febrero 24, 2010 | By: Sabrina Knight

Coincidencia

Lo malo de haberse levantado temprano era que se daba cuenta de muchas cosas que ignoraría estando aun en brazos de Morfeo. Cuando miró al cielo mientras desayunaba su cereal, se dio cuenta que estaba nublándose, cuando acabó su jugo ya estaba lloviendo.

- Genial - murmuró para sí mismo recordando parte de lo que había soñado. Frunció el ceño recordando la parte de los ojos negros. Pero supo que lo mejor era olvidarlo e irse temprano, tal vez así tendría tiempo para desayunar de verdad fuera de su casa, sin que su tía se sintiera mal.

Sacó su tubo y sus dibujos pendientes y los metió en su coche.

- Nos vemos tía - le dio un beso en la mejilla antes de marcharse.

No fue muy lejos. Unas cuadras más adelante se encontraba una cafetería muy modesta, pero donde preparaban los mejores sándwiches que había probado en su vida.

Se estacionó frente a un parque y se metió corriendo evitando mojarse. Una vez adentro, y sin tomar el menú en sus manos, pidió un exquisito sándwich de pollo con mucho chile chipotle y un café. Se sentó junto a la ventana, donde podía ver el parque y a los niños que empezaban a irse a sus colegios. Todos, por donde vivían, iban en colegios particulares, sus uniformes los delataban.

Llegó su sándwich y lo recibió con tremendo gusto. Puso azúcar al café y le dio una gran mordida.

Hace tiempo que no masticaba algo con tanto placer tan temprano.

- ¿Te gustó? - preguntó la mesera.

- Me encantó - murmuró aun con la boca llena.

La mesera sonrió tímidamente y siguió acomodando las mesas que le faltaban para tener listo el local.

Zack le dio otra mordida, y se dio cuenta que si seguía comiendo de esa manera no iba a alcanzarle. Así que masticó lentamente mientras se entretenía con la vista de la calle.
Y el sándwich casi se le va de lado.

No podía creerlo. Ella estaba ahí, sentada en el parque, mojándose con la lluvia. ¿Si era ella? Sí, si era.

- ¿Qué hace aquí? - se preguntó el voz alta dándole otra mordida al sándwich.
Varias ideas se le vinieron a la cabeza.

Quizás ella lo había seguido. No, eso era imposible. Nadie en la escuela sabía de su existencia, y mucho menos alguien tan bonita como ella se interesaría en él.

Se buscó otra teoría.

Quizás era sólo una enviada del destino para hacerle más ameno el desayuno. Eso sí era difícil de comprobar. Jamás sabría si el destino o Dios le habían enviado a esa chica para postrarse justamente frente a él para admirar tanta belleza.

O quizás sólo era una coincidencia. Era lo más probable.

- Gracias coincidencias - tomó el café y le dio un sorbo. Pero apenas lo había tocado su lengua lo escupió. Aun ardía.

Zack miró su taza y la volvió a tomar soportando la temperatura hirviente que delataba el vapor que expedía. Pero poco a poco ese vapor se fue desvaneciendo hasta apenas notarse. Zack lo volvió a beber y esa vez no lo escupió, lo disfrutó tanto como mirar a esa chica.

La siguió contemplando inmóvil, completamente empapada. Estaba seguro que se enfermaría de pulmonía s seguía ahí. Recordó su sueño y cómo había parado la lluvia. ¿Y sí podía hacer lo mismo?

Se quedó pensando e inconscientemente cerró los ojos levantando poco a poco su brazo. Abrió los ojos para ver un resultado, pero lo que vio no lo esperaba.

Ella se había levantado y lo observaba con mirada de halcón. Ambos cruzaron mirada y por primera vez se sintió intimidado por esa chica.

- ¿Quieres la cuenta? - preguntaron por atrás. Zack dio un brinco y bajó la mano, la lluvia resonó con más fuerza.

- ¿Qué?

- Que si quieres la cuenta. Por eso levantaste la mano ¿no?

Zack se quedó mudo. No respondió, volteó de nuevo a la ventana y ella ya había desaparecido. La mesera insistió y Zack aceptó la cuenta.

En dos mordidas más se acabó el sándwich y en un sorbo el café. Dejó dinero en la mesa y salió disparado esperando todavía ver a la misteriosa rubia.

Pero por más que la buscó con la mirada en todas direcciones, ella ya no estaba.

- ¡Genial! - se quejó. Volvió a mirar el cielo y se encontraba más oscuro que antes.

Qué estúpido pensar que podía detener la lluvia. Era como pensar que ella de verdad lo estaba viendo a él.

Regresó a su carro y se marchó a la universidad.

1 comentarios:

Ambar dijo...

Hola hola acabo de leer este fragmento de la historia, muy buena por cierto, promete mcuho y pues seguiré leyendo y dando reversa para leer los fragmentos anteriores, viendo a los personajes también, te diré que la segunda chica que muetsras en las imagenes se ve tan geniaaal, bueno pues aqui seguiré leyendo la historia, un saludo y no dejes de escribir! Vísitame cuando gustes: http://simplyhaku.splinder.com

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