agosto 07, 2012 | By: Sabrina Knight

La disculpa

Para Zack ese fue el sueño más reparador que había tenido en varios meses. No soñó con nada y eso le hizo el mejor sueño de todos. Estaba harto de soñar tanto. No descansaba en la escuela, en su casa, ni siquiera al dormir.

Lo más curioso es que había despertado y aun no eran las seis de la mañana. Se estiró y miró el techo blanco. Probablemente lo que necesitaba era dormir más. Se dio la vuelta y lo intentó, cerró los ojos, pero ya no conciliaba el sueño. Quizá sólo necesitaba esas pocas horas y no más.

Se levantó de la cama y miró la ventana. ¡Qué curioso! Después de decir esas indescifrables palabras dejó de sentir la mirada. Probablemente tendría que hacerlo más veces para dormir mejor. Se acercó y abrió la ventana para tomar aire fresco, pero en ese momento escuchó el leve susurro de su vecina que lo hizo brincar hasta tocarse el pecho. Había dormido tan bien que había olvidado a Nicole.

- ¿Pero quién tenemos aquí? La bruja roba amigos. - dijo sin pena. Era lo que él pensaba y al fin estaba ahí para poder decírselo. Notó que ella sonrió, pero no supo si fue con sarcasmo o no.
- Zack, necesitamos hablar.
- ¿Hablar? - Preguntó - ¿hablar de qué? - Nicole frunció el ceño, era obvio que los dos no hablaban de lo mismo y eso la decepcionaba.
-¿Cómo que de qué? Creí que lo sabías, que te pasaba igual que a mi…
- ¿Que me pasaba igual que a ti? - Zack frunció el ceño, en realidad él tampoco sabía exactamente qué pasaba - ¿A qué te refieres? - torció la boca.
-Es obvio, me preocupa Daniel - resopló para darle dramatismo al asunto - Aunque no lo diga sé que extraña pasar el tiempo a tu lado. Siempre estaban juntos. La verdad yo quiero lo que toda buena novia quiere, que Dan sea el chico más feliz del mundo y para eso le falta su mejor amigo.

Zack trató de mirarla a los ojos, pero ella rápidamente se ocultó. Bueno, él no quería hablar de eso, en realidad no quería hablar de nada. Evitar las cosas era uno de sus mejores dones, además de ser invisible. Pero sí se sentía bastante resentido con ella.

- ¿Así que te preocupa eso? ¿En serio? No lo parece. Siempre estás con él de un lado a otro y jamás lo dejas solo. Eso no demuestra una gran preocupación para que "Tu novio" esté con sus amigos. - reclamó.
- Estás diciendo verdades absolutas, siempre está conmigo - alzó la mirada - he tratado de convencerle que debe de pasar tiempo con ustedes porque no quiero terminar siendo la bruja del cuento. Pero creo que el teme herir mi susceptibilidad.

Sin embargo, a pesar de lo que decía, Nicole se sentía perdida, en un lugar muy lejano donde sus pensamientos flotaban a veces, en el que ella sabía exactamente como se sentía estar sola. No podía olvidar las imágenes de Zack y Romina juntos, pero sabía que no era sólo eso, a ella le dolía verlo sólo, distraído, escondido entre las sombras sin recibir si quiera una mirada de alguien. Era como recordar sus peores pesadillas.

- ¿Tratas de convencerlo en pasar más tiempo con nosotros?- repitió molesto, sabía que eso no era verdad - Pues no parece ¿Sabes? pareces más la bruja que...
- ¡Lo siento Zack! - dijo interrumpiéndolo. Zack se quedó callado. Generalmente sólo necesitaba de unas palabras para empezar a hablar de más y si estaba molesto más, ¡Y vaya que con Nicole estaba enojado! Pero no se esperaba que dijera eso...

De pronto los dos se quedaron en un silencio absoluto. Ninguno de los dos decía nada. Zack no dejaba de verla, entre perdida en sus pensamientos. Nicole al fin volteó a verlo, confundida. No podía con sus propias pesadillas entre Zack y Romina, no sabía controlarlas, y menos frente a él.

- ¿Por qué te disculpas? - preguntó. Nicole lo miró entre molesta, bastante le había costado decir algo así como para que todavía la cuestionaran. - ¿Qué es lo que quieres de mi? ¡Eres tan... rara!

