porque no hay nadie. Estrenamos pronto y parece ser que a los únicos que les importa esto querida es a ti y a mi-se tiró al drama, aburrido y patético pensó ella.

-Profesor no se preocupe verá que todo sale bien. Tal vez se les atravesó algo, además recuerde la lluvia puede ser por eso que no llegaran. Tal vez si esperamos un rato…

-Nada de esperar, un actor debe estar a su hora llueve, truene o relampaguee, ni modos que digamos espere querido publico los actores no han llegado, no hay justificación. Quería que ensayáramos. Debería de comenzar a montar contigo uno de los actos principales, pero actuar y dirigir al mismo tiempo…

Manera perfecta de vengarse. Pensó Nicole mirando al chico que seguía mirando sin siquiera hacerse notar.

-En realidad profesor está él-señaló hacia la parte donde se encontraba Zack-seguro es un pésimo actor pero ¿de algo debe servir no cree? Además ya estando aquí sería un error no aprovechar el tiempo.

Zack lucía sorprendido de que ella lo tomara en cuenta.

El profesor lo inspecciono y se sorprendió de no haberlo visto antes.

-Podríamos intentarlo profesor, nada perdemos.
-¿Tu has actuado?-Zack estaba apunto de responder pero el profesor sabia las respuesta- al escenario ahora-le dio un libreto- escena 5 del primer acto- Nicole se sobre saltó, sabia exactamente la escena que tendrían que interpretar, como sabia también que era la que menos quería hacer.
-Profesor, puede ser otra no creo que…
- ¡Ya dije! ahora prepárense. Vamonos a la parte de la canción, necesito checar las notas. Tu… tu… Samuel en ese lado-Nicole rió por lo bajo- tu Nicole tomas asiento justo a su derecha. Recuerden la mirada y la canción.
-¿Canción?-preguntó Zack muy sorprendido
-¿La palabra musical no te dice nada?
-Página 40 Samuel-Veamos si también en esto tienes suerte, pensó para sus adentros Nicole.
-Profesor por favor otra escena.
-Profesionalidad señorita Bennett.

Zack da una mirada pequeña a la letra.

Comienza la Música instrumental de fondo.

HAS ESCUCHADO HABLAR A TU CUERPO WENDLA Y MELCHIOR
SPRING AWEKENING

Silencio absoluto.

-Vamos de nuevo chicos.

Musica instrumental de fondo

WENDLA
Es todo tan irreal
Siento sus labios al hablar


MELCHIOR
Lleno su cuerpo de hipotesis


JUNTOS
¿Has escuchado hablar a tu cuerpo?


-¡Detenganse Samuel! por favor esfuerzate. Va de vuelta la música.


WENDLA
Es todo tan irreal
Siento sus labios al hablar


MELCHIOR
Lleno su cuerpo de hipotesis


JUNTOS
¿Has escuchado hablar a tu cuerpo?

MELCHIOR
Quisieras no sentir


WENDLA
Son como perlas al sonreir


MELCHIOR
Tomo su mano con precaución


JUNTOS
Has escuchado hablar al deseo

Carreritas

- Aun no debes de salir y menos ir a la escuela.
- Voy a tener que ir algún día, y si no lo hago ahora me va a dar más flojera.
- Pero Zack, no seas terco. Te vas a hacer daño.
- Confía en mí tía - le dio un beso en la frente - todo va a estar bien.
- Pero Zack está lloviendo.
- Regreso al rato tía - y antes de que le pudiera decir más salió de su casa, cerrando el zaguan antes de que su tía lo fuera a regresar.

A él tampoco le gustaba la idea de regresar a la escuela, pero había ya faltado tanto.

Además ese día no iba a la escuela como tal. Había un ensayo de teatro y quería ver a Romina una vez más. Pero antes de seguir pensando en Romina se distrajo con alguien más. Nicole acababa de salir de su casa en su flamate Aston Martin. Zack no pudo evitar dibujar una sonrisa coqueta que evidentemente molestó a Nicole pues ella pasó con su auto y lo empapó con el agua encharcada.

Ella bajó el vidrio

- ¡Qué lindo está el día, hasta ganas de sonreír tengo! - Zack apenas pudo limpiarse el agua del rostro -  Cierto cuídate del aguacero ¡ciao!


