marzo 25, 2010 | By: Lizzye

Susurros del viento

Respiró hondo y miró a cientos de personas agarrotadas mirandola, aplaudiendo y lanzando vitores al aire, sin embargo a ella por alguna estúpida razón de la que no era conciente buscó sólo una mirada. deseaba saber que era lo que había ocasionado en él escucharla cantar. Sus miradas se cruzaron un par de segundo. Existía und eje de melancolía que cargaba el ambiente.

<>se dijo Nicole, cuando se acercó hasta ella el profesor de teatro y varios chicos extra de la compañía para felicitarla. Los aplausos tardaron un rato en detenerse.

<>pudo escuchar entre todos los presentes esa voz y de nuevo volteó a mirar al tipo x después de todo su voz mental sonaba mucho más fuerte en el aire que la de todos los demás, curioso muy curioso. Volvió a mirarlo intrigada, sí, esa era justo la palabra ese tipo la intrigaba.

Instintivamente al escuchar sus pensamiento y ver que quería sonreírle ella deseo corresponderlé justo en el instanté en que alguien rompió el contacto.

-Hola ¿así qué lo viste?-dijo besando al en ambas mejillas al chico que conoció el día anterior. El chico brinco de felicidad.

-No.no lo he visto pero por fin. Vendré a ver el músical-sonrió.

-Te prometií reunirme contigo, ahora veo que me has encontrado y me da gusto-
sonrió. Fácil, todos los hombres morian por una sonrisa como esa, Nicole lo sabía sus sonrisas naturales eran adoradas por todos.

Nicole volteó para mirar al chico enigmático y se quedó pensativa al no verlo por ningun lado, se había amrchado. Tuvo que disimular que lo buscaba y se molestó con ella, por darse cuenta de la presencia de alguien tan insignificante.

-Cumplir mi promesadijo respondiendo el hilo de pensamientos de su acompañante.


-Y yo la mía ¿me puedes conceder unos instantes? Ya sabes debo hablar con el director-no tenía que pedirlo demasiado era obvio que con los ojos cerrados haría cualquier cosa por ella.

-El papel de la obra escolar no podría ser de nadie más. Las alabanzas y felicitaciones no pararon en todo el recorrido que hizo acompañada de Daniel. La acompañó a su auto gentilmente. Daniel, sí, así se llamaba le caía bien se veía un buen tipo y tal vez podría ayudar a sesar su sed un par de veces, así que, qué mejor que tenerlo de aliado.

Llegó a casa, bajó de su auto y se encerró en su habitación ordenando que nadie la molestara quería estar sola. Puso música clásica en su reproductor dejandosé perder en las melodías del piano. Tenía ganas de descansar y dormir sin soñar, demasiado complicado para ella, siempre soñaba.

Estaba en una playa jugando con caracolas, dos chicos más jugaban entre las olas. Inmediatamente los reconoció. Sucedió mucho tiempo atras cuando sus hermanos y ella pasaban tiempo juntos en las tardes soleadas.

Cuando creía que la felicidad no podías er mayor, una cálidez invadió su pecho y la diversión fue en aumentó. Buscó la mirada hermosa de su amado Gabriel, encargado de hacer los días brillar, sin embargo estaba completamente segura que no era él. Había una ausencia allí. Alguien presente que no se veía, clásico siempre ocurría eso. Las mejores mañanas soleadas, las mejores tardes de diversión y las noches resplandecientemente estrelladas siempre vacias de una presencia extra, que las llenaba de paz y felicidad.

-Vas a tener que soportarme mucho tiempo-dijo cantarinamente sin parar de reír.

-Nunca te libraras de mí-
dijo al oido de Nicole el susurro del viento mientras contemplaba una estrella fugaz.

Nicole abrió los ojos al contemplar los rayos de luna que aun brillaban en lo alto. Cambió su ropa por un camisón largo blanco, caminó hasta sentarse frente al ventanal que daba directo a un balcón y se quedo mirando la luna. Una de las pocas cosas que sabía era más vieja que su propia especie. Recordó el encuentró de miradas del teatro y decidiendo no pensar más en eso se concentró en seguir pensando en la luna y en que su sed podría esperar un par de días más.
marzo 21, 2010 | By: Sabrina Knight

Capítulo 3. Lo que uno imagina y no siempre es

Simplemente no podía creer lo que había pasado. Estaba en la cancha de tenis "entrenando" de pronto la noticia de que ella estaba en el teatro fue como un gran rayo de esperanza que lo llevó inmediatamente a ver un ángel.

