octubre 03, 2016 | By: Anónimo

Un profundo beso.

Toda la noche Zack estuvo levantado de la cama, se quedó en la sala y prendió la chimenea, pero al sentirse encerrado, sólo salió de la cabaña quedándose recargado de un árbol con los ojos cerrados. No entendía qué había pasado, no sabía que estaba pasando, pero estaba empezando a comprender que él era especial, y no sólo porque se lo decía su tía, sino porque de verdad era especial.

Apenas abrió los ojos y  parecía que todo flotaba, él mismo sentía cómo podía detener las cosas en el aire, apenas con un sólo deseo. Ni siquiera era una serie de conjuros, de palabrerías chistosas, ni siquiera de ponerse a estudiar latín, sólo tenía que pensar las cosas para que estas se hicieran realidad.

Entonces se le ocurrió una cosa muy loca. Pensó en sus padres... ¿Podría hacerlos volver?

Cerró los ojos y pensó en su padre, ese hombre alto, imponente, amoroso, pero rígido al cual admiraba desde que tenía memoria. Y después pensó en su madre, bella cálida, con una sonrisa que lo hacía olvidar todo. Juntos eran increíbles, aunque a veces lo regañaran porque los desobedecía ya que no cumplían su capricho o su voluntad. Sin embargo, sus abrazos llenos de amor hacían que olvidara todo, recordó la seguridad que sentía con ellos, el apoyo, el cariño y la comprensión que jamás volvió después de que ellos tomaran ese fatídico autobús. ¿Podrían acaso volver? ¿Podría tener la oportunidad de despedirse por fin de ellos? ¿Podría pedirles perdón por haber hecho un berrinche tan terrible que los hizo cambiar su horario y en lugar de tomar el autobús de las 5 haber tomado el de las 3 que llegó sano y salvo a su destino a la misma hora en la que ellos perdieron la vida?

Apretó con más fuerza los ojos e ignoró el nudo que sentía en la garganta, la opresión del pecho y el ardor de ojos que lo querían hacer llorar. Deseaba de todo corazón que ellos volvieran, que regresaran, que estuvieran a su lado. "¡Vamos Magia!" pensó de nuevo antes de abrir los ojos.

Las hojas estaban caídas en el suelo, en el fondo se escucharon los bichos, grillos y moscos que ofrecía la paz del escondite de Nicole... pero ellos no estaban.

Respiró desilusionado, bastante. Claro que sus padres no revivirían por arte de magia... y era porque él no tenía magia, si la tuviera e hiciera su voluntad, ellos... bueno, ellos jamás se hubieran ido.

- ¿Zack? - Volteó hacia la puerta de la cabaña en donde Nicole estaba envuelta en una cobija, como si tuviera frío. Zack se dio cuenta que había sido un desconsiderado y se separó del árbol para volver a la chica que lo miraba desconcertada.

Zack tenía la mirada gacha, apenas mordiéndose el labio pudo ir levantando la vista hasta los ojos verdes de la rubia. La chica apenas pudo abrir la boca cuando Zack sin pensarlo de más la abrazó tratando con todas las fuerzas de no llorar. Nicole se sintió incomoda, mucho, de todas las cosas que pensó que ese fin de semana pasarían, jamás pensó terminar abrazada y consolando a un chico.

Recordó lo frustrante que le era Zack, lo poco que podía saber de él, lo poco que lo podía conocer. Como su mente se bloqueaba tratando de canalizar la suya. Era una tarea imposible siempre. Nicole suspiró molesta, pero Zack no lo notó, él pensó por un instante que ella estaba entendiendo que se sentía mal.

¿Y si lo que tenía Zack era de verdad magia? Pensaron los dos al mismo tiempo, pero por razones diferentes. Nicole pensó que tal vez era eso y que por eso jamás podía saber qué pensaba, en cambio Zack pensó que era su gran oportunidad de mostrarle sus pensamientos, claro, ignorando que Nicole podía hacerlo a voluntad a las mentes débiles.

Nicole buscó separarse, pero Zack la tomó con más fuerza, apenas separó su rostro y entonces la volvió a besar. Era raro, tal vez, pero no era raro por el mismo beso, sino porque en el momento en que cerraron los ojos Nicole pudo ver al fin en su cabeza.

Apenas pudo ver su ultimo pensamiento, su ultimo deseo. De pronto conoció el rostro de los padres de Zack tal y como él los recordaba. Sintió el dolor de la pérdida de Zack y al mismo tiempo los sentimientos de arrepentimiento, frustración y total deseo por verlos una vez más.

Nicole abrazó con fuerza a Zack y lo continuó besando con fuerza y deseo por conocerlo más, ver más allá de su ultimo deseo. Pero entonces Zack deseo otra cosa y Nicole pudo ver un rostro de un hombre maduro, lo recordaba, era amable, gentil, valiente, era su padre tomado del brazo de una mujer, una mujer fría, gélida y cruel.

Ambos se separaron de golpe, se miráron con la respiración agitada. Nicole había recuperado un recuerdo doloroso tan de golpe como había obtenido el recuerdo de Zack. Nicole se hizo para atrás y volvió a la casa, Zack fue tras de ella.

Nicole se colocó delante de una chimenea cuyo fuego estaba a punto de consumirse. Zack se puso detrás de ella y la abrazó. No sabían por dónde empezar a hablar.

- Ellos... - comenzó a decir Nicole - ¿eran tus padres?
- Sí. ¿Y ellos los tuyos?
- Sólo el hombre. Esa mujer... ella... se casó con mi padre.
- ¿Y dónde están? - preguntó con verdadera curiosidad. Él le compartió el momento de su pérdida, pero él no pudo tener más de ella.
- Ellos están muertos también.
- Lo siento mucho - la abrazó más fuerte, pero sintió el desapego de ella. - Perdón, aun no sé qué pasa. Todo esto ha sido muy raro. Yo, creo que por un momento pensé que era un brujo o no sé, a lo mejor soy un mutante con un súper poder...

Nicole desconcertada lo miró y empezó a reírse.

- ¿Ahora te crees un X-Men?
- No lo sé, tal vez sólo tenga los poderes del Profesor X.
- ¡Ay por Dios!  Eres un ñoño.

Ella siguió riéndose rompiendo por entero la parte tensa de los dos. Claro, sin entender qué pasaba tampoco, pero si querer saberlo en realidad. ¿Tan difícil era sólo poder pasar unos días en paz con Zack?

La chica lo tomó del rostro con un poco de temor de volver a ver algo en su mente, así que sólo le dio un beso en la mejilla.

- Acompáñame, no quiero pasar el fin de semana sólo aquí.
- Pero yo pensé que sí... - la intentó besar, pero la chica hizo el rostro para atrás - pensé que querías que te demostrara lo que hace un experto. - Ella sonrió tratando de no reir.
- Cariño, para eso todavía tenemos tiempo. Anda, no pierdas el tiempo y vamos.

Nicole se fue gritando que no lo iba a estar esperando si se tardaba mucho ahí, después de todo, ella no tenía una eternidad para él.

O tal vez sí, pero aun no lo sabía.

Zack fue tras ella.

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