octubre 21, 2010 | By: Sabrina Knight

Escondite

Dejó a Romina en su casa. Se despidieron de un ligero beso en los labios que ambos se robaron pensando en sorprender al otro. Romina salió del coche como una niña que recien hizo una travesura y desde la puerta de su casa le mandó otro beso mientras Zack se alejaba en medio de un suspiro.

Pero no era exactamente un suspiro de amor, más bien era de esos suspiros que damos cuando queremos entender qué fue lo que pasó.

Desde el inicio todo había sido confusión, primero la carrera, luego su corta carrera de actor, que casi se besa con Nicole y la cita improvisada con Romina. En todo lo que tenía de vida jamás se había sentido tan abrumado, era lo magnifico de ser invisible, una vida simple y sin preocupaciones. Pero ahora parecía que estaba... notándose.

Llegó a casa y su tía lo regañó. Era obvio, le dijo que no tardara y hasta la noche llegaba. No le dio explicaciones y sólo se fue a tirar a la cama. Aun tenía miedo de quedarse dormido y no despertar, pero su cuerpo se lo pedía y ya no era tan fácil ceder.

Cerró los ojos tratando de dejarse llevar por el cansancio. Abrió los ojos de nuevo, escuchó movimiento en la casa de junto y, como si la cama tuviera resortes, se levantó de un brinco a ver qué ocurría. Era ella llegando. Ahora tenía que esconderse para que no lo viera, pero no fue necesario porque ella se fue de su cuarto.

Zack volvió a suspirar ¿Qué tenía que hacer espiandola? Bueno, no la espiaba, sólo... observaba.

Se volvió a tumbar a la cama y de nuevo estuvo a punto de ser vencido por Morfeo, cuando de nuevo escuchó movimiento del otro lado de su casa. Esta vez intentó esconderse mejor para que no lo viera y justo cuando encontró el lugar ideal escuchó que sonaba una guitarra. Nicole empezó a cantar.

Las palabras de ella eran en italiano, tan perfecto. Zack no lograba entender todo, pero le gustaba el ritmo y lo hacía sentir contento, como parecía estarlo ella ya que sonreía. Sintió su mirada y no pudo evitar sonrojarse. Por un momento se olvidó que estaba detrás de la ventana y parecía que ella le estaba cantando a él.

La canción terminó de forma suave y con una Nicole serena y sonriente, con los ojos entrecerrados justo de una persona inspirada. Bajo la guitarra y se levantó del barandal de su balcón. Dio la media vuelta lista para entrar a su casa, metió la guitarra y volvió a salir.

- ¡Deja de estar espiando, fisgón! - gritó, volvió a su pose serena, le guiñó un ojo y se metió a su cuarto.

Zack se hizo para atras del susto. ¿Siempre lo vio? ¡Demonios! Ahora tendría que buscar un buen lugar para espiarla sin problemas... es decir, buscar otro lugar para observarla, no... bueno, un lugar donde no lo descubrieran.

Se volvió a tirar a la cama y se quedó pensando. No necesitaba tantas cosas como en ese día. Siempre podía ser ese Don Nadie y quedar a las sombras. Además, si Romina ya le hacía caso era una buena señal de que cosas buenas venían a su vida de ahora en adelante.

Sonrió confiado, cerró los ojos y, sin querer, se quedó dormido tarareando la canción que había cantado Nicole.

Resonar de unas cuerdas

La molestia desapareció para cuando iba en el auto con Daniel. No podía dejar de pensar en la escena de teatro, el esfuerzo, dedicación, la nueva mirada… en las caricias y beso que casi tuvieron que darse.

Romina, el profesor y el mismo Daniel no importaban. Todo se había vuelto nada mientras se adentraban en la escena y dejándose llevar. Había sido una idiotez querer tocarlo, la justificación que se daba era el que quería representar las vidas de personajes. Pero siendo sincera con ella mismas había anhelado tanto que ocurriera... Nunca había deseado algo tanto como aquello. La manera de descubrir todo era esa, lo sabia y tan cerca estaba pero ese terror de descubrirla no la dejó actuar.

Nada tenía sentido. Él no era nadie, era el tipo sombra del chico más popular de la escuela, era... era... era el tipo estupido qué tanta intriga le causaba y que tanto había deseado la tocar para descubrir el secreto que envolvía. Era eso y tanto más.

