febrero 27, 2010 | By: Sabrina Knight

A su voluntad

Cuando Romina y Zack iban a la mitad del camino, Zack se dio cuenta de que ya se había terminado todos los temas de conversación posibles. De hecho ya estaba tratando de que ella hablara más. Era obvio que no iba a poder conservar más la calma. Cuando se encontraba junto a Daniel, la convivencia con Romina era más fácil, pero solo siempre le causaba más problemas.

Y ella lo sabía.

La misma Romina le gustaba aprovechar eso, para ella era una ventaja que los hombres le temieran o que simplemente estuvieran tan enamorados de ella. Así podía pedirles más cosas de las que realmente necesitaba.

- ¿Y cuando vuelves a teatro? - preguntó ella quien se miraba por el espejo vanidoso retocándose el brillo labial - te hemos extrañado allá.

- Pues... - se quedó pensando, no sabía realmente, no estaba en sus planes regresar. - ¿Ya extrañan tan pronto a su telonero?

- No digas eso, no eres un telonero.

- Lo soy - Zack empezó a sentir el rubor en sus mejillas. Ella era la única razón por la que había entrado ahí y había aceptado ese puesto. - no soy buen actor, ni siquiera buen extra.

- Bueno, que la última vez hayas tirado todo el escenario cuando te tropezaste y casi haces que el actor principal se rompiera la pierna no quiere decir nada.

Zack sonrió con el comentario, sabía que ella se lo decía para no hacerlo sentir mal. Aunque nadie tenía que decírselo: era un tonto.

- Deberías volver - levantó el espejo a su lugar y lo volteó a ver. - te extraño mucho allá - Zack sintió en ese momento algo extraño en su estómago, como si miles de mariposas volaran al mismo tiempo tratando de salir de su encierro, pero no podían. El color se le subió por las mejillas y un extraño nerviosismo recorrió sus manos.

- ¿Lo dices enserio?

- No podría jugar con ello. - Romina estiró una mano y la colocó encima de su pierna. Zack no podía aguantar la temblorina que siempre le invadía, respiró tranquilo. Miró la mano de Romina, después recorrió poco a poco cada parte de ella hasta llegar a sus hipnotizadores ojos. - te necesito...

Los invadió un silencio profundo, Zack no tenía nada que pensar, entraría a teatro de nuevo, sólo que las palabras eran las que no podían nacer de sus labios.

Entraron al estacionamiento de la escuela y Romina lo soltó en cuanto el vigilante pidió ver su credencial de la universidad.

Se estacionaron sin ningún problema, como siempre, Zack había encontrado un lugar envidiable.

Zack sacó las cosas de la cajuela y se las entregó a Romina.

- ¿Segura que no quieres que te acompañe?

- Segura - sonrió tímidamente. Quedaron en silencio nervioso, hasta que finalmente ella habló - ¿Te molestaría mucho si me llevas a casa también? Yo sé que abuso de ti, pero...

- No, está bien. Con gusto te llevo. - Romina le dedicó una sonrisa y mirada tiernas.

- ¿Te veo en teatro?

- Iré por ti.

- Gracias.- Romina se puso de puntitas y le dio un beso en la mejilla. - Nos vemos Zack.

Ella dio la media vuelta y se fue caminando volteando de vez en cuando, mirando cómo es que Zack no podía contener su alegría por estar con ella.

Tendría una vez más a un tonto a su voluntad.

1 comentarios:

Nicuu dijo...

Dios!!!!!!!!!!!, simplemente genila!!!!

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