Es verdad que se había perdido de la increíble presentación que había hecho, pero después pudo aprovechar la situación para que ella por fin se fijara en él.

Después la acompañó a su automóvil y le dedicó la sonrisa más bella que había visto jamás. Era un sueño que se había hecho realidad. Bueno, tampoco tuvo que esperar mucho para que ella se fijara en él, pero generalmente podía hacerlo más rápido que muchos chicos.

Cuando cerró los ojos para dormir tuvo un último deseo: Soñar con ella.

Sólo que hay muchas personas que no pueden controlar sus sueños, y Daniel era una de esas personas.

Despertó tratando de recordar su sueño, sólo que no pudo, tampoco le pesó, sabía que no había soñado con Nicole.

Su casa había sido un campo de guerra el día anterior cuando confesó la razón por la que venía tan contento. Romina no pudo ocultar su malestar e insultó, de una forma que jamás lo había hecho, a Nicole. Después le reclamó a su hermano que no debía relacionarse con ella.

- Ella es una mala persona.

- Me lo dice la chica más santa de todas. Vamos, debes de aceptar que en muchos sentidos te supera.

Romina se ofendió más y dejó de dirigirle la palabra a Daniel, por lo que esa mañana todo estaba más en paz, con aire tenso, pero con más paz.

Ella salió mucho antes que Daniel, para su fortuna su padre había regresado su automóvil del taller, así que era libre de moverse. Pero Daniel ni lo notó, estaba en las nubes y aun suspiraba de una forma anormal gracias a Nicole.

Camino a la escuela, supo que no tenía todo solucionado, de hecho, lo que acababa de pasar sólo era una señal, ahora debía poner todo de su parte para que Nicole no sólo lo notara como un chico más, sino como lo que era y sería.

No pudo evitar quedarse pensativo. Él, como tonto, había echado todas las cartas por alguien que apenas conocía ¿Es que de verdad era amor?

- Parece un hechizo - se dijo a sí mismo en son de burla. Empero no le parecía del todo malo, en realidad sentía que estaba dispuesto a caer en el hechizo de Nicole.

Sólo que ella no estaba pensando hechizarlo a él.

Pero pronto cambiaría de idea.
marzo 18, 2010 | By: Sabrina Knight

Sirena

Aquel chico lo había jalado muy fuerte. No era un secreto que Zack no era nada fuerte, de hecho parecía un muñeco de tela a comparación de ese monstruo que jugaba americano. Lo llevó arrastrándolo del hombro hasta el lado contrario del escenario. Zack no había entendido muy bien, pero escuchaba murmurar a ese chico palabras como:

- Todavía molestando a Romina...

No le podía reclamar ni aclarar que no la molestaba. Era su amigo, pero si fuera por él sería algo más.

- Ahorita necesitamos que limpien las butacas.

- ¿Limpiar las butacas? ¿Pero qué no para eso están los intendentes? - el chico lo mal miró y Zack no tuvo de otra más que asentir y tomar el limpiador y el trapo que le correspondían.

Bajó las escaleras del escenario, pero al mismo miró como de lado contrario alguien más subió.

Era ella.

Se detuvo a mirarla, pero la primera mirada que encontró fue la del gorila que le había ordenado limpiar, así que dio a media vuelta y continuó su camino a los asientos.

Se fue hasta atrás para empezar, por lo que no pudo escuchar los comentarios de las personas que estaban haciendo audición, sin embargo reconoció el bullicio. Volteó y se escuchó al piano que empezó a acompañar a la rubia que ya había visto antes.

Empezó a cantar.

Tuvo que abandonar el limpiador y el trapo. De pronto quedó hipnotizado por su voz. Fue como si estuviera cantando una sirena y él sólo fuera un tonto marinero que había caído en las redes de esa criatura mágica.

Dio un fuerte suspiro, e instantáneamente cerró los ojos. De nuevo podía ver la lluvia de sus sueños, volvió a ver la vela morada. Pero podía ver otras cosas; una sonrisa, un puerto, un ligero tono rosado en el aire.

