junio 15, 2013 | By: Sabrina Knight

Otra palabra.


Todo ese día Zack rogó volverse de nuevo en alguien invisible. Se había pasado un alto y todas las personas lo miraban, lo juzgaban. ¿Qué no se había dado cuenta que era color verde el semáforo?

No entendía nada de lo que estaba ocurriendo. Lo único que pudo hacer fue acelerar y meterse en su casa como si fuera un leproso oculto en su cueva... por el momento, el único lugar que sentía seguro.

Se echó en cama y se quedó mirando el techo como si tuviera las respuestas que necesitaba... por supuesto, no había nada ahí que le ayudara. Se dio una vuelta, luego cambió de lado y nada, nada podía ayudarlo a concebir el sueño. Tal vez lo que necesitaba era aire fresco... salió a su balcón. La luz del otro lado de la ventana estaba apagada, eso lo alivió por un segundo. No quería aceptarlo, pero muchos de sus problemas habían comenzado justo cuando la chica de a lado se había mudado y decidió ocupar ese cuarto colindante con el suyo como habitación personal.

Está bien, no podía echarle toda la culpa.

Bueno, sí.

De pronto escuchó gritos que lo alteraron. La luz del otro lado de la ventana se encendieron y azotó la puerta de vidrió como si fuera una hoja de papel.

- ¿Qué me está pasando? ¿Qué me está pasando? - dijo la rubia ocultando su rostro entre sus manos.

Zack la miró desconcertado, pero asintió con sarcasmo.

- Yo tampoco entiendo nada de lo que nos está pasando. - Ella miró al chico con sorpresa y pavor. - Bueno, tú preguntaste y yo...
- ¡Cállate! - Gritó - lo que menos necesito ahora es que te quieras hacer el gracioso... ¡Y menos tú!
- ¿Pero yo qué te hice? - reclamó - ¿Ves este golpe? - Se señaló el rostro - ¡Yo tendría que estarte reclamando por él, no tú a mi!
- No, no, no... ¡Tú! ¡Tú has sido el problema desde el principio! ¡Tú!
- ¿Pero yo qué te hice? - repitió el reclamo.
- ¡Meterte en mi vida! ¡Eso hiciste!
- Pero...
- ¡Pero! ¡Pero! ¿Qué no sabes otra palabra?
- Pero...

Nicole hizo un además de exasperación. Era increíble que perdiera su acostumbrada calma, su majestuoso porte por un gusano sin sentido como él.

Zack tampoco quiso decir más, se sentía peor. Es más, no sabía qué sentía, ni sabía qué decir, ni cómo actuar frente a ella. en pocas palabras, no sabía nada.

- ¿Sabes que no me había percatado que adoraba ser invisible? - dijo lo primero que le vino a la cabeza. Ella lo miró sin entenderlo. - De verdad. Un día tú me preguntaste si no me importaba ser invisible... creo que la respuesta es que adoro ser invisible.

Nicole lo miró en silencio. Zack creyó de inmediato que lo miraba como una cucaracha rara, sin embargo no era así, por la mente de Nicole pasaron muchas imágenes, sentimientos e incluso una que otra explicación a preguntas que se había hecho; Zack era invisible porque quería.

De pronto ella se empezó a reír. Zack lo sintió como una ofensa. De por si no estaba a gusto confesándose como para que ella (y justo ella) terminara burlándose de él.

Suspiró molesto, dio la media vuelta para entrar a su casa, pero en ese momento e inexplicablemente Nicole le impidió abrir la puerta. Zack abrió los ojos como plato al verla en su balcón.

- ¿Pero cómo...? - Ella sonrió.
- No sabes otra palabra ¿Verdad?
- ¿Qué? No, yo...

Pero ya no pudo decir nada. De pronto lo único que pudo sentir fueron sus labios en los de él. Era tan extraño, tan frío y al mismo tiempo tan cálido.

Ella se hizo ligeramente atrás y le sonrió dejando atónito al chico. Ella tenía tantas ganas de hacerlo que se sintió satisfecha.

- Nunca fuiste invisible para mi. - sonrió mirándolo a los ojos, los mismos ojos que había visto en su sueño.

Zack se quedó de piedra, no sabía si estaba soñando o no. Ya no le importaba saber cómo había llegado Nicole a su balcón a la velocidad luz, lo que le importaba eran esas últimas palabras. Él siempre lo había sabido, pero no había nada mejor que escucharlo de sus labios.

Nicole suspiró, como si fuera un hábito común en ella. Era mucho por esa noche, además, le gustaba eso de dejar en suspenso a los hombres, incluido a Zack, por supuesto... Se dirigió a su balcón para irse a dormir con una sonrisa en el rostro... pero en un acto inesperado Zack la jaló del brazo y la besó tomándole el rostro, como para que no desapareciera de su lado.

Nicole borró su asombro en un instante, tomó a Zack rodeando su cuello con sus brazos. Ninguno de los dos quería soltarse, mucho menos soltar al otro. Ninguno de los dos se percataba de lo que sucedía alrededor, y no les importaba. En ese momento sólo eran ellos dos y nadie más.

Zack alejó su rostro para poder respirar... acarició su mejilla y puso su cabello detrás de su oreja. Ella sólo sonrió.

- No tienes una idea de cuanto tiempo quise hacer esto... - confesó Zack. Nicole sonrió y Zack pudo notar cómo sus mejillas se sonrosaron. - ¿Estoy soñando? - Nicole pasó sus manos entre el cabello de Zack.
- Eso creo...
- Entonces no me despiertes...

Ambos se miraron y sonrieron, no podían evitarlo, sólo podían sonreír, hace siglos que no se sentían felices como en ese momento.

Y por nada del mundo querrían dejar de serlo.

Al menos no en esta vida.

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