¿Cómo se estaba convirtiendo en más? La culpa al tenía la maldita obsesión que estaba creando y también esa nueva mirada que vio. Nicole observó el tan notable cambio en su ser luego de que ella le infundió ánimos y ya no era más una sombra, era ni siquiera tenia una palabra para describir lo que era después de eso. Solo sabia que tenia un resplandor distinto, al de cualquiera.

¿Que tenía de especial?¿un hechizo? ahora mismo recordaba la vez que ella misma le dijo “magia” para justificar el abrir su cortina, pero ahora mismo era lo único que le sonaba sensato para el cambio. Estaba segura que ni el mismo se había dado cuenta de lo que paso. Magia era lo único que le parecía coherente, eso era lo que desbordaba y lo volvía así no había otra razón de que ocasionara tanto alboroto en ella. ¡ja, claro, como no!

Tuvo que reaccionar para no perder lo que había logrado en Daniel, además valoraba su esfuerzo y le caía bien. En verdad por un momento, se olvido de todo lo demás. Y al verse solo de vuelta en su auto la molestia volvió ¿cómo se había convertido en una obsesión tan grande descubrir lo que ocultaba esa mirada?

Lo único que podía hacer era descubrir pronto el secreto, para luego seguramente perder el interés. Ya no tendría importancia, pero ahora mismo se sentía tan rara y confundida.

Llegó a casa molesta por su propio revoltijo. Pudo ver entre las cortinas de la casa vecina una mirada curiosa que en cuanto se sintió descubierta se escondió. El no sabía la buena visión que tenia. Ella sonrió mirando hacia en donde el vecino se escondía de su mirada.

Tomó un baño de tina para tratar de sacar las ideas que rondaban su cabeza. Imposible, seguía pensando en el momento ese… estaba molesta por no sacarlo de la cabeza, lo odiaba tanto por complicar su existencia pero a la vez se sentía bien.

Después de ponerse puso una pijama y busco entre sus cajas algo que hacia tanto no había visto. su guitarra. La agarro y salió al balcón, tena tantas ganas de escucharla hablar. Esperaba que ella la ayudara a sacar todo eso que con pensamientos claros no podía resolver.

Comenzó a tocar un par de cuerdas. La canción vino enseguida y comenzó a cantar alegre, como hace tanto que no lo había hecho.

Se dejó llevar, no le estaba cantando a nada ni a nadie. No dejaba de sentir la mirada de Zack, y eso no la intimidaba, era un aliento para continuar.

La rudeza de esa noche ya no estaba, no en ese momento. Sólo la canción, sólo el ritmo y las miradas cómplices que no tenían un destinatario oficial. Después del día de locos era necesario ese momento de paz. Simplemente se sentaron ambos en sus balcones, él adentro y ella afuera.

Simplemente era una noche linda de esas estrelladas.
octubre 16, 2010 | By: Sabrina Knight

Llanto

No podía evitar estar molesta, más que molesta: furiosa. En realidad estaba tan mal que no podía decir nada. Estaba trabada del coraje.


Zack estaba perdido en sus pensamientos, no podía borrarse la imagen de Nicole cantando tan cerca de él. Era eso y que en verdad estaba tan sorprendido de haber cantado, jamás lo había hecho, y parecía que hasta lo hacía no tan mal.

Romina suspiraba tratando de tranquilarse, sabía que pelear, molestarse y hasta ignorar a Zack podía ser peor para ella. Pero tampoco tenía el humor para ser la bella Romina que todos conocían.

Se fueron inclusive lento, Zack estaba tan perdido y Romina tan enojada que ninguno de los dos se dio cuenta de la velocidad en que iban. Los pensamientos de Zack no avanzaron mucho, era como si tratara de recordar ese momento y no moverlo, dejarlo para la posteridad como una fotografía mental... un bello recuerdo.

Romina fue la primera en reaccionar de los dos. Volteó a verlo y algo dentro de ella la hizo sentir mal. Seguía furiosa, pero era algo más que sólo haber tratado de haberle quitado el papel principal, era mucho más, algo tan dentro de ella que le estaba aplastando el corazón. Pero no lo iba a reconocer.

- ¿A dónde vamos? - preguntó ella y Zack despertó de sus sueños, se encogió de hombros. - ¿Entonces a dónde estas manejando?
- No lo sé, sólo manejaba por inercia.
- ¿A dónde?
- No sé - Romina giró la cabeza a un lado y frunció el entrecejo. Necesitaba mantener el control, pero le costaba tanto. Imaginaba la escena de Zack y Nicole juntos y las tripas se le revolvían.