Su pecho retuvo todo aquello que podía ver, podía oler ese viento húmedo de mar, apreciar esa sonrisa y, sin darse cuenta, también dibujó una sonrisa en su rostro.

Una persona le dio un fuerte empujón en el hombro y esto hizo que la humedad y la sonrisa desaparecieran. De repente se dio cuenta que estaba en el auditorio, aun con el limpiador y el trapo en la mano, pero con docenas de personas más que se habían amontonado para ver cantar a la chica.

Frunció el entrecejo y miró el limpiador. ¡Qué tonto! Quizás había sido sólo culpa de eso que pudiera sentir aquello.

- O quizás no... - se quedó pensando un segundo antes de que alguien a su espalda lo empujara violentamente.

Cuando se dio cuenta de quién lo había golpeado, vio a Daniel que había entrado corriendo.

- ¿Me lo perdí? - preguntó al aire.

- Todo el número - respondió una chica que estaba al lado de Zack quitándole la palabra de la boca. - Jamás había visto a nadie cantar así.

Daniel hizo un ruido de enojo, volteó a ver a la chica que le había respondido y encontró a Zack.

- ¿Tu lo viste? - asintió - ¿Qué tal estuvo?

- Pues...

- ¡Daniel! ¿Dónde estabas? - interrumpieron otros compañeros de tenis que de repente se jalaron a Daniel llevándoselo lejos de Zack. Por primera vez en la vida de Zack eso no lo molestó, de hecho agradeció que se llevaran a Daniel.

Quería contemplar y unirse a todos los aplausos a la chica. Pero pasó algo mejor. De nuevo cruzaron mirada y ella no la alejó como en otras ocasiones.

Zack sintió que por primera vez, alguien, además de Zack y Romina, lo miraba en esa escuela. Como si se hubiera dado cuenta de que existía. Esbozó otra sonrisa, levantó lentamente la mano tratando de formar un saludo a lo lejos, pero estaba tan desacostumbrado a eso que sintió que su brazo pesaba más que antes, más que nunca.

Empero el saludo quedó frustrado cuando Daniel se subió al escenario para abordar a la chica. Ella dejó de verlo y pudo notar como ponía toda su atención en Daniel.

Típico.

Suspiró molesto y torció la boca. Pero salió de su trance cuando sintió que su celular sonaba. Lo sacó y vio de ahí un mensaje:

"Te espero en tu auto. Romina."

Levantó su rostro y todo seguía igual. Estaban entusiasmados con la participación de la rubia, incluyendo el gorila que lo había obligado a limpiar.

Bueno, nadie se iba a dar cuenta que se iba. Dejó el limpiador y el trapo en una butaca y salió disparado a su auto donde Romina lo esperaba para regresar a casa.

Pero hubo sólo una persona que se dio cuenta de la ausencia de Zack, y por supuesto, no fue Daniel.
marzo 13, 2010 | By: Sabrina Knight

Suerte

- ¡Odio tu maldita suerte!

- ¿Perdón? - Romina interrumpió su sesión de auto-admiración en el gran espejo del baño de la escuela y giró su cuerpo para mirar a Estefanía quien no podía ocultar el enojo en su rostro.

- Sí, la odio. No sé cómo es que siempre te sales con la tuya.

Cruzó los brazos y apartó la mirada de su amiga. Tenía el ceño fruncido y eso la hacía verse aun más molesta de lo que de verdad estaba.

Romina no pudo ocultar su risa y soltó una fuerte carcajada que pocas veces se veía en ella.

- ¿Lo dices enserio? - preguntó sin darle importancia, abrió su bolsa de cosméticos y empezó a buscar un brillo labial - vamos Estefanía, no seas tonta. No es para que me odies. Sólo tengo suerte.

Sacó su brillo y volvió la vista al espejo sin siquiera notar en el reflejo cómo es que su amiga empezaba a ponerse roja del coraje.

- La gente normal tiene suerte, pero tú... tú - retuvo la respiración. Estaba trabada del coraje. - Un día se te va a acabar la suerte, y entonces...