Esuchó su risa y observó como se fue acelerando por la avenida. Pero qué demonios le pasaba a esa... loca. Eso no se podía quedar así, ella tendría que pedirle una disculpa.

Se subió al carro y arrancó tan rápido como pudo el motor. Se brincó la primera velocidad y casi de inmediato llegó a la tercera. Estaba a una cuadra para alcanzarla, así que se limpio y la alcanzó. tocó el claxon y ella volteo.

- Pideme una disculpa - le dijo moviendo los labios de más, sabía que ella no lo escucharía si le gritaba.

Pero ella lo miró molesta y arrancó a más velocidad. No tenía la más minima intensión de pedirle una disculpa ni mucho menos.

- ¿Con que si? - era obvio que Nicole también iba a la escuela, así que decidió alcanzarla, ella no lo iba a dejar como estaba nada más porque si. Aceleró y con una gran destreza esquivaba a todos los demás autos que se ponían frente de él.

Nicole aceleraba como loca también. Jamás había visto conducir a alguien con tales reflejos, mucho mejor que algunos corredores de carreras.

- Carreras es lo que quieres - se dijo como si le hablara a ella - carreras es lo que tendrás.

El semaforo delante de ella se puso rojo y se tuvo que detener, lo que le dio oportunidad a Zack de alcanzarla metiendolese a cuanto carro podía. El semaforo se puso verde y de nuevo arrancaron, pero para ese momento Zack ya tenía ventaja. Se hizo a la izquierda, derecha y... de nuevo estaba del lado de Nicole.

Ella lo volteó a ver sorprendida, pero no tardó mucho en mirarlo más que en acelerar de nuevo, sin embargo Zack ya no se quedaba atras. Las cosas habían cambiado, Nicole estaba ahora dos carros atras, y cada que intentaba metersele se ponía otro auto enfrente de ella. Además los semaforos eran un aliado de Zack ya que cada vez que estaba cerca de uno se ponía verde dejandolo pasar como si nada.

La lluvia comenzaba a golpear más fuerte, pero para ellos dos parecía que no existía. Corrian como si la pista fuera para ellos y nadie más los podía alcanzar. Ya no estaban lejos de la escuela. Era hora, los dos sabían que el que llegara primero sería el ganador de su juego. Ambos se metieron por calles tratando de rebasar.

Ese era el último semaforo, 100 metros más y luego la escuela.

Zack miró el semaforo, estaba rojo. No, no podía estar rojo para él... y cambió a verde. Pasó sin problemas, pero ella no debía pasar... cambió a rojo.

Nicole se enfrenó tan de golpe que sus llantas rechinaron. Zack lo escuchó y miró por el retrovisor como el humo salía de sus llantas. No pudo evitar reirse al saberse ganador.

Llegó al estacionamiento con toda la calma del mundo y en el mejor lugar de todos, como siempre. La lluvia azotó con más fuerza y él ahora ya estaba seco y contento. Sabía que le había ganado a Nicole y con ventaja, ella aun no se aparecía. No pudo quitar su sonrisa. Se encaminó al teatro con mejor humor, el mejor humor que había tenido desde hace mucho tiempo.

Soledad acompañada

Nicole se sentía más tranquila después de haber nadado por un rato, pero había desperdiciado tanta energía en ello que era necesario recuperar aliento, después de todo tenía varios días sin saciar su sed.

Salió de su casa arreglada. No fue necesario ir tan lejos de allí, cerca había varios bares en los que los chicos se divertían toda la semana, sólo esperaba encontrar un conductor designado y sobrio. No tenía ganas de probar alcohol involuntariamente.

Fue fácil pasar las cadenas de seguridad. El guarura quedó prendado de ella y con una enorme sonrisa la dejó entrar. Se entretuvo en su tarea, encontrar a alguien lo suficientemente apetitoso.

Varios tipos se acercaron, como abejas que se acercan a la miel. Nicole sólo tenía que escoger uno. No tardo tanto en saber quien era el objetivo. Aquel chico solitario de pelo castaño y ojos marrón llamó su atención. A diferencia de todos, además de sus pectorales perfectos, su estado etílico no estaba en un alto grado.