De nuevo se quedaron en silencio. Esta vez Zack ya empezaba a notar la molestia de Romina, lo primero que le vino a la cabeza fue que estaba enojada porque Nicole había ocupado el lugar de ella, y conociendo a Romina, debía estar muy ofendida.

Romina volteó y encontró la mirada de Zack en ella. Lo supo en sus ojos, se sentía avergonzado y mal con ella. Eso era todo lo que necesitaba.

Cruzó los brazos, pero no como signo de molestia, sino como para protegerse y giró la cabeza a la ventana de forma dramática, dio un suspiro entrecortado y su respiración la siguió. Puso su mano en el rostro y se la pasó ligeramente por los ojos, simulando para que Zack lo notara pero no fuera tan obvio.

Y efectivamente, Zack lo notó. Siguió avanzando entre la lluvia que había cesado un poco, pero de pronto empezó a caer trombas de agua encima de ellos. El ruido se volvía tan fuerte y empañaba los vidrios que Zack decidió estacionar el auto en una calle mientras la lluvia pasaba. O ese era el pretexto.

Pronto Romina dejó de disimular y las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas, pero no dejaba de ver la ventana, no miraba a Zack, él sólo veía como Romina se agitaba con su llanto silencioso.

Zack no sabía qué hacer. Jamás había visto a Romina llorar, ni Romina ni a ninguna otra chica, al menos no junto a él. ¿Qué debía de hacer? Según él todo era por la obra. Ya estaba arrepentido por haber aceptado ese papel que no le correspondía. No podía soportar la idea de Romina llorando, la quería mucho como para verla así... ¡Y todavía se imaginaba con Nicole! Que arrepentido estaba.

- Romina... ¿Estas bien? - Eso había sido estúpido. Era obvio que no estaba bien, pero no se le ocurría qué más preguntar. Romina entre su llanto frunció el entrecejo. Zack era tan tonto en eso, pero sacaría ventaja.
- No... - dijo apenas en un respiro.
- ¿Por qué lloras?
- Perdón, no quería hacerlo... - se intentó limpiar el llanto - es que... no, olvídalo, es tonto.
- No, dime ¿Qué pasa? Es por la obra ¿verdad? Yo no quería tomar ese papel, también me molestó que el maestro le diera tu papel a ella, pero es que no había llegado nadie y yo no quise, sólo soy el telonero, no sé cantar y lo sabes y...
- Ya se, no te estoy culpando - interrumpió a Zack que ya había agarrado carrera con las excusas. Romina se limpió de nuevo el rostro y con la mirada agachada prosiguió - No es sólo eso, han sido ya tantas cosas.
- ¿Además de la obra?
- La obra es una cosa más, es que... ya son muchas cosas Zack. No quiero sonar más dramática pero, siento que todo me ha salido mal, todo - Zack se quedó en silencio mientras Romina dejaba de caer las lágrimas sin disimulo - La obra, mi casa, la escuela, inclusive Estefanía me dejó de hablar y no sé porqué. Perdón Zack, pero ya me cansé que parecer que todo está bien, es como si alguien estuviera poniendo todo en contra mía, no sé si es el destino o alguien o... no sé.

Su llanto no dejaba de cesar, era como si la lluvia y ella lloraran al mismo ritmo e intensidad. Sólo que Zack no se dio cuenta de la lluvia de fuera, sólo sentía un gran pesar y remordimiento. Le pesaba ver llorar a Romina que sintió sólo un deseo por ella...

La abrazó y Romina, fuera de hacer algo por hacerlo sentir mal o simplemente ganar terreno contra Nicole, se sintió protegida. Por un momento no supo que hacer ni sentir, pero al sentir el calor del abrazo de Zack rompió en un llanto real mientras que Zack sólo pasaba su mano por su cabello apretándola fuertemente. Ni Romina ni Zack dijeron alguna palabra más hasta que el llanto de ella paró y con ella la lluvia.

Se separaron, Zack le limpió el rostro y le hizo el cabello atrás de la oreja. Ambos sonrieron y, aun en silencio se tomaron de la mano. Romina se sintió mejor después del desahogo y Zack dejó de pensar en Nicole, al menos ante la presencia de Romina.

- ¿Tienes hambre? - preguntó Zack y Romina asintió. Separaron sus manos y Zack arrancó el auto aun sin destino fijo, Romina se recargó en su hombro sin dejar de sonreír.

¿Que si seguía molesta? Claro, aun lo estaba. La humillación que le había hecho pasar Nicole jamás se le borraría de la mente, pero ahora podía pasarlo por alto, no quería arruinar ese momento con Zack en el cual se sentía muy tranquila y contenta.