- ¿Entonces qué? - la interrumpió tajantemente mostrándose ligeramente molesta. - ¿Qué es lo que te sucede hoy? ¿Qué tienes? - arqueó una ceja poniendo un gesto de aburrimiento - ni que fuera la primera vez que me dan un papel por adelantado. - Tapó su brillo y lo echó en su bolsa sin mirar dónde. - ¿Qué es lo que querías? ¿Que te den el papel principal? Por favor Fanny - se encogió de hombros y mostró aires de falsa modestia - aun te falta mucho para ser como yo. - le guiñó un ojo, tomó su bolsa y salió del lugar.

Romina tenía todo lo que podía querer alguien más. Era bella, era talentosa, inteligente. Sabía manejar a los hombres a su antojo y además tenía ese cierto poder sobre las mujeres que le hacían mantener el respeto que quería.

Quizás Estefanía tenía razón. Romina tenía suerte.

Había sido justo en la mañana, después de abandonar a Zack que encontró al profesor de teatro y le dio la magnífica noticia: sería la protagonista de la nueva obra. Le dio el guión para que ella lo leyera y lo empezara a estudiar.

- Tienes que darle una lección a los demás de lo que es una verdadera actriz de teatro.

- Profesor, yo no podría hacer eso. - dijo con un gesto verdaderamente inocente - el único que podría es usted, nosotros sólo podemos hacer nuestro mejor esfuerzo.

El profesor sonrió satisfecho, y Romina hizo lo mismo.

No le importaba mucho lo que pensara Estefanía, ella sólo era una persona que le hacía buena compañía, pero no era necesaria. Podía bien ese día tener la compañía de su amiga, o si no, conseguirse una nueva, no le importaba.

Cuando entró al teatro (luego de la plática que vimos con Estefanía), el profesor brincó de emoción. Empezó a halagar a Romina, y ella, como buena actriz que era, se sonrojó apenada.

Iniciaron las audiciones lleno de errores, pero con una curiosa seguridad. Era un secreto a voces que Romina tenía un estelar en la obra, por lo que todos los demás pelearían por los papeles más significativos.

Romina se había colocado a un lado del telón, se recargó en una pared y de ahí disfrutó del fracaso o de "las buenas intensiones" de los demás. Sabía que todo eso era una mera formalidad y que en ese momento ella misma no mostraría su talento ante los demás.

- Este es el mejor asiento para disfrutar el show - le dijeron por la espalda y Romina brincó del susto.

- ¡Zack! Me asustaste.

- No era mi intensión - sonrió apenado - pero es de mis únicos gustos. Siempre puedo hacer que brinques del susto.

- ¡Chistoso! - dijo sonriente dándole un ligero golpecito en el brazo.

Pero Zack tenía razón. Era el único que siempre podía sacarle ese tipo de sustos. El único desde que tenía uso de razón.

- El sitio para ver a los participantes es en las butacas - la chica señaló los asientos, pero él movió la cabeza.

- No para los que forman parte de la compañía. - Romina la miró asombrada - felicita al nuevamente telonero de teatro.

- ¿En serio? - preguntó sonriente y le dio un abrazo fuerte - ¡Qué gusto! Ya quería tenerte conmigo otra vez. - hizo un puchero y puso ojos inocentes, actos que Zack no podía resistir de ella. Eso le provocó que hasta olvidara cómo hablar, así que sólo sonrió y se dejó llevar por un largo suspiro.

- ¡Oye tú! - le dieron un fuerte empujón a Zack por la espalda, y este apenas se pudo sostener para no caer - deja de distraerte y ven a ayudarme.

Un chico muy grande y musculoso (él lo había visto en americano) lo jaló y se lo llevó lejos de Romina. Ella no pudo evitarlo, ni tampoco quiso hacerlo. Estaba contenta con saber que estaba ahí nada más, así que volvió su mirada al escenario donde una rubia acababa de subir. Ella quería interpretar una canción de un musical de Broadway, una pieza difícil especial para sopranos de ópera. Cruzó los brazos y espero su interpretación.

Pero algo pasó.

Escuchaba su voz, y la escuchaba de lejos. No eran las palabras que cantaba las que escuchaba. Eran otras. Unas que no podía comprender mucho y que provocaban que en su pecho se prendieran llamas que la quemaban por dentro.

Jamás había conocido un dolor así. Se tomó el pecho sosteniéndose más que antes de la pared, sino lo hacía caería sin remedio victima de ese dolor incomprensible.