Sus palabras la molestaron, la hicieron sentir un nudo inmenso en la garganta acompañado de frustración, ganas de llorar y también de abofetearlo por idiota. Nicole lo estaba intentándolo y él no lo entendía. Nunca antes había dicho un "lo siento", no desde que se había convertido

-¡Claro! ¿Ahora la rara soy yo no? Tú eres el que piensa de una manera rara, difícil de descifrar y yo…- se mordió la lengua para no decir más.
- Espera, espera, espera... - trató de tranquilizarla. - Yo no pienso de ninguna manera rara. Tú eres la que desde el principio ha sido extraña. - la señaló - Tú eres la que no deja de actuar. Desde el principio te has convertido en alguien que no me deja en paz. ¡Y no digas que yo te he hecho algo porque no es verdad! - la interrumpió ante su reacción. Suspiró asintiendo para él mismo. - Romina tiene tanta razón...
- ¡ROMINA! ¡ROMINA! ¡ROMINA! Claro, nadie más te podía dar tan malas referencias de mí como ella que me odia. Si de actuar se trata el día que te des cuenta de la verdad y de quien es la gran actriz del acto ese día te vas a arrepentir de tantas cosas. Además no estamos hablando de ella, me tiene sin cuidado lo que diga. ¡LOS ÚNICOS QUE IMPORTAN EN ESTA PLATICA SOMOS TU Y YO! - Se detuvo al darse cuenta de lo que había dicho.
- ¡Cálmate! - le dijo en el momento que se dio cuenta que ella estaba perdiendo las casillas - ¡Ella no te odia! - mintió, sabía muy bien cuanto Romina odiaba a Nicole - Y no se trata de eso. No se trata de Romina o si tú la odias o lo que ambas dicen. - Nicole tenía la respiración agitada, el color subido y el coraje entre los dientes - ¡Tú te dedicas a estar todo el día con Daniel y jamás lo dejas solo. ¿Qué quieres? ¿Que nadie te lo quite?
- ¿Qué no me estás escuchando? - gritó molesta.
- Claro que te escucho...
- ¿Entonces por qué no entiendes lo que digo?
- ¿Qué quieres que te entienda?
- ¡Yo no te estoy quitando a nadie! ¡Yo no quiero quitarte nada! ¿Escuchas bien? ¡NADA! - gritó exasperada - Lo único que quiero es que escuches lo que digo.
- ¿Pues qué quieres? ¡Anda! Dímelo y ya.
-¡NO QUIERO SEGUIR COMO ESTAMOS! - Zack se quedó frío - Sólo quiero que hablemos. Quiero que nos llevemos bien. ¡Estoy cansada y fastidiada de esta situación!Jamás me había pasado algo como esto. - tuvo que apretar los puños, no iba a parar de hablar ahora que había tenido la oportunidad. Aunque empezó a contener la calma. - Entiende que si estoy hablando aquí contigo, tratando de arreglar todo es porque me preocupas. Te veo caminando solo por la escuela, te veo en el parque solo, te veo en la biblioteca solo, en teatro solo. No quiero que te sigas sintiendo así. Porque aunque parezca que te vale sé que no es así como se lo horrible que es vivir aislado de todo y todos.

Zack quedó inmovil. El estómago se empezó a agitar como si estuviera en la punta más alta de la montaña rusa. Sus labios se secaron, tragar le costaba trabajo.

Miró a Nicole, parecía vulnerable, sincera, como jamás la había visto, ni siquiera con Daniel.

- Quieres hablar, hablemos... - ella levantó la mirada sorprendida - yo también estoy harto de todo esto. Ya estoy harto. - Nicole sonrió, pero Zack no - Pero tampoco necesito que sientas lástima por mi. - Nicole desapareció su sonrisa, por supuesto que no era eso lo que ella quería decir. - No quiero que sientas lástima por mi. Por eso no existo, para que nadie me vea. Por eso soy invisible ¿Entiendes?
- ¡Tú no escuchas!
- ¡No, tú escuchame a mi! Si quieres estar siempre con Daniel, perfecto. Pero no te atrevas a sentir lástima por mi. ¿Me entendiste? ¡NUNCA!
- ¡Eres un imbécil!
- ¡Y tú eres una bruja!

Nicole deseaba que él dejará de hablar, que la escuchará como había prometido, pero lo que más deseaba era que la misma tierra se tragara todo lo que estaba sintiendo en este instante, frustración rabia, locura, ganas inmensas de destrozar, de beber sangre humana hasta hartarse. De dejar salir su naturaleza y acabar con él, pero lo único que de verdad sentía ahora era algo que se quebraba en su interior, que sin razón alguna dolía y que provocaba esto.

-Es una preocupación tonta de mi parte ¡No necesitas nada de nadie! Eres dependiente, inteligente, soñador, cursi, siempre escondido bajo las faldas de tu amiguita porque ya no tienes a Daniel para seguir haciéndolo. Para que te den un poquito de todo lo que no vas a tener por ser tan cobarde. Y ese, Zacarías, es de tus peores problemas: tu maldita cobardía sumado a que eres el ser más imbécil del planeta tierra. No, de hecho la mujer más imbécil soy yo por preocuparme por un patético como tú que le gusta arrastrarse entre las sombras para que nadie note lo insignificante que puede llegar a ser. – Nicole estaba perdida entre la furia, ya no hablaba, daba gritos, gritos de furia, de coraje que estaban asustando a Zack - La única idiota soy yo, porque nadie me importa y de la nada simplemente llegaste a frustrar mi vida “feliz”. ¡Maldito el día en que decidí venir a la ciudad de México! Estando aquí me he vuelto débil como jamás había sido. Ni siquiera tienes los pantalones de salir de tus sombras para que todos te miren, no podrías ser más que un remedo de hombre porque hasta una mujer se defendería de una mejor manera a como lo haces.

