agosto 02, 2012 | By: Lizzye

Su mirada

El color de su piel, su aroma, sus grandes ojos luminosos, sus labios besables, su complexión atletica, carisma, manera de pensar, de actuar, todo en él es perfección. Daniel es tan apuesto que nadie puede resistirse a sus encantos. Es uno de los mejores novios que he tenido en mi no tan larga eternidad y sin embargo los tres meses que llevamos de noviazgo se me han hecho eternos…

Me encanta que seamos la pareja más encantadora del cole, los más admirados. Todo mundo posa sus miradas apenas nos ven entrar. Seguramente es divertido ver a los protagonicos de una “telenoleva” o “un cuento de hadas” como ellos nos ven insmicuidos en una historia de amor.

Cierto es que en este tiempo he llegado a encariñarme con él, es gracioso y extrovertido, de hecho casi a diario me sorprende con algo nuevo para alegrarme. Siento que de ser en otros tiempos, en otro lugar habría logrado conquistarme hace tanto; el problema de todo radica en su horrible sombra. Ese Zack le quita todo el entusiasmo a mi relación con su amigo. Me siento desquiciada apenas lo veo aparecerse.

Todo empeoró el día que Daniel y yo comenzamos a andar. Zack y la tal Romina, la dramatica chica que se siente el centro del sistema solar, que camina contoneandose para cautivar personas, ella junto con su amigo han empañado en gran medida todo. No soporto verlos juntos. Fastidian sólo de notar que comparten una mirada, un cuchicheo ¿Por qué esa tipa se merece más de un segundo de tu atención y yo ni uno? ¿Por qué ella merece que la mires y yo ser la ignorada del asunto? No es más inteligente, ni mas bella, ni mucho menos, el punto aquí es que ella SE DA con facilidad y yo... YO NO QUIERO DAR, ni le daré nada de atención a ese chico, estoy pensando sólo estupideces, comienzo a creer que necesito un terapeuta.

Necesito sacar todo lo que siento dentro la frustración de no saber que lo hace tan enigmático ante mis ojos. Es un humano cualquiera; no, no, no, mucho menos que cualquiera. No es agradable, es simplón, flacucho y sin embargo ese estúpido me tiene envuelta hasta las narices en querer descubrirle.

Tengo ganas de patearlo para ver si así su cerebro funciona bien y me permite mirar que hay dentro. No creo que tenga gran ciencia, me refiero a que no es el hombre más inteligente en la faz de la tierra eso se ve a leguas, sólo tiene un modo extraño de actuar lo que contribuye a que nadie le haga caso. Si supiera que lo ocasiona, tal vez perdería el sentido estar allí y no le prestaría atención de nuevo y volvería a dormir en paz. Estaría con Daniel que tanto se esfuerza…

Luego están sus gustos horripilantes con respecto a la tal Romina. Si imagináramos la existencia de un mundo paralelo en el que yo fuera una humana simple y sencilla valdría más que esa chica sin sentimientos que pasa como la mártir del colegio. ¡ZACK! Con ganas de darle unas bofetadas a ver si así mira y deja de poner en un pedestal a la mujer que no lo vale. Cualquier persona, cosa hasta animal en el universo que no sea esa chica, ¡CUALQUIERA! Desde siempre he creído que hay algo mal en ella que me hace repelerla, aunque sería mejor que le untara a él un poco de ese repelente mio para que la chica esa se aleje para siempre de él.

Y aquí estoy en este instante mirando de reojo atraves de su ventana, la única manera en que me atrevo a verlo. Es mi único pretexto para no ser descubierta aunque en los cambios de clase cuando me lo topo en los pasillos me es inevitable mirarle, saber cómo se siente, si tiene dibujados los ojos con esas grandes ojeras de insomnio, al parecer él también piensa en demasiadas cosas ultimamente, su cansancio lo denota, sus pasos se han vuelto lentos. Tal vez sea que extraña a su amigo, que no me deja a sol y sombra, a veces lo sorprendo mirandome de reojo, me acerco a Dan con la intensión de ver si provoco algo en él pero nada, de nada. No creo que el asunto sea otra cosa que el odio por quitarle a Daniel.

Noventa noches para ser exactos hoy sin poder conciliar con exactitud el sueño. Llevo perfectamente la cuenta porque mi “adorado” novio llegó a la escuela con un ridículo cartel que decía: "Gracias por los 90 mejores días de mi existencia" patético que esté tan clavado como para contar cada día. El punto es que desde esa noche miro de reojo atraves de su ventana, siento mayor tranquilidad con sólo observar la sobra tras las cortinas tratando de toparse con mi mirada, pero nunca ha podido conseguirlo, demasiado rápido para su velocidad es mi andar.

Cierra las cortinas despues de tratar de descubrirme una vez mas. Yo dispuesta a contemplar sus sombras mientras descansa e intento nuevamente acceder a sus pensamientos. Aunque algo raro pasa está noche, intento hacer el mismo ritual, para mirar y nada, las cortinas no se corren. Algo debió hacer. Tal vez descubrio mi truco. Por favor eso no podia pasar pero si es cierto que hizo algo en mi contra. Molesta aviento las almohadas al piso echandome a la cama.

No sé cuantas vueltas tuve que dar en la cama antes de darme por vencida y levantarme. Me sentía fatal, no había descansado nada. Si no fuera vampiresa mi aspecto estaría como él de mi propio vecino. Agradecía en estos casos que mi perfección jamás pasaba por tonterías adolescentes, lo que si era que mi carácter empeoraba un poquitín.

Harta decidí salir al balcón a mirar la luna y las estrellas para ver si con eso lograba un poco del consuelo que ahora mismo necesitaba. Esperaba que el viento que soplaba en mis oidos me espabullera las malas ideas, para darle la libertad de dormir a pierna suelta, dejando la necesidad de verle dormir.

Estaba apunto de hacer algo en contra de mi misma, si no puedes con el enemigo unetele. Tal vez eso me ayudara a mantener la paz, ayudara al mismo Zack a recuperar a su amigo aunque al final era lo que menos me importaba, sólo necesitaba sosiego para mi. Estuve cabulando sin darme cuenta del tiempo, el sol estaba apunto de salir y la ventana de su balcón se abrió de golpe sin darme chance de fugarme. Por primera vez me sorprendió allí. Lo bueno era que miraba al horizonte.

- Hi!- dije sentada. Casi pude ver el brinco del susto que pegó al escuchar mi susurro. Traté de parecer disimulada de lo que hacia, para que creyera no le ponia tanta importancia a sus reacciones.
- ¡Me asustaste! - Se tocó el pecho - ¿Pero quién tenemos aquí? La bruja roba amigos.

Me atreví a mirarlo a los ojos. El mal aspecto de las noches sin dormir se esfumo. Estaba despeinado y adormilado, pero descansado. A diferencia mía la noche durmiendo le había sentado bien, aun tenía en el contorno de sus ojeras, sin embargo ya no se veía tan desquisiado como ahora yo misma me sentía.

Nuestras miradas se conectaron por un instante, algo paso al verlo, ese brillo diamantado de sus ojos, la tranquilidad que tanto había estado buscando las últimas semanas llegó de golpe a mi ser. Sonreí sin poder evitarlo.

– Zack, necesitamos hablar.

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