Tuvo que cerrar los ojos y cerrar su mente a la voz de esa chica. No era la letra, no era la interpretación. Ni siquiera que sintiera la presencia de personas reuniéndose a gran velocidad en el teatro. Era algo diferente, algo que no conocía.

Cuando terminó de tocarse el piano que la acompañaba y su voz se apagó fue como si le hubiera permitido al fin devolverle el aire a su cuerpo y extinguir el fuego de su cuerpo. No apartó la mano de su pecho ni su cuerpo de la pared. Había ese "algo" que no la dejaba en paz.

- Eso que sientes son celos - Romina abrió los ojos como plato al escuchar la voz detrás de ella. Volteó y encontró a Estefanía que tenía un rostro muy diferente al que había dejado en el baño de mujeres - no te preocupes, son normales - sonrió con suficiencia. Estefanía había esperado tanto ese momento que estaba segura de no desaprovecharlo - creo que a ella no le falta mucho para ser como tú.

Romina sentía aun el pecho en llamas y Estefanía no ayudaba. Estaba muda, trabada del coraje. Aun no podía soltar las manos de su cuerpo, ni siquiera para callar de una cachetada a su amiga.

Y esto ponía más contenta a Estefanía que jamás abandonó su, al fin alcanzada, suficiencia que había esperado jamás.

- Ya ves lo que dicen... - se encogió de hombros - la suerte siempre cambia. - Estefanía le guiñó un ojo a su amiga, dio media vuelta y la dejó sola.

Romina trató de respirar tranquila. Estefanía no tenía razón; No eran celos, y su suerte jamás iba a cambiar, no si ella misma no lo deseara.

Y como un milagro, Romina se despegó de la pared y apartó las manos de su pecho. Dio la espalda al escenario abandonando el estallido de aplausos que había provocado esa rubia tras su interpretación. Y con un paso seguro y coqueto salió del teatro a esperar a Zack en su automóvil.

Tenía mucho que meditar. Ahora más que nunca.
marzo 09, 2010 | By: Lizzye

Think of me

Bajó de su auto con la autentica seguridad que la caracterizaba. El pasado al pasado, se había ido, como las gotas de lluvia eran evaporadas por unos débiles rayos de sol. Los recuerdos nunca desaparecerían pero si permanecerían guardados en el mismo lugar donde estaba todo lo que le desagradaba.

Caminó hasta su aula. El profesor de francés estaba idiotizado con ella, “clásico”, la impresión hacia Nicole creció cuando la escuchó pronunciar de una manera perfecta el francés. Sería fácil hacerlo para cualquier persona después de vivir un par de años allí, algo que ni el maestro ni los compañeros, que no dejaban de mirar impresionados, sabían ni sabrían jamás.

Tomó su bolso al final de las clases, se dirigía hacia su auto cuando miró un letrero enorme anunciando audiciones para las clases de teatro. Nicole era amante de las artes desde siempre y cuando la eternidad es tu compañía te da tiempo de estudiar tus aficiones favoritas. Actuación, canto, baile, letras, medicina, historia, geografía idiomas y hasta cocina eran solo una de las carreras que había estudiado en estos años. Nunca envejecía, físicamente siempre parecería una estudiante, podría aparentar tener poco más de su edad congelada 16 años en los que se congeló por siempre.

Buena manera de llamar la atención y de ser la más importante del lugar tal como le gustaba, todos tenían que admirarla y desear ser parte de su “vida” así habría más aperitivos. Sabía que podría sobresalir en cualquier disciplina, solo que ahora ya tenia su atención. Podía imaginar lo que dirían la chica nueva de los hermosos ojos verdes, la más hermosa de la escuela y la mejor estrella.

Entró al lugar y anotó su nombre en un cuadernillo justo al final de la lista, los finales eran los mejores, además así el daría tiempo a las pequeñas ingenuas de sentirse las ganadoras, cuando viera sus caras de desilusión la felicidad iría en aumento.

El profesor dijo sería al pequeño grupo de estudiantes que era el último día de audiciones y que necesitaba. Cualquiera hubiera estado aterrado por no tener tiempo para planear su actuación, no Nicole, no debía esforzarse, con que diera un poco de ella estaba completamente segura de ganar.


-Señorita Bennette-la llamó al escenario.

Sonrió y camino hasta los chicos de la banda, les sonrió resplandecientemente:

-¡Per favore! “Think of me”- todos la miraron sin poder creerlo.

