mayo 17, 2010 | By: Sabrina Knight

Soberbia

Dejó al maestro hecho un paño de lágrimas, agradecido mil veces por ayudarlo a no cometer un gran error. Romina para ese momento hizo que su celular sonará y le hicera recordar al maestro que aun tenía clases pendientes.

Se despidió con una sonrisa tímida y modesta, pero en cuanto cruzó la puerta cambió radicalmente. Ese sujeto le había hecho perder mucho tiempo, al menos no fue completamente en vano.

Sacó su celular de nuevo y miró la llamada perdida de Estefanía. Aun no tenía ganas de contestarle, estaba molesta por decir que estaba celosa de esa estúpida rubia ¿pero quién se creía Estefanía como para decirle eso?

Romina caminó los pasillos sin dejar de poner atención al celular, sin embargo algo le hizo voltear y encontrar a la Rubia caminando.

Tenía dos opciones: seguir caminando como si nada e ignorarla por completo, o acercarse y saber contra quien estaba enfrentándose.

- A los amigos cerca, pero a los enemigos aun más... - murmuró para ella misma al mismo tiempo que cerraba la tapa de su celular y ponía su mejor cara para acercarse a ella.

Nadie le iba a quitar lo que era suyo.

Para su sorpresa fue la misma Nicole quien dio el primer paso.

- Ciao.
- Hola - sonrió abiertamente. - eres la famosa chica nueva que cautivo a todos con su presentación - Nicole asintió.
- Demasiado informada - Romina se acercó caminando al enorme tablero de ajedrez - siento que tu visita no es mera curiosidad quieres decirme algo más ¿no es así?
- Exactamente - dijo Romina claramente sorprendida - si me lo permites me gustaría una pequeña charla de chicas contigo.
- Encantada - dijo y se sentaron allí.

A Romina le empezaron a correr las palabras que le diría a Nicole, no necesitaba ser demasiado directa en cuanto a lo que pensaba de ella y que ella no sería una víctima fácil. Tampoco podía decirle que no intentara si quiera hacerse notar más de lo que ya hacía. ¿Entonces qué diría?

La mirada de Nicole se había perdido en uno de los edificios, Romina siguió la mirada y encontró a Daniel y a Zack mirándolas, bajó la mirada ignorándolos, pero se dio cuenta que Nicole retuvo la mirada arriba un segundo más.

- ¿Los conoces? - preguntó.
- Sólo a uno de ellos, Daniel, tu hermano.

Romina frunció el ceño y sonrió de nuevo sorprendida.

- Parece que tu también estás demasiado informada. - Nicole giró los ojos sin hacer ningún gesto. - Supongo entonces que ya sabes quién soy y que está de más las presentaciones formales ¿no es así? - Nicole asintió - ¿Sabes? Te escuché ayer en el auditorio, tu presentación fue genial, no pensé que alguien con tanto talento se presentara en esta escuela.
- Sólo hice lo mejor que pude.
- Eso se notó - sonrió - de hecho, me encantaría volverte a escuchar, quizás compartamos escenario.
- Probablemente, casi estoy segura - también sonrió, sólo que esta vez Romina sintió que su sonrisa era algo más reveladora. Como si sospechara que Romina le había robado el estelar.

Por primera vez sintió inseguridad, algo no le parecía bien.

- Pues entonces deberíamos juntarnos más seguido ¿En qué carrera estas?
- Supongo que ya lo sabes - era verdad, lo sabía. Tenía razón en saber que Romina ya lo sabía, había sido todo tan sonado respecto a ella que estaba de más. Romina sonrió tratando de aguantar lo mal que le caía tanta soberbia de Nicole.
- Sí, lo siento, sólo quería hacer plática. Tal vez encontrar un punto en el que coincidamos para poder ser "amigas". ¿Sabes? Me gustaría poder ser amiga de alguien tan talentosa.
- Tal vez podamos serlo.
- Ojalá sea más que un tal vez.

Nicole sonrió y se levantó. Romina la miró sorprendida ¿Quién le había dado permiso para levantarse antes que ella?

- Fue un placer Romina, espero nos podamos ver de nuevo.
- Nos veremos en teatro. - aseveró - será un placer tenerte de compañera.
- Sí... - lo pensó - un placer. Hasta pronto. - le dio la espalda y se fue caminando entre el tablero.

Romina tuvo que aguantar el coraje que le provocaba esa mujer. Era peor de lo que imaginaba. sio un suspiro burlón, ya pronto vería que las cosas no serían como Nicole lo esperaba. La universidad era su territorio, su espacio y no estaba dispuesta a compartirlo.

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