Zack escuchó todo, rápidamente había olvidado el miedo y sintió una rabia trabada en su pecho, trató por todos los medio en calmarse, pero no podía, sus uñas ya estaban atravesando la piel de la palma de sus manos.

- Yo jamás te pedí que te preocuparas por mi. - dijo apretando los dientes - Yo no te he pedido nada, ni que vinieras, que me cuides, que te sintieras así. Dime lo que quieras, cómo quieras, que soy un cobarde, porque lo soy y lo sabes. ¿Tienes a Daniel, no? Él es el ejemplo de lo que todo un hombre debe de ser. ¿no es así? Entonces sé feliz con él y a mi... - se tomó del borde del balcón, acercandose peligrosamente, como si intentara llegar al balcón de ella. - a mí dejame en paz.

Nicole lo cacheteó.

Zack se quedó congelado. Toda la sangre que hervía se congeló en sólo un toque. Nicole seguía con la mirada furiosa, pero también estaba bastante confundida. Zack tocó su mejilla y se hizo para atrás. Los dos se quedaron de piedra, ninguno parecía querer moverse. Se miraron a los ojos, esos ojos que parecían ya conocerse tan bien y que de pronto, en esa mirada se conocieron por primera vez.

Los ojos de Nicole, sus ojos ya los había mirado antes, su cabello, la agitación de su respiración, esa furia que explotaba de su alma, ese olor, toda ella era algo que Zack ya había vivido. A Nicole le pasaba lo mismo, era como ver a Zack y saber que ya lo había visto antes.

De pronto los dos se encontraban perdidos en el mismo pensamiento. No estaban ahí, se encontraban lejos, frente a un lago, parados, uno frente al otro tratando de entender por qué se habían peleado. Él seguía tocándose el rostro y ella estaba roja, envuelta en llanto. Él quería tomarla de la mano, pedirle perdón, suplicarle que volviera esa sonrisa al rostro, odiaba verla llorar y sabía que había sido su culpa. Dio un paso estirando la mano tratando de alcanzar su bello rostro, pero tambaleó y ella también.

- ¡Zack! ¡Ya es tarde! - ambos reaccionaron. Zack estaba a punto de caer de su balcón tratando de alcanzar a Nicole que tampoco había entendido nada de lo que pasaba. Ya había amanecido del todo y estaban de vuelta en la ciudad.

De nuevo quedaron mudos, interrumpidos únicamente por el grito de la tía de Zack que los seguía regresando a la realidad. Zack dio pasos atrás, alejándose de ella. ¿Qué era lo que le pasaba? Cuando Nicole se dio cuenta que Zack se alejaba fue como toda su furia volvió a ella.

- ¡Eres un idiota! - le gritó e inmediatamente entró a su casa y azotó las ventanas.
- Espera, yo...
- ¿Zack? - Su tía abrió la puerta y lo miró en su balcón - ¿Zack? ¿Qué pasó?
- Yo... - trató de buscar las palabras, pero no las encontró - No lo sé.
- ¿Estás bien, mi vida? - su tía se acercó y le puso la mano en la frente. - ¡Qué frío hace! ¿Cuanto tiempo llevas afuera?
- No sé, unos minutos... ¿Qué hora es?
- Casi las diez de la mañana.
- ¿Qué? - gritó asustado - ¡Es tardísimo! ¿Cómo pasó el tiempo tan rápido?
- Yo pensé que ya hasta te habías ido - la tía se encogió de hombros - no me di cuenta. Ahora, apúrate porque ya es muy tarde para tu escuela. - su tía sonrió, cerró la ventana de su balcón y le dio un beso en la frente.

La tía de Zack salió de su cuarto y Zack se sentó en su cama. ¿Cómo habían pasado tantas horas discutiendo con Nicole? ¿Realmente había sido eso? Esa visión ¿había sido un sueño, una alucinación, la demencia estaba terminando con él?

Miró el reloj, dieron las diez en punto. En su celular había ya cinco mensajes de Romina más llamadas perdidas de ella. Miró la ventana de su balcón y suspiró. ¡Todo eso era una locura! ¿Y él? Él estaba loco.

El celular volvió a sonar con un mensaje de Romina:

"¿Dónde estás? ¿Vas a venir a la escuela? Tengo muchas ganas de verte, por favor avísame cualquier cosa. Un beso"

Miró la ventana y sonrió. A fin de cuentas era su locura y no necesitaba que nadie, ni él mismo se entendiera. Dejó el celular en la cama sin contestarle a Romina. ¡Basta! Necesitaba un momento para él, no necesitaba pensar en Romina...

Pero no dejaba de pensar en Nicole.

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