El profesor bufó, y pudo apreciar una voz de envidia entre los asistentes que se burlaba de ella. "Mejor aun, estaba segura que esa voz era de la supuesta persona ganadora" pensó y tomó lugar frente al publico mientras las primeras notas del piano resonaron yNicole se dejó ir por su interpretación.

Think of me, think of me fondly
When we´ve said good bye
Remember me once in a while
Please promise me you´ll try

And when you find
That once again you long
To take your heart back,
And be free
If you ever find a moment,
Spare a thought for me

We never said
Our love was ever green
Or as unchainging as the sea
But if you can still remember,
Stop and think of me


Estaba disfrutando las caras de las personas que la miraban sin siquiera pestañar, sintió una mirada que la penetraba completamente, miró hacia un lado del escenario. Él tipo x que tanto la intrigaba y que tanto comenzaba a detestar por un segundo se distrajo, afortunadamente su voz no lo reflejo.

Decidió cerrar los ojos y concentrarse más aun en la letra, ahora más que nunca debía sonar mejor. El mensaje que expresaba la canción le provocaba melancolía, siempre le había encantado porque sentía que explicaba muchas cosas de su ser que ella misma no lograba entender.

Think of all the things
We've shared and seen,
Don't think about the things
Which might have been

Think of me, think of me waking
Silent and resing
Imagine me, trying too hard to
Put you from my mind

Recall those days,
Look back on all those times,
Think of the things
We'll never do
There will never be a day when
I won't think of you

We never said
Our love was ever green
Or as unchanging as the sea
But please promise me,
That sometimes
You will think

aaaaa aaaa a a a aa a aaaaaaaaaa
aaaa aaaaaaaaaaaaa

of me!



Abrió los ojos cuando resonó el último instrumento, el auditorio no lucía tan vació ahora, se había llenado en el tiempo que ella permaneció con los ojos cerrados. Evitó mirar hacia ese lado del sitio.
marzo 08, 2010 | By: Sabrina Knight

Invisible

- ¡Daniel! - gritaron a la espalda de los dos amigos que iban caminando hacia el comedor. Ambos voltearon y vieron a una chica menudita corriendo desesperada para alcanzarlos - Daniel, te he estado buscándo por todas partes - o sólo a Daniel.

Zack automáticamente se hizo a un lado. Eso era completamente normal para él. Jamás había sido el centro de atención, ni siquiera la esquina o un pedazo de la atención de nadie más.

Había veces en las que podía estar sentado en una grada, solo, caerle una pelota y tener la suerte de que le caiga a él en la cabeza, y que además, quien tirara el balón se enojara con él, en lugar de disculparse, por meterse en el camino del balón.

Esa era su vida, su patética vida.

Una vez que la menuda muchachita se despidiera de Daniel, él regresó con su amigo.

- ¿Qué pasó? - preguntó Zack cuando vio una molestia en el rostro del trigueño. Daniel levantó los hombros.

- Quieres que vaya a la cancha de una vez. -torció la boca.

- ¿Y eso es malo porqué...? ¡No me digas! ¡Porque eres el capitan del equipo de Tenis! - dijo irónicamente ignorando la cara de pocos amigos de Daniel - ¡Que desconsiderados! - cruzó losbrazos fingiendo molestia. Daniel automáticamente le dio un empujón dejándo escapar una sonrisa.

- Hoy no quería ir.

- ¿Por lo de tu rubia misteriosa?

Daniel se encogió de hombros para no dar su obvia respuesta.

- Bueno, piensa esto. Ella te dijo que te iba a encontrar ¿Cierto? - Daniel asintió - ¿Qué no la viste ayer en la cancha de tenis? - volvió a asentir y fue hasta entonces que cayó en cuenta, agarró sus planos y salió disparado a la chancha de tenis.

Zack, por otro lado se quedó mudo mirando cómo corría su amigo. Era la primera vez que lo veía tan loco por una persona. No tenía mucho tiempo conociendolo, pero por lo que luego le contaba, jamás había tenido una relación "seria" o "duradera".

Quizás al fin le había pegado el amor.

Miró el reloj. Había quedado de ver a Romina en el auditorio, así que, sin dudarlo, fue con ella.

