septiembre 29, 2014 | By: Sabrina Knight

Venganza

Esa noche había sido la más larga de su vida.

Tenía el maquillaje corrido y los ojos hinchados. Estaba cansada de llorar, por tristeza y al mismo tiempo de coraje, de dolor y rabia por saberse estúpidamente engañada.

Romina había pensado todo este tiempo que Zack la amaba a ella, y de pronto descubrió que no era así... No la amaba a ella.
No se dio cuenta cuando amaneció, tampoco escucho las súplicas de su madre para que fuera a desayunar algo. La única voz que escuchaba era la de su cabeza que le recordaba una y otra vez esa escena que Mónica le había hecho mirar.

Era tan estúpida ¿Por qué le lloró tanto? Tal vez ella ni siquiera amaba a Zack como lo imaginaba. ¿Entonces por qué le dolía tanto?
De vez en cuando echaba un vistazo a su pintura y veía como las olas de ese Mar Rojo se movían con lentitud, y esa mujer seguía esperando alcanzar el sol. Era irónico, porque sabía que jamás lo iba a alcanzar. 

La mujer del cuadro volteaba también a mirarla invitándola a seguir, pero Romina simplemente no quería ir con ella. Sabía que ella no iba a alcanzar al sol y Romina no quería quedarse como ella: estancada sólo mirándolo.
Sonó el teléfono y vio la llamada perdida de Estefania y muchos mensajes de apoyo de su parte:
"Eres la mejor actriz de todo el mundo, te irá excelente en Nueva York" 17:30
"Espero que quieras festejar conmigo, las mejores amigas están para apoyarse." 19:45
"Háblame cuando tengas tiempo, quiero que me cuentes todo lo de tu cita con Zack" 23:06

Romina simplemente ignoró cada uno de los llamados. Ella no tenía ganas de ver a nadie. Además, con el último lavado de voluntad de Estefania había quedado más tonta que antes.
En ese momento se rió para ella misma. Sabía que tenía que dejar de jugar con la gente, pero era inevitable, tenía un placer nato al usar a la gente a su antojo, justo por cómo saber manipularlas...

En ese momento se levantó de su cama, como si una idea brillante hubiera aparecido en su mente. Fue a su espejo buscando algo dentro de él, buscando a Mónica en él.

- Sólo necesito hacer una pregunta ¡Aparece! - Mónica apareció frente de ella, como un reflejo de su rostro.
- ¿Qué quieres?
- Quiero que me digas como acabar con la tarada de Nicole, tú, tú eras lo mismo que ella.
- Desgraciadamente somos iguales, no por mi voluntad, créeme. 
- ¡Entones dímelo y hoy mismo termino con ella!
- No puedo.
- ¿Qué? ¿Entonces todo lo que dijiste fue basura? ¿Cómo quieres que acabe con ella si tú no me lo dices?
- Porque ella es un ser inmortal...
- No, ella no puede ser inmortal. ¡Si ella fuera inmortal yo seguiría siendo tu! Dime como acabaron contigo para yo terminar con ella.
- No puedo... 

Romina soltó un grito fúrica y enojada pegándole un fuerte golpe al espejo rompiéndolo justo a la mitad. El espejo se quebró y cortó la mano de Romina dejándola sangrando.
Ahora gritó del dolor.

Romina se tomó la mano tratando de evitar perder sangre, pero ésta cayó justo en uno de los pedazos en los que Mónica aún se reflejaba. Se veía extasiada, como si pudiera disfrutar el olor de la sangre que ella no podía alcanzar.

- Aún recuerdo la textura y el sabor... - dijo apretando los labios. Romina apenas la pudo escuchar, tomó un pañuelo de su ropero y se lo pasó por encima apenas cubriéndolo. Cerro los ojos tratando de concentrarse y entonces... la sangre y la herida desapareció.

-¡Romina, Romina! ¿estás bien? - preguntó su hermano tratando de abrir, pero ella se había encerrado. - ¡Romina abre la puerta, ábrela ahora! 

Pero ella lo ignoraba por completo. Primero miro que su mano estuviera bien y después miró el reflejo que sonreía. 

- Sólo un ser como tú sabrá como destruirla. Sólo una bruja es capaz de destruir un poder protegido por uno de los tuyos.

El reflejo desapareció y sólo se mostró su desaliñado perfil. Se quedó pensando aún sin terminar de entender todo lo que había sucedido.

En ese momento su hermano abrió de una patada la puerta y miró el desastre de esa habitación.

- ¡Por Dios! ¿Qué pasó aquí? ¿Dónde está el huracán? - miró en el piso un charco de sangre y el espejo roto. - Romina, ¿qué pasó? - la tomó de la muñeca pensando que se había tratado de cortar, pero vio que estaba bien - ¿Romina qué te paso? 
- Nada... - mintió apenas despertando de sus pensamientos - No paso nada, sólo fue temperamento de artista.
- ¿Temperamento de artista? ¡Para mi que fue locura de una bruja! - dijo irónico. Romina sólo lo miró sin decir nada - ¿segura que estás bien?  - ella asintió - mi mamá dijo...
- ¡Mi mamá está loca, no le hagas caso! Sólo dice tonterías...

Daniel miró a su hermana con compasión, su madre le había dicho de la cita de Romina y que la habían dejado plantada. 

- Está bien, ya no diré más. ¿Segura que estás bien? 

Romina quiso gritarle que no, que no estaba bien por que su tonta novia no sólo le estaba viendo la cara a él, sino también su "amigo" que ahora estaba con ella y que lo peor de todo era que ella había sido una tonta por poner sentimientos en él.

- Sí, segura... - mentía y no disimulaba, pero sabía que ese no era momento para desenmascarar a ninguno de los traidores. En ese momento  se dio cuenta que su hermano también estaba siendo traicionado. Ya no sólo se trataba de lo que ellos le estaban haciendo a ella, sino también a su hermano. Su pobre e ingenuo hermano mayor que estaba enamorado de un despreciable ser inmortal. Abrazó a su hermano y le sonrió - No te preocupes hermano, yo me encargare que todo este bien... 

Daniel tomó las palabras de su hermana como locura momentánea. Era adorable que ella lo quisiera proteger, así que la abrazó más fuerte tratando de hacerla sentir segura. Finalmente él era el hermano mayor.
Ella aún no sabía qué iba a hacer, no tenía idea, sólo entendió que esta venganza contra ellos sería por Daniel, por Mónica y por ella.

Ella terminaría con la inmortal de una forma lenta y dolorosa. De eso sí estaba completamente segura.

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