noviembre 22, 2010 | By: Sabrina Knight

Su mejor amigo

Había dado vueltas a la cama como por dos horas. No podía conciliar el sueño luego de despertar de otra pesadilla. Odiaba que estuviera pasando tan seguido, era como una maldición desde que apareció su vecina.


Se orilló pegándose a la pared, empezó a contar borregos imaginarios y sin pensar en que quería dormir, se quedó dormido. Empezaba a ver nuevas imagenes mentales, aun sin encontrarles alguna forma cuando su teléfono empezó a hacer ruido.

Despertó con demasiada pereza y molestia. Justo había conciliado sueño como para que lo despertaran de nuevo. En la pantalla apareció el nombre de Daniel y Zack estuvo a punto de colgarle...

- ¿Bueno? - pero inconcientemente contestó.
- Zack necesito ayuda. No puedo dejar de pensar en ella. Necesito encontrar la manera de conquistarla y que sea pronto, por favor necesito tú ayuda.
- ¿Qué? no te entiendo nada. - Miró el reloj de su celular - son las 4 de la mañana ¿A quién se le ocurre llamar a esta hora?
- ¿Qué? ¿Las 4 de la... - Daniel miró el reloj de su casa - ¡Oh! Perdón, no me di cuenta de que fuera tan tarde.
- Por tu culpa no voy a poder dormir de nuevo. - cerró los ojos - ¿Qué quieres Daniel?
- Necesito tu ayuda.
- ¿Para qué?
- ¿Cómo que para qué? Zack, hoy salí con Nicole ¿lo recuerdas?
- No - mintió - Bueno ¿y?
- Pues necesito que me ayudes. Necesito conquistarla.
- ¿Qué? ¡Ay por Dios Daniel no me vengas con una tontería así! Sabes qué, me voy a dormir y mañana hablamos.
- No, no me cuelgues ¿porqué no me quieres ayudar?
- ¿Estas jugando, cierto?
- Claro que no.
- No me digas que es verdad que tú necesites ayuda para conquistar a una mujer. Por favor, tu guiñas el ojo y todas caen. ¡Ahí está tu solución! Guiñale el ojo ¿ok? Hasta mañana.
- No Zack, no me cuelgues. - ambos se quedaron en silencio. Ninguno de los dos podían creer lo que el otro le decía, pero tan era verdad una cosa como la otra.

Zack se levantó de su cama abriendo los ojos ya más despierto.

- A ver Daniel ¿de verdad no bromeas?
- No - respondió entre fastidiado y apenado - De verdad, necesito tu ayuda, Nicole me gusta mucho y por primera vez, no sé qué hacer. ¿Zack?
- Perdón, pero me cuesta trabajo creer lo que oigo. ¿De verdad necesitas mi ayuda? ¿Te das cuenta a quién se lo pides y lo que le pides? No soy nadie en la escuela, se sientan en mi lugar, cuando platican contigo ignoran que estoy y...
- Zack, te lo pido a ti porque eres mi mejor amigo. ¿en quién más podría confiar?

Zack se quedó mudo. Ya había escuchado decir de Daniel que era su amigo, su compadre y que confiaba plenamente en él, pero jamás, jamás le había dicho eso: que era su mejor amigo.

A Zack se le quitó el sueño por completo y lo escuchó atento.

- De acuerdo Daniel. Dime ¿En qué te ayudo?

Daniel se sintió aliviado. Zack tenía la razón: Zack era un don nadie que podía pasar desapercibido en la escuela, pero era eso mismo lo que lo podía ayudar. No podía dejar de pensar en ella, pero entre los dos encontrarían la forma de que ella tampoco dejara de pensar en él.

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