junio 06, 2010 | By: Lizzye

Buena compañía

Nicole estaba tan molesta con sigo misma, había cometido un grave error que hacia que el coraje no sesara con nada. Afortunadamente el dichoso bosque de tlalpan estaba casi vacío a esas horas, sólo un par de deportistas en los alrededores.

No podía creer como sin pensarlo se preocupo ¿por quién? ¡DON NADIE!. Pronunció las mismas palabras mental mente ¿estás bien? ¿cómo estaría él? pues había respondido eso sí,-¡¿Qué demonios?-se lo volvía a preguntar-¡ERES UNA IDIOTA! Y PORQUE FUE POCO TE VUELVES A PREGUNTAR CÓMO ESTARA! ¡QUÉ DIANTRES ME IMPORTA SI SE MUERE ES X!- repulsada de ella misma por preocuparse por ése.

Su garganta estaba seca y ahora más que nunca necesitaba saciar todo.Bajo el falso respirar que emitia. Sonrió forzadamente y escuchó ese corazón acelerado que venía camino directo hasta la pista de carrera. Un chico guapo ensó cuando lo miró a lo lejos gozando de sus habilidades.

Tenía unos 25 años muy musculoso y atractivo para ser siceros. Iba atroté por la pista y que pudo evitar mirar a Nicole en cuanto su vista se encontró con la de ella, quien rápidamente aprovecho el momento se erdió en mirarla.


-Hola-dijo alegre y sonrientemente-que hace una preciosura cómo tú...-no lo dejó terminar. Lo miró atenta sin usar sus poderes. Estaba ido ante su belleza.

-Estoy perdida...-hacerse la victima siempre funcionaba-tal vez podrías... ayudarme a salir de aquí. Quería dar una vuelta y me perdí. Es enorme este parque-dijo poniendo un puchero. El chico calló rendido ante eso, victima en apuros y el un salvador-Y tal vez como agradecimiento yo...

Los ojos del deportista centellaron.

NIcole sonrió coqueta-Aunque como ahora no temo perderme y hay buena compañía-caminó hasta el chico castaño de mirada color miel y comenzó a besarlo-tal vez me podría... nos podríamos divertir más-corrió más adentro del bosque...

La sangre del chico era deliciosa y si se consideraba que no había bebido nada desde su llegada, su sed seso rápidamente desde el momento de clavar sus colmillos en el cuello varonil. Un par de sorvos devolvieron toda la energía necesaría.

-Nada paso aquí-sonrió sin parar de mirarlo- te desviaste de tu grupo de amigos deportistas y las marcas son de algo que te pico-dijo mientras limpiaba sus labios de los últimos rastros de sangre.

Nicole sabia con sus varios años de vida que no necestaba matar personas para satisfacer su apetito. Había aprendido que podía sobrevivir con el simple hecho de tomar la sangre necesaría de las personas sin llegar a matarlos-portate bien y suerte-beso el lugar donde había clavado sus dientes y vio como el chico como en estado de shock se marchaba. Estaría bien en un par de minutos y no recordaría nada de lo que paso.

Caminó hasta su auto, refortalecida por el nuevo torrente de sangre en su cuerpo y con la intención de terminar con la estúpidez cometida. Ahora pensaba que la culpa de su error era su debilidad al no alimentarse-¡Sí eso fue! no estaba bien alimentada por eso... ¡POR ESO HICE LO QUE HICE!

Lo primero que hizo al llegar a casa fue darse un baño de tina relajante que duro varias horas, mientras pensaba en la manera exacta de borrar las memorias de las personas que posiblemente lo notaron. Estudiaría sus pensamientos y después si era necesario los borraría. La confianza volvía a ella. Nunca nada fallaba y esta no era, ni sería al excepción y menos por un Don Nadie.

Decidió ponerse un camisón blanco. Cepillo su rubia cabellera después de secarla lentamente pero el sueño no llegó. dío vueltas en su cama de envalde. Se asomó por la ventanilla de su habitación. Luna llena y una noche fresca acariciaron sus mejillas cuando salió por el balcón. Los balcones le recordaban su vieja Italia y su libro favorito de Shakespeare.

-"Ven, noche gentil, noche tierna y sombría dame a mi Romeo y, cuando yo muera, córtalo en mil estrellas menudas: lucirá tan hermoso el firmamento que el mundo, enamorado de la noche, dejará de adorar al sol hiriente"-rió de sus ideas ridiculas se sabía de memoria esa obra y aun así no le dejaba de gustar. Los finales tragicos eran especiales.-"¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehúsa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto." -Luna llena tu luz y buena compañía, me afecta y ciega-respiró profundamente sin dejar de contemplarla al inmenso astro.

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