diciembre 02, 2010 | By: Sabrina Knight

Contenta

Apesar de la mala cena que le había hecho pasar su hermano, Romina despertó bastante contenta. Tenía esa sensación de que las cosas saldrían bien ese día, nada malo pasaría, no mientras ella tuviera esa actitud.

Tarareó su canción favorita mientras se bañaba, de hecho, el agua jamás le había hecho tanto bien, la hacía sentir fresca y revitalizada - ella misma se rió al sentir que salía de un comercial - y se cambió con tal gracia que parecía estar en una boutique probandose algo nuevo, eligiendo algo que la hiciera lucirse. Hasta el maquillaje fue casi natural, se sentía tan bien que el ánimo la hacía verse más bonita de lo que siempre era.

Ese día nada podía salir mal.

Bajó a desayunar y se encontró con la sorpresa de que ya estaba todo listo y en la mesa. Cuando dio los buenos días sus padres le informaron que Daniel ya se había ido a la escuela.

- ¡Uy, que sorpresa! - dijo irónica metiendose un pedazo del pan frances a la boca.
- ¿Por qué lo dices de esa forma? No me digas que sigues disgustada con él por lo de ayer en la noche.
- No, para nada. En realidad no estoy enojada ni disgustada ni nada. Hoy me siento muy bien mamá. La vida de Daniel es la de él y si la quiere arruinar con esa... chica, es su problema - sonrió y le dió un beso en la mejilla. - Qué bien sabe este pan mamá, felicidades.

Los padres de Romina se voltearon a ver entre si, nada seguros de qué era lo que le pasaba a su hija. Romina miró el reloj y partió despidiendose como toda buena hija de los padres. Subió a su coche y lo arrancó dejandose llevar.

En el camino iba pensando en lo que dijo su mamá. Tenía toda la razón, debía de estar enojada, o molesta con Daniel, después de todo le echó en cara todas las "cualidades" de esa güera desabrida. Si se enojó mucho e hizo coraje, lo que menos quería era que Daniel se fijera en ella y pudieran... "emparentar". Al pensar la última palabra le dio escalofrios.

Despejó su mente y decidió que eso no la molestaría. Era lunes, tenía muchas cosas que hacer y estaba tan de buenas que ni esa güera tonta le arruinaría nada.

Inclusive se sintió emocionada por ver a Zack, jamás había pensado que se podía divertir tanto con él, parecía ser que esa tendencia de desaparecer ante la gente también le había afectado a ella y no lo había notado como ahora lo hacía. Algo tenía, sentía una energía especial en él, no comprendía qué era, si algo que le empezaba a gustar o algo más. Aunque ignoraba qué podía ser ese "algo más".

Llegó pavoneandose como de costumbre, saludando a quien se le atravesara en el camino, dejándose desear y provocando con su mirada y sonrisa encantadoras. Llegó al salón donde todas las miradas se dirigieron a ella, Estefanía -con su nueva actitud- halabó a su amiga. No podía estar más complacida.

 En una hora libre decidió ir al teatro acompañada de Estefanía para buscar al maestro. Aun estaba molesta con él por haberle dado el papel "provisional" a esa güera flacucha, pero recordó que todo era como eso, provisional de un sólo día. Si quería el papel de Romina ya lo tuvo, y no lo dejaría ir de nuevo.

Pero algo extraño pasó al cruzar esa puerta: el profesor de teatro y Daniel estaban platicando. Se acercó intrigada, cuando ambos la notaron callaron de inmediato.

- Buenos días profesor ¿Cómo le va?
- Romina, querida ¿qué te trae tan temprano?
- No sabía que tenía algún tipo de restriccion para entrar al teatro.
- No, claro que no Romina. Pero si me sorprende.
- Pues... en ese caso, si no quiere mi presencia en este lugar, yo me...
- No, no Romina. - El profesor bajó de un brinco para alcanzarla - no verás, es que tu hermano tiene una enorme sorpresa.

Romina miró a Daniel y él torció la boca. Parecía ser que no estaba de acuerdo con que el profesor le dijera algo.

- ¿De verdad? ¿Qué sorpresa?
- Una que no te concierne, hermanita. - interrumpió rápidamente antes de que el profesor abriera la boca. Eso causó sólo más curiosidad a su hermana. Ella sonrió de forma maldosa y se dirigió a las escaleras del escenario.
- ¿En serio? ¿Estas seguro que no me concierne? ¡Qué poco me conoces hermanito! -  dijo ya arriba del escenario - Todo lo que te pase a ti me interesa y me preocupa - sonrió tiernamente y él sólo la retó con la mirada, hasta que finalmente cedió.
- Sólo... sólo no digas nada.
- No soy una chismosa. - Daniel miró a Estefanía que estaba con la mirada perdida distraida en los colores del telón. Giró los ojos.
- Pues... - pero justo en ese instante se oyó el ruido de cayas cayendo, el profesor gritó y todos se asomaron a ver. Era Zack que estaba recogiendo la utilería que había tirado. Cuando vió a Romina él volvió a tirar las cosas sin querer. Romina no pudo dejar de sonreir divertida. La torpeza de Zack le causaba cierta ternura.
- Romina, que bueno que estás aqui.
- ¿Dónde más iba a estar?
- Es que yo no pensé que Daniel también te metiera en su loco plan para hacer a Nicole su novia.

Romina abrió los ojos como plato y volteó hacia su hermano.

- ¿Novia? - preguntó molesta a lo que Daniel sólo suspiró.

Bueno, eso podía ser un buen motivo para arruinarle el día a Romina.

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