junio 26, 2010 | By: Sabrina Knight

Capítulo 4. La reacción de cada acción


El golpe en la cabeza no era lo peor que había pasado en la vida de Zack. De hecho una vez se cayó desde un segundo piso y se había roto la pierna como 3 veces, sin embargo el golpe en la cabeza había sido algo completamente diferente y de verdad lo hacía sentir mal.

Primero eran los constantes dolores, como si fuera migraña, y después llegaron los mareos que lo enviaron de nuevo a la enfermería. Era un dolor que él mismo había desconocido hasta ese momento.

Por otro lado Daniel no dejaba de sentirse culpable, sabía que el golpe había sido su descuido por estar mirando a Nicole. Era la primera vez que le pasaba... y no se sentía nada seguro ahora en la cancha de tenis.

Romina tampoco le había ayudado en lo absoluto, sólo le hacía sentir más y más culpable a cada momento.

- Si no hubieras estado de coscolino Zack no se hubiera lastimado y no lo hubieras llevado al hospital.
- Pero ya te dije que no fue intensional.
- Claro que no, los accidentes no lo son, pero la torpeza es nata.

Y era curiosamente la actitud de Romina lo único bueno para Zack.

Romina, desde el día del golpe, se había dedicado a cuidarlo, a ir por él a su casa y a llamarlo constantemente para saber sobre su estado. Los cuidados y atenciones de Romina habían rayado en lo protector, y Zack por fin sentía (al menos en su imaginación) lo que era tener una novia que lo procurara.

Se sentía tan consentido.

La tía de Zack se dio cuenta de la alegría de su sobrino desde la primera vez que Romina lo llevó a la escuela. Ella había tocado la puerta tan elegantemente y su presencia siempre había sido muy relajante para su tía, por lo que le abrió la puerta sin chistar y la dejó entrar a su casa. Zack bajó aun con todo el cabello mojado y despeinado, somnoliento y con dolor de cabeza, por lo que cuando la vio quiso subir rápidamente y ocultarse tratando de pensar que ella había sido un sueño, uno muy parecido al que había tenido una noche antes con la rubia Nicole.

Pero el sueño era real. romina se encargó todo el tiempo de procurarlo, sin verse encimosa, simplemente se portaba tan cariñosa como jamás lo había sido.

Y Zack era tan feliz.


Pero no había sido lo único diferente por el golpe.


Cuando Zack no pudo soportar el dolor de cabeza, Daniel lo llevó de inmediato al hospital más cercano que había de la escuela. Era más de lo que todos podían creer que podía provocar el golpe de la pelota.

Esos momentos habían sido bastante rápidos para Zack:

Primero estaba en clase de dibujo, luego todo se empezó a nublar, luego sintió que algo le apretaba la cabeza y finalmente cayó en la mesa de dibujo.

No sintió que alguien lo llevara en brazos, no escuchó los murmullos de la gente, y nadie más vio lo que él vio: muchos colores más de los que tenía un arcoiris.

Lo siguiente que escuchó fue la tranquilidad de un lugar que parecía mágico. Tenía un ambiente frio, pero agradable. Distinguió el ruido del agua cayendo de un lugar muy lejano y pasos lentos de alguien que pisaba pasto recien podado. Dio un fuerte suspiro y entreabrió los ojos. Solo pudo distinguir la sombra de un hombre que se recargaba en un bastón. Apretó la mirada tratando de encontrarle forma al rostro que se acercaba a cada paso.

- Zack...

Zack trató de ignorar la voz que le hablaba para tratar de descubrir al hombre que se acercaba.

- Zack...

Pero la voz insistía. Y cada vez que insistía era como si alejara más a Zack de ese hombre. El ambiente dejó de ser frio, de pronto sintió que se estaba alejando de ese mágico lugar, un poco más y un poco más.

- ¡Zack! - abrió los ojos, pero el reflejo de la pared blanca con el sol lo cegó. Trató de abrirlos lentamente y pudo ver a Romina que lo miraba completamente preocupada. - Zack, al fin despertaste - sonrió y se agachó para abrazarlo aun acostado. Zack no dijo ni una palabra. - ¡No puedo creerlo, le hablaré a tu tía! - pero Zack alcanzó a tomar la mano de Romina. Ella regresó la mirada sonriendo, le dio un beso en los labios y salió del cuarto blanco.

Abrió los ojos como plato. Romina lo había besado.

¿Habría sido eso lo que provocó esa sensación tan rara al tocarla?

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