Se miraba triste, callado y ausente, alejado de si mismo. Nicole se sentó cerca, hacer que se perdiera por ella, divertirse juntos y alimentarse tarea fácil. Se sentó en el banco de al lado.

-Siento importunar. Me preguntaba si sería posible brindar juntos, tal vez la compañía ayude-dijo mirándolo sobre actuando tristeza. Él no disimulo su asombro, la observó como no creyendo que fuera hacia el la charla y volvió a lo suyo.

-Lamento la interrupción.

-¿Enserio es a mí?

- La verdad no veo a nadie más en tu lugar, cuando menos nadie como tú y si consideramos que todos los chicos de aquí se ven del tipo de que solo quieren conquistar y yo no estoy para eso. Deseo olvidarme de lo malo y tu pareces comprender un poco lo que estoy sintiendo ahora. Soledad. Pareces anhelar tanto como yo no sentirla más y simplemente deseas olvidar... bueno además luces más cuerdo-sonrió melancólica.

La miró atentó.-Vaya, parece que en realidad tenemos cosas en común y ambos simplemente queremos pasar un buen momento-directo a la trampa.

La noche transcurrió a gusto entre las quejas de Roberto y las de Nicole de como todo era complicado cuando uno quería algo de verdad y como el porque las cosas más sencillas resultaban más fáciles.

Roberto estaba perdido por ella-Con alguien como tú todo sería más fácil. Lastima de no creer en las cosas serias, porque contigo sé que funcionaria-decía mientras la acompañaba a su auto para resguardarse de la lluvia.

-O tal vez, sería más fácil-lo besó- ... entrar dentro de lo no serio.

El siguiente momento estaban unidos entre besos, caricias y deseo; si sólo eso un deseo de llenar vacíos. Nicole estaba simplemente dejándose llevar por el momento como había hecho siempre, nada más que un simple momento y dejar salir a flote las necesidades que en su vida de humana no eran necesarias, pero que ahora su estado de eternidad le exigían a su cuerpo con una mayor constante. Enterró sus colmillos en su suave piel mientras el seguía disfrutando tan complacido que ni siquiera notaba la succión de sangre de su cuerpo.

Tras unos minutos, Nicole simplemente tuvo que borrar de la memoria de Roberto los últimos momentos y dejarlo con los buenos para alejarse del sitio, no completamente satisfecha. Nunca le había gustado excederse ni dejar victimas a causa de su naturaleza, así que solo tomaba lo necesario.

Llegó a su casa, cuando comenzaba a amanecer así que decidió arreglarse directo para salir a la escuela, no habría clases pero ella tendría ensayo de teatro. A ultima hora el profesor había decidido que lo mejor era hacer spring awakening otro musical que seguir el permitiría resaltar más a sus estrellas resplandecientes como llamaba a sus alumnos. Aunque Nicole sabia la verdad el quería aprovechar más el talento de Nicole acompañado del de Romina para que la función fuera mejor y no tuviese que desperdiciar su talento.

Tuvo que ponerse ropa abrigadora pues afuera seguía cayéndose el cielo, la tormenta parecía que nunca pararía. Subió al auto y cerro automáticamente el zaguán. Sintió una mirada, su horrible vecino estaba cerrando también su zaguán de manera antigua. Simplemente se sentía molesta de solo verlo.

Fingió no mirar la estúpida sonrisa que se dibujo en el rostro de Zack que la hizo molestarse más. Iba a arrancar de golpe cuando se le ocurrió algo. Aceleró el auto y paso sobre ese enorme charco salpicándolo completamente no pudo evitar reír.

Bajó el vidrio mientras se detenía un momento y gritaba-que lindo está el día, hasta ganas de sonreír tengo-comenzó a subir el cristal- Cierto cuídate del aguacero ¡ciao!-le guiñó un ojo y arrancó hacia la gran avenida.

Se sentía tan bien.

Capítulo 5. Cambio de vida

Estaba a punto de dejar su vida.

No pudo evitar sentir nostalgia y miedo, pero ella misma sabía que todo eso valía la pena. Esa nueva vida valía la pena.

Se quedó sentada sobre una roca mirando el atardecer, suspirando el aroma del agua salada y sintiendo el calor del sol sobre la playa. Cerró los ojos tratando de recordar esa imagen en su cabeza. Tendría esa imagen siempre, del hermoso lugar donde había nacido, crecido y que ahora tendría que abandonar para siempre.

Había hecho una elección: dejar todo lo que conocía, dejar atras la vida de miseria, amargura y sufrimiento por una nueva vida de lujos, privilegios e inmortalidad.

No era un mal trato, tendría que estar a lado del que ya la había comprado, parecía quererla y podía darle todo lo que quería, incluso esto. Tampoco le dolía dejar a sus padres, ellos había preferido venderla por unos animales antes que protegerla o quererla, además jamás habían tenido cariño. Era como estar huerfana con padres.

Había querido escaparse tantas veces, huir con el primer hombre que viniera por ella y le prometiera algo en que caerse muerta. Pero nadie había llegado, y jamás había juntado el valor para salir corriendo.

Cuando llegó aquella persona preguntando por ella y queriendo llegar a un acuerdo, ella no hizo nada. Era lo mejor. Tal vez así podía estar con alguien que la valorara más o con el que al menos no se sentiría tan excluida y sola.

Aquel hombre la compro por unas tierras con animales, sus padres aceptaron gustosos y en la noche él llegó por ella... en la noche, siempre era en la noche.

No la hizo su esposa. Sólo la llevó a su casa y la dejó en una habitación para que durmiera, no dormía. En las mañanas paseaba en los pasillos y generalmente se la pasaba arreglando su cabello. Él siempre llegaba de noche y se iba apenas ella se iba a su habitación. Pero un día él le pidio que la acompañara a las catacumbas de su casa, y ahí le mostró la vida que guardaba, su vida secreta, pero que lo había acompañado desde hacía más de 200 años.

Le mostró todo y le contó lo que podía hacer, la vida ilimitada y el poder que corría dentro de él. Todo sólo por el precio de la sangre, la sangre de personas desconocidas y que sacrificaban su vida para mantener la de él. Eso era lo que podía ofrecerle, eso era lo que le iba a dar.

Ella aceptó.

Ahora tendría que despedirse de todo, del día, de los amaneceres, de los olores como los conocía, del calor que podía sentir en la piel. Ese iba a ser su ultimo atardecer, la última vez que sabía lo que sentiría ser humana.

Tenía miedo.

De pronto sólo sintió como dos manos tocaban sus hombros y los dedos frios recorrían sus brazos.

"¿Estas lista?" preguntó antes de hacerle el cabello a un lado. Ella cerró los ojos recordando como había sido ese atardecer. Ya era de noche y la hora había llegado. Tragó saliva y puso su mente en blanco antes de sentir cómo es que moría.


Abrió los ojos con la opresión y el miedo que el sueño le había dejado. Trataba de no recordar lo que había soñado, pero era inevitable, siempre lo soñaba y así había formado parte de lo que habían sido sus viejos recuerdos. Se levantó de la cama quedandose sentada en la orilla. Tocó su cuello, nunca tenía nada, pero siempre había sentido esa mordedura, la agonía de morir desangrada.

Le había costado trabajo, pero aceptó esos sueños como verdaderos, como parte de lo que fue ella, pero había cosas que la dejaban con más dudas. ¿Cómo pudo dejar la vida que tenía para volver a nacer en algo completamente diferente?

Miró su closet y con un movimiento de muñeca, aun lejos de él, abrió y cerró la puerta. Encendió y apagó las luces sin moverse y llegó su celular a sus manos sólo con desearlo. Sonrió para si misma y se levantó para su ventana, corrió las cortinas.

No lo entendía pero lo aceptaba. Había nacido como alguien completamente diferente a lo que había sido alguna vez, pero ahora ya no tenía limitaciones, el sol, la luz ni la sangre la iban a detener.

Nada ni nadie la iba a detener.
septiembre 07, 2010 | By: Lizzye

Luminosa

Le dio coraje que el tuviera la boca llena de verdades. Estaba espiando, estaba cuidando y al pendiente, tan pendiente… muchísimo más que las demás personas en la escuela. Todo era culpa de esa estúpida obsesión por descubrir que pasaba. Y Claro luego de lo de la cortina sabía que algo más había en ese chico. El resplandor en sus ojos o era común ¿o sí?

La desilusionó saber que no estaba al pendiente de ella como todo los chicos, en realidad había herido su ego, normalmente le hubiera valido pero estaba vez…-cómo es posible que siendo…siendo tan… tan él… tan x no se preocupe por lo que hago-pensó sulfurada.

Precisamente eso quería leer su mente, pero era imposible porque su cerebro no funcionaba como debía, estaba tan molesta.

- Di lo que quieras, sólo no te acerques, ni te asomes a mi ventana.

- Pero está frente a la mía.

- Pues busca un método-¿y porqué algo en ella no quería que el hiciera caso a sus palabras?

Estaba que arrojaba chispas. Lo odiaba, odiaba ese día en que se cruzó frente de ella y en que su insignificancia había llamado su atención. Si eso era, era tan poquita cosa y tan insignificante que eso fue lo que llamó su atención. Porque era obvio que en todos los lados del mundo en que había estado nadie como el pasaba desapercibido, no estaba tan mal, tenía algo y su algo se justificaría como ¿insignificancia? Había más un misterio y lo descubriría.

-¡Basta!-gritó pensando en la única manera de sacar toda esa energía, para no terminar destruyendo sus muebles o gritando y que su vecino la oyera. Cambió el camisón por un traje de baño de una sola pieza color blanco y se dirigió a su única salida, nadar.

Nicole amaba tanto nadar. Desde siempre era su mejor distractor. Miró al cielo, las estrellas y la luna estaban extremadamente brillosas. Las noches eran lo mejor para alguien como ella, su especie se recargaba con noches así, aunque ahora que lo pensaba por fin dejaba de estar nublado en mucho tiempo. Era una noche hermosa, tan luminosa, de esas que se comparten en pareja. Sintió una mirada y se arrojó a la alberca.

Ventanas vecinas

Dio el brinco de su vida ¿Pero qué...?

Las cortinas se corrieron, no de la misma forma en que él lo había hecho ¿ O sí? Miró afuera y encontró a Nicole sonriendo orgullosa, como si se hubiera desquitado de lo que había hecho.

- ¿Cómo lo hiciste? - fue lo único que se atrevió a preguntar, quizás descubriendo cómo lo había hecho se explicaría cómo lo hizo él. Tal vez.

Pero ella no dijo nada, se quedó mirándolo y alzó la ceja.

- Magia.
- ¿Magia?
- Busca otra explicación. - Zack se quedó callado, no podía dejar de contemplarla. Daniel tenía toda la razón, ella era muy bonita, más que bonita. Está bien, de eso ya se había dado cuenta, pero teniendola enfrente parecía... - ¿Ahora eres mudo?
- No, no lo soy.
- Entonces deja de poner esa cara de tonto. Está bien que hayas salido del hospital, no del psiquiatrico.
- ¿Sabías que estaba en el hospital?

Nicole puso los ojos en blanco.

- Todos en la escuela se enteraron.
- Claro, tienes razón. Pensé que a nadie le interesaba saber que estuve en el hospital.
- ¿Y qué te hace pensar que a mi me interesó?

Touché. Pero a Zack le hubiera gustado que así hubiera sido.

- ¿Y por qué espiabas en la ventana? - preguntó curioso.
- Yo no estaba espiando. Sólo estaba... detras de mis cortinas. Para mi el que espiaba era otro.
- No, no espiaba. Sólo tenía curiosidad de saber quien se había mudado del otro lado.
- Pues no te vayas a emocionar por tenerme de vecina.
- Nadie se emocionó. - dijo de una forma fria que Nicole pareció ofenderse.
- No te creo.
- Si leyeras mi mente lo podrías confirmar. - Nicole pareció más molesta aun.
- Di lo que quieras, sólo no te acerques, ni te asomes a mi ventana.
- Pero está frente a la mía.
- Pues busca un método.

Acto seguido Nicole cerró la ventana y cerró las cortinas de golpe, tan molesta.

Zack se quedó todavía esperando a que ella saliera. ¿Pero por qué iba a salir? Se regresó a su habitación y también cerró. Se acostó de nuevo en su cama y cerró los ojos.

Que bueno que Nicole no podía saber lo que pasaba por la mente de Zack. Estaba emocionado de tenerla de vecina.