septiembre 18, 2010 | By: Lizzye

Al fin del mundo

Daniel no podría estar más feliz.

Sabía que llevar a su hermana a teatro tendría la recompensa que tenía ahora a su lado. Ahora mismo se sentia el tipo con mayor suerte del mundo. El plan había salido mejor de lo que pensaba. Una cita con Nicole.

Daniel iba muy cerca de Nicole y la seguiría hasta el fin del mundo si ella así deseaba. Era la primera vez que sentía algo como esto y la primera vez que no lo dejaría pasar, menos sin darse la oportunidad de luchar.

Nicole dejó el auto en el lavado. A Daniel se le hizo raro, lucia muy limpio, pero aun así espero ansioso para ayudarla a entrar en su auto.

- ¿Y bien señorita que quiere hacer?
- Sorpréndeme-dijo Nicole sonriendo.

No tuvo que pensar mucho sabía el lugar exacto las más deliciosas hamburguesas de la ciudad.

Pidió una mesa para 2 y comenzó a sacar su lista de chistes más afamados para distraerla. Sin embargo no conseguía atrapar su atención completamente, solo reía de a poco.

De repente se puso serio.

-Nicole disculpa no te apetecen las hamburguesas debí preguntar antes.
-No, no te preocupes está bien. Sólo, no estoy hambrienta.
-Señor, la cuenta. - dijo el mesero interrumpiendolos. Daniel no pudo seguir preguntando, sentía que habían cortado el momento.

Se levantaron y Daniel volvió a la acción, no podía perder ni el menos chance de estar con ella.

- ¿Quieres que te lleve a casa? - Nicole no lo miró - Parece ser que no soy una buena compañía el día de hoy. Y no quiero importunar.
-¿Qué?-dijo mirándolo aterrada-no, claro que eres una buena compañía, siempre lo eres, además te esfuerzas mucho por complacerme, eso me gusta.
-¿Nicole, estás bien?
-Perfectamente.

Sin embargo sabía que ella mentía. Se quedó callado y mirándo como iba caminando sola y bastante pensativa.

- ¿Te puedo hacer una pregunta? - Nicole asintió en automático - ¿Hay alguien más?
- ¿Alguien más?-preguntó sin mucho interés.
- Amorosamente, quiero decir. Alguien de quien me deba deshacer, que te haya lastimado, alguien a quien... ames…-preguntó temeroso de escuchar una respuesta.
- ¿YO? - preguntó en burla.

Daniel sentía como si su alma colgara de esa sola respuesta, porque si había alguien mas el simplemente tendría que quedarse en la fase que ofreció “su amigo”. Apoyarla y bueno tal vez romper unos cuantos huesos si ese alguien era tan imbecil como para no dar a esa chica hermosa lo que merecía.

- Daniel no hay ni ha habido nadie. Perdóname por estar tan distraida, pero creo que el ensayo me dejó verdaderamente cansada.
-¡Genial! Digo no porque estés cansada, sino por lo de que no hay nadie. Bueno no, estoy feliz porque no existe otro tipo me preocupaba tener que ensuciarme las manos asesinando a alguien que no te valorara.
-Las cosas que dices-dijo Nicole riendo.
-Cuando menos ahora si estás acá conmigo y ríes. Tu sonrisa lo vale todo-dijo besando su frente.

Nicole sintió ternura y lástima por el chico. En realidad le agradaba y se estaba esforzando tanto, que se merecía, aunque sea, un rato divertido.

Daniel arrancó el auto.

-¿Dan a donde vamos?
-Estás cansada, así que a descansar.
-No aun no. Y menos sin arreglar el mal entendido. Vamos a ir a... bueno tu sigue mis indicaciones ¿de acuerdo?
-Al fin del mundo señorita Bennett.

Nicole lo guió hasta un lindo parque muy colorido y lleno de gente en el que cada hora las manecillas hacían sonar una campana.

- Cuando sientas que necesitas pensar, o correr o gritar solo tienes que venir a este lugar. A veces vengo. Espera un segundo-dijo mientras lo sentaba en una banca. Regreso con 2 raspados.
-¿Crees que voy a dejar que pagues?
-No seas exagerado, anda come es muy rico. Sino te lo comes entonces si que hago berrinche, volvemos y no te sigo mostrando.
- No sé cómo es que con esa sonrisa me convences.

Pasaron la tarde platicando de cosas simples y riendo. Sólo se percataron de la hora cuando comenzaron el atardecer los envolvió.

- Es hora de volver. - dijo ella mirando el sol.
- Sí - dijo triste al pensar en tener que separarse de ella.
-Pero el tener que ir a nuestras casas no significa que no se pueda repetir - sonrió guiñándole un ojo.

Daniel sonrió inmensamente, de apoco se sentía ganando territorio.

-Nicole Bennett eres mi perdición.
-No exageres, no soy tan mala-hizo una sonrisa de inocentemente.
-Eres un ángel que me vuelve loco-dijo ayudándola a abordar su carro que ahora relucía de limpio- ¿segura que no quieres que te acompañe?
-Segura. Gracias por la tarde y la comprensión.
-Gracias por existir- dijo besando de vuelta su frente.

Nicole arrancó después de encender las luces de su auto.

Daniel siguió su trayectoria pensando que junto con ese motor se alejaba una parte de su ser y que siempre iba a recordar este momento.

0 comentarios:

Publicar un comentario