De nuevo telonero.
marzo 02, 2010 | By: Sabrina Knight

Suspiros

Ninguno de los dos prestaba atención a la segunda hora de Historia de la arquitectura y de la ciudad II. Por un lado Zack suspiraba cual chiquillo enamorado, en tanto que Daniel se perdía en los suspiros de un hombre desdichado.

Se había quedado esperando durante dos horas en el lugar en que la había visto, pero ella no dio ninguna señal, ni luz de su presencia.

Estaba deshecho, quería ir a buscarla por toda la escuela hasta encontrarla y por fin darle la rosa que había comprado para ella. Pero cuando Zack al fin lo encontró se lo llevó arrastrando hasta la clase.

- El irresponsable soy yo, no tú - dijo Zack pensando que era un buen pretexto para llevárselo.

Pero no lo era, lo único que quería era seguir esperando ahí hasta volverla a ver.

Extrañamente, Zack fue el primero en regresar la mente a la clase, anotó lo último que dijo el profesor y dio otro suspiro, ésta vez de alivio porque no lo descubrieron distraído. Tomó su mochila y cuando volteó a ver a Daniel, este seguía completamente perdido.

- Tierra llamando a Daniel - el chico apenas lo miró - ¿Sigues suspirando por la misteriosa chica? - Daniel apenas asintió con desgana - ¡Estás loco hermano! Mira que es la primera vez que te veo así de mal.

- Pero no fui el único así - Zack frunció el ceño - tú también has estado muy distraído, ni creas que no me di cuenta.

- No se te va nada ¿verdad? - Daniel lo negó y empezó a recoger sus cosas.

Pronto los dos estaban caminando entre los pasillos, Daniel buscaba a Nicole lo más discretamente que podía. Sólo que Zack ya lo conocía de más como para no intuirlo.

- ¿No te había dicho ella que ella misma te iba a buscar?

- Sí, lo dijo, pero no puedo esperar a eso.

Zack mal miro a su amigo. Daniel sintió la mirada y lo imitó.

- ¿Qué?

- ¿Por qué no puedes esperar? ¿Porque es la única que no te hace caso?

- No es eso. Esa chica me encantó desde que la vi. Es que... si la conocieras sabrías porque me trae así de loco.

- ¿Tanto como para olvidar a tu hermana?

- ¿A mi hermana? - preguntó sin entender - ¿A qué te...? - entonces lo recordó. Se puso una mano en la frente y no pudo ocultar su gesto. Efectivamente, se acordó en ese instante de que se fue tan rápido que olvidó que habían llevado el coche de su hermana al taller y que se había comprometido a llevarla a la escuela - lo olvidé.

- Me di cuenta.

- ¿Tú? ¿Por qué? ¿Cómo?

Zack giró la mirada y trató de disimular cómo se sonrojaba de sólo mencionar a Romina. Pero terminó contándole todo lo sucedido. Daniel al inicio se sentía mal, pero conforme avanzó Zack su relato, su rostro tomó otro giro, el de la complicidad.

- Entonces no te fue tan mal ¿eh?

- Pues no... - tosió fingidamente - no.

Daniel giró los ojos sonriendo. Llevaban tiempo conociéndose y no era un secreto que su amigo adorara a su hermana. De hecho, un día pensó que ellos dos harían una buena pareja, aunque sabía que su hermana siempre aspiraba a más que un simple... Zack.

Cuando llegaron al salón de Proyectos Arquitectónicos II, ambos sacaron sus planos y los desplegaron en las mesas. Daniel no pudo evitar mirar el plano de su amigo, quedó boquiabierto.

- ¿Cuánto tiempo tardaste en hacer esto?

- Ohm... - Zack se quedó pensándolo - pues, unas horas.

- ¿Unas horas? - preguntó asombrado - tú siempre me sorprendes. Cada vez que nos pide algo urgente es cuando te luces más, siempre que estamos juntos haciendo los planos no te quedan así.

- Tengo mis secretos - dijo orgulloso, y era verdad. Tenía secretos que no podía revelar a nadie, capacidades que pocos entenderían y sueños que nadie sabía descifrar.

Pero Zack no era el único con secretos que esconder.

A dos edificios se encontraba esa chica misteriosa, pensando en cosas completamente diferentes a las del chico que seguía suspirando por ella, con la esperanza de que lo volviera a encontrar.