marzo 21, 2010 | By: Sabrina Knight

Capítulo 3. Lo que uno imagina y no siempre es

Simplemente no podía creer lo que había pasado. Estaba en la cancha de tenis "entrenando" de pronto la noticia de que ella estaba en el teatro fue como un gran rayo de esperanza que lo llevó inmediatamente a ver un ángel.

Es verdad que se había perdido de la increíble presentación que había hecho, pero después pudo aprovechar la situación para que ella por fin se fijara en él.

Después la acompañó a su automóvil y le dedicó la sonrisa más bella que había visto jamás. Era un sueño que se había hecho realidad. Bueno, tampoco tuvo que esperar mucho para que ella se fijara en él, pero generalmente podía hacerlo más rápido que muchos chicos.

Cuando cerró los ojos para dormir tuvo un último deseo: Soñar con ella.

Sólo que hay muchas personas que no pueden controlar sus sueños, y Daniel era una de esas personas.

Despertó tratando de recordar su sueño, sólo que no pudo, tampoco le pesó, sabía que no había soñado con Nicole.

Su casa había sido un campo de guerra el día anterior cuando confesó la razón por la que venía tan contento. Romina no pudo ocultar su malestar e insultó, de una forma que jamás lo había hecho, a Nicole. Después le reclamó a su hermano que no debía relacionarse con ella.

- Ella es una mala persona.

- Me lo dice la chica más santa de todas. Vamos, debes de aceptar que en muchos sentidos te supera.

Romina se ofendió más y dejó de dirigirle la palabra a Daniel, por lo que esa mañana todo estaba más en paz, con aire tenso, pero con más paz.

Ella salió mucho antes que Daniel, para su fortuna su padre había regresado su automóvil del taller, así que era libre de moverse. Pero Daniel ni lo notó, estaba en las nubes y aun suspiraba de una forma anormal gracias a Nicole.

Camino a la escuela, supo que no tenía todo solucionado, de hecho, lo que acababa de pasar sólo era una señal, ahora debía poner todo de su parte para que Nicole no sólo lo notara como un chico más, sino como lo que era y sería.

No pudo evitar quedarse pensativo. Él, como tonto, había echado todas las cartas por alguien que apenas conocía ¿Es que de verdad era amor?

- Parece un hechizo - se dijo a sí mismo en son de burla. Empero no le parecía del todo malo, en realidad sentía que estaba dispuesto a caer en el hechizo de Nicole.

Sólo que ella no estaba pensando hechizarlo a él.

Pero pronto cambiaría de idea.

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