diciembre 01, 2010 | By: Sabrina Knight

Anotaciones

A Daniel rápidamente se le ocurrió una idea. No había tardado en decidir qué hacer y cómo conquitar a Nicole. Sería fácil, pero no sencillo. Sería cuestión de usar todos sus encantos, pero no abusar porque parecería soberbia. Podía ser algo laborioso y tal vez fallaría, no, eso nunca, no fallaría, Daniel jamás había fallado y ahora no era el mejor momento para empezar.

Empezó dictándole a Zack lo que tenía que hacer.

- Lo único que no se me dan son las palabras de amor.
- ¿Y Cómo es que conquistas a las demás? - preguntó Zack que ya había encendido su lámpara de mesa y estaba sentado en su cama anotando.
- Pues es sólo cuestión de miradas, del momento y de un buen beso.
- ¿Y jamás les dices nada?
- No siempre hay necesidad. Y cuando la hay, no hay que ser muy creativo, se pueden usar las mismas palabras muchas veces - Zack giró los ojos y agradeció estar del otro lado del teléfono.

Zack siempre había pensado que Daniel conquistaba con palabras y ahora había descubierto que no era así. Daniel era y sería siempre un mortal como él, sólo que un mortal con mucha más suerte que él.

- Bueno, entonces anota... - Ordenó Daniel
- Anoto...
- Tus ojos miel y tu piel blanca me conquistan sólo al mirarte.
- Ahm... - Interrumpió Zack, en ese momento recordó que no era así. Según él recordaba eran de otro color, verdes sino estaba equivocado. - ¿seguro que son miel?
- ¡Claro! ¿Crees que no lo sabría?
- Bueno... - seguía sin estar seguro. Quizás eso del enamoramiento de Daniel era sólo del momento, sino recordaría tan bien como él el color de ojos de su amada. Romina los tenía azules profundo, esos ojos que lo hipnotizaban. Aunque bueno, también podía estar equivocado con lo de Nicole. - ¿Luego?
- Tus aperlados dientes que destellan la sonrisa de... no, olvida eso. Tu sonrisa que opaca al sol... no, ahm - empezó a dar vueltas en su habitación - bueno, sabes que me refiero a algo de su sonrisa.
- Sonrisa, anotado. ¿qué más?
- No sé. - se quedó pensando - Yo no sé, sólo sé que no puedo dejar de pensar en ella, que me vuelve loco, que sus ojos me pierden, que estoy locamente enamorado de ella. - suspiró - ¿Anotaste todo?
- Anotado.
- Repítemelo.
- Ok, a ver... - acercó el cuaderno a sus ojos - Nicole: tienes ojos miel y piel blanca que me conquistan al mirarte. Una sonrisa que opaca al sol. No puedo dejar de pensar en ti, me vuelves loco y estoy locamente enamorado de ti.
- ¡Perfecto! Ahora todo eso arréglalo para que se oiga romántico ¿ok?

Zack gruño molesto.

- ¿Alguna otra cosa jefe?
- No, creo que por ahora es todo. De todas maneras ya te dije que nos vemos en la mañana, a las 6 en la escuela para que podamos arreglar el plan ¿ok?
- ¿Quieres que llegue a las 6? ¿Ya te diste cuenta que son las 5?
- Sí y yo que tú me apuraba, nos vemos al rato.
- Pero... - Daniel colgó - cuando quieras amigo... - Zack suspiró y miró lo anotado en el cuaderno. No podría arreglar esas notas para que parecieran una carta de amor. Cerró los ojos, ya no tenía sueño, Daniel se lo había quitado. Suspiro de nuevo y le llegó a la mente la imagen de Romina sonriendo. Esa sería una buena fuente de inspiración.

Empezó a escribir la carta.

A las 5:50 en punto salió de su casa. Su tía apenas se había percatado de su huida porque seguía muy dormida. Sólo alcanzó a decirle:

- Que Dios te cuide - y cayó dormida de nuevo.

Manejó rápido para llegar a tiempo, y sin que se lo propusiera llegó antes que Daniel.

- Me encanta tu puntualidad - dijo irónico a Daniel - Y bueno ¿Ahora qué? ¿Por dónde empezamos?
- Al teatro, ya sé cómo es que arreglaremos todo - Daniel sonrió bastante seguro y eso le dio confianza a Zack.

Daniel le dio unas palmadas en la espalda y caminaron a prisa al teatro de la escuela.

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