enero 10, 2012 | By: Lizzye

Why not?

Dejé de mirar a Zac sin entender nada. El inútil no era el culpable de lo que fuera que había presentado. Algo dentro de mí se sintió raro. Debí leer la mente de alguien de los que estaban allí para evitarme sorpresas, ser la protagónica de tonteras de escenitas cursis…
Por un momento el contorno se esfumo. El auditorio se convirtió en un show espectacular de los que dan estrellas de talla internacional; la melodía, el piano, el público tarareando y aplaudiendo, la banda, los aplausos, los suspiros de las demás, su voz… Daniel se estaba esforzando tanto, convirtiéndome en la protagónica de su espectáculo, eso nos convertiría en la mejor pareja de la escuela, seríamos los más anhelados, la perfección, miradas fijas en nosotros… podría acostumbrarme a ser el centro de atención y Daniel era el chico más guapo de todo el colegio. Afortunado, valiente, inteligente deportista, de paso le jodería la existencia a su adorada hermana que tanto me odiaba. Nada más podía pedir.

Bernardo trato de detenerme cuando miró mis intensiones, una mirada asesina fue suficiente para obligarle a no atreverse a tocarme. Un humano decidiendo sobre mi vida ¡sobre mi cadáver! Ni él ni ninguno otro nunca. Bernardo no significaba, ni significaría nada más que una fuente de alimento, cuando las buenas reservas estuvieran terminando lo tomaría. Y bueno esta fuente ante mis ojos no era ya funcional teniendo una mejor delante.

Me levanté con rumbo hacia el escenario. Caminé por el pasillo ascendiendo las escaleras. No se veía al inútil por ningún lado, en alguna parte del show debí perderle de vista. Un instante creí que me confesaría su amor secreto, aceptaría para por fin descubrir que escondían de mí las dos neuronas que tenía… me había equivocado en fin, no era que importara ahora, ni nunca, lo descubriría luego, un día que no tuviera una escena que presentar, una obra, eso era este espectáculo.

Me coloqué enfrente de él mirándola seria, para que no descubriera nada de lo que estaba pensando. Su perfume llegaba hasta mí, el latir de su corazón, el aroma de su sangre ansiosa recorriendo cada una de sus venas, en un instante podría alimentarme de esa sangre llena de adrenalina, esa era de la que mejor aspecto y sabor tenía, la boca se me hizo agua. Un aroma delicioso en resumen. Su mirada inspiraba amor, ternura, deshelaba un poco la rudeza de mi ser.
-Vienes acá con un show musical con media escuela, un escenario entero mirándonos como público, ejerciendo presión sobre mi con eso… tratas de controlar lo que te voy a decir, sigues con tus sorpresas, comportándote así y todavía te atreves a hacerme la pregunta-bufé molesta- como si no fuera obvio que casi me infartas con esto, sólo a Daniel de la Reguera se le podría ocurrir una cosa como está, aunque de verdad me sigue sorprendiendo que pidas una respuesta a lo claro.

Sonreí de lado y comencé a besarlo intensamente. Me separe un instante – ¿es convincente o debo hacer mayor esfuerzo? Acepto…- gritos, aplausos, alboroto. Solo que por ahora me gustaba perderme en sus labios rojos fuertes y